A prueba de casi todo

Me cuesta despertarme. Miro alrededor, intentando reconocer el lugar pero no hay caso, no reconozco nada. No se que hago acá ni como llegué. Recuerdo vagamente una salida con los muchachos. Una fiesta o algo así, pero no estoy muy seguro.
(Si le interesa saber como fue que terminé así, haga
click aquí. Si no, sepa que es Ud. un desalmado).


Mientras intento enfocar la vista que aún tengo algo nublada, de repente, medio de reojo, noto que mi cuerpo está completamente teñido de rojo.
-¡¡Sangre!!- grito -¡¡Estoy bañado en sangre!!.
Y ahí me desmayé. No porque sea un pusilánime que se desmaya cuando ve sangre, sino porque, bueno, capaz que porque estaba todavía medio débil por lo que sea que me hayan dado para narcotizarme. O quizás por el hambre. No se.
Recupero la conciencia como a los veinte minutos.
Me incorporo lentamente. Sacudo un par de veces la cabeza. Otra vez estoy algo mareado.
Miro alrededor. Miro mi cuerpo. Lo veo completamente rojo.
-¡¡Oh por Dios, sangre!! ¡¡Estoy bañado en sangre!!- grito. Y me desmayo otra vez.
Despierto como a la media hora. Me siento algo sofocado. Tengo mucho calor.
Me levanto como puedo, apoyándome en un árbol.
Me refriego los ojos. Miro mi cuerpo. Veo que está completamente rojo.
-¡¡Sang….- Ya me estaba sintiendo mareado de nuevo cuando reparo en algo.
Estoy todo rojo menos en la parte del estómago, donde tengo como un cuadrado gris. Me miro con mas detenimiento y ahí me doy cuenta de algo importante: todavía llevo puesto este ridículo traje de Teletubbie.
Flashes de imágenes se disparan instantáneamente en mi cabeza. La fiesta. La música. Las bebidas. El calor. Y tengo como una borrosa imagen de un enorme bulto amarillo, monstruoso, que por alguna razón hace que se me erice la piel, pero no se exactamente por qué.
Aún no alcanzo a distinguir qué fue real de todo lo que recuerdo, y que no.
Algo es seguro, sin embargo.
Una vez mas yo terminé vistiendo un traje de lo mas absurdo. Evidentemente tengo que empezar a ponerme límites de una buena vez.

Me quito este traje de porquería.
Afortunadamente y después de lo que me pasó la última vez con el disfraz de Barney, esta vez llevo ropa debajo (una camiseta musculosa y unas elegantísimas bermudas rojas con corazoncitos blancos).
Ya mas cómodo, fresco y despierto, comienzo a planear la manera de salir de este infierno verde, aromático y silvestre. La verdad que no sé por que, porque esto no está nada mal, pero en las películas cuando uno está perdido siempre trata de volver a la civilización, así que supongo que yo debo hacer lo mismo.
Si sale en las películas por algo debe ser.
Lo primero que hago es un reconocimiento visual del lugar.
Miro todo con detenimiento y llego a la conclusión de que, efectivamente, estoy en el medio de lo que parece ser un ambiente de vegetación abundante, casi selvática y también, además, confirmo que estoy perdidísimo.
Sigo mirando (así con los ojos entrecerrados y expresión muy concentrada).
En eso, reparo en un bulto de color rojo que asoma detrás de una mata de hierbas.
Me dirijo hacia él, lentamente. No alcanzo a distinguir lo que es, pero su color hace que resalte contra el verde circundante.
Por las dudas agarro un palo y cuando estoy cerca le pego tres o cuatro golpes (No es que sea cobarde. Para nada. Simplemente soy muy precavido).
Luego lo toco, con el mismo palo, a ver si se mueve o algo. No pasa nada.
Me acerco despacio y lo levanto (con el palo, claro). Es una cabeza. Mas precisamente la cabeza del disfraz de Teletubbie rojo.
Por un lado me tranquilizo, pero por el otro siento un poco de vergüenza de solo pensar que yo tenía eso puesto.
Estoy a punto de alejarme del lugar, cuando me doy cuenta de que la cabeza estaba cubriendo una pequeña caja.
-¡Una bomba!- murmuré mientras daba un felino salto hacia atrás y rodaba hasta la seguridad de una hondonada (debo reconocer que a veces soy medio dramático).
Estuve ahí acurrucado como veinte minutos hasta que me atreví a volver al lugar.
Lentamente y siempre usando el palo, empecé a empujar la caja hasta tumbarla para ver que contenía.
Al final no era una bomba.
Contenía una lata de atún, un rollo de papel higiénico empezado y una nota.
No tengo como abrir la lata, y ganas de hacer lo segundo no tengo, así que tomo la nota que, aparentemente, es lo único útil que puedo conseguir.
La misma decía “Si quiere saber de que se trata esto, busque una caja igual a la que acaba de encontrar. Allí hallará las respuestas. No pierda tiempo intentando descifrar quien soy. Jamás lo sabrá. Mi identidad le será revelada en su debido momento. Busque la caja. Ahora. Firmado: Bugman”.
-¿Y como cuernos sé para donde ir? Este bosque parece inmenso. La caja puede estar en cualquier lado- digo hablando en voz alta porque total estoy solo.
Doy vuelta el papel, y allí en el reverso decía “La caja está veinte pasos en dirección norte, escondida dentro del tronco hueco de un árbol. Firmado: El calvo anónimo también conocido como Bugman”.
-Bugman-
digo entrecerrando los ojos y apretando los dientes.
Un nuevo flash mental me lleva al recuerdo de esa noche de fiesta. Recuerdo el whisky. Y la ceja levantada del Amado Líder mientras uno a uno íbamos cayendo como moscas.
-¿Qué estará tramando ese calvo maléfico?- me pregunto.
Miro de nuevo el papel y en un rinconcito decía “Ya lo sabrá. Firmado: El misterioso (Bugman)”.

Todo esto empieza a perturbarme un poco. Acá pasa algo raro.

Igual desisto de continuar perdiendo el tiempo pensando y comienzo a caminar los veinte pasos hasta el árbol.
Cuando llego al lugar, efectivamente hay un árbol y tiene un hueco. Un hueco oscuro.
Y allí es donde, supuestamente, hallaré la otra caja.
Debería ir por ella pero, repito, es un hueco, en un árbol. O sea, es un lugar mas que propicio para que haya algún tipo de alimaña. Mas precisamente una alimaña que se arrastra, es fría y saca una lengua bífida.
No es que tenga miedo de meter la mano porque puede haber víboras. Nada que ver. Yo no les tengo miedo a las víboras. Les tengo respeto, nada más. Y si lloro, salto y pataleo cuando se me cruza una es solamente por el respeto que les tengo.
De todas formas, sabiendo que en ese lúgubre orificio podría hallarse la clave para mi supervivencia y que, por el momento, no tengo mejores opciones, cierro los ojos, respiro hondo y meto la mano.
En efecto, allí había una caja. La tomo y con sumo cuidado la deposito en el suelo para ver que contiene.
Para mi sorpresa, contenía un pequeño reproductor de cassettes y un papel que decía “Poné play”.
Pongo play.
-Buenas tardes Sr. Renegado- me dice una inconfundible voz.
Me quedo mirando al aparato, esperando el resto del mensaje.
-Dije buenas tardes ¿No le enseñaron a saludar en su casa?- me dice la voz.
-Eeehhhm si, si, perdón. Buenas tardes. ¿Cómo sabia que yo no iba a….
-Eso es irrelevante- responde la voz -Escúcheme bien. Esta es su situación: Ud., estimado gandul, está en un sitio secreto que no le será aún revelado.
-¿Y entonces para que cuernos me hizo meter la mano en ese agujero para buscar esta caja de porquería si no me iba a decir nada?-
digo algo molesto.
-No me interrumpa. Todavía no terminé. Si me va a interrumpir a cada rato esto va a tardar mucho. ¿Puedo seguir?- dice la voz con un cierto tono de fastidio.
-Si, perdón. Continúe, continúe…- respondo mirando de reojo para todos lados, buscando una cámara oculta o algo.
-Bien, gracias. Decía que la naturaleza de este sitio no puede revelársele, pero eso no tiene ninguna importancia para Ud. ahora. Lo que a Ud. debe interesarle es que este lugar lo pondrá a prueba y que su único objetivo en este lugar, Sr. Renegado, será intentar … sobrevivir.
-¿Sobrevivir? ¿Eso es todo?- digo mientras tomo aire preparándome para largar mi risa maléfica. Llevo los brazos a la cintura, inclino la cabeza y el torso ligeramente hacia atrás y río: JURUJUJAJA JURUJUJAJA (tengo que trabajar un poco esto de la risa maléfica. Creo que no me sale muy creíble).
-Ay Bugman, Bugman- digo meneando la cabeza -Inocente calvo. Si se hubiera tomado el trabajo de conocerme un poco sabría que este ambiente para mi no representa ningún desafío. Si quería plantearme un verdadero desafío me hubiera abandonado en el microcentro y sin plata para el taxi, pero aquí, en la naturaleza, estoy en mi mundo. Este es mi hogar. Esto será para mi como vivir unas plácidas vacaciones.
Vuelvo a tomar aire, adopto nuevamente mi posición de risa maléfica y río otra vez: JUI JUI JUI JUI JUIIIIIIIIII (No, no hay caso. No me sale, será de Dios)
-¿Terminó?- dice la voz de la grabadora.
-Eehhmmm si, si …- le respondo.
-Ah bueno, porque yo no había terminado. Le iba a dar mas información pero ya que es tan canchero, sospecho que no le hace falta. Era algo de vital importancia, algo sobre las elecciones que debe hacer, pero bueno, no digo nada. Total…- me dice la voz haciéndose la interesante.
-Bueno, pero si quiere digamelo. Si es algo tan importante …
-No. Ahora no quiero. Arrégleselas. Esta grabación se autodestruirá en cinco segundos- dice la voz.
Cinco segundos después el aparatito comienza a echar humo y explota haciendo apenas un ruidito.

Mentiría si dijera que no me quedé algo intrigado, pero bueno, no tengo tiempo de ponerme a pensar en lo último que dijo Bugman en la grabación.
Ahora debo comenzar a buscar la manera de salir de este lugar haciendo uso de todos mis conocimientos de supervivencia y mis años de experiencia en ambientes silvestres.
Tomo la dirección del viento, observo el comportamiento de las aves, determino la orientación en la que crece el musgo, y percibo el sutil lenguaje de la vida salvaje que me rodea hasta volverme uno con la naturaleza.

Finalmente, fijo un rumbo y comienzo mi viaje.

Doy dos pasos, me tropiezo y me caigo a un pozo. Me di un golpe bárbaro. Casi me mato.
Me levanto medio maltrecho, me sacudo un poco y amago a seguir caminando, medio tambaleante, pero con tan mala suerte de piso mal en un borde y me voy al diablo.
Caigo rodando por una ladera. Habrán sido como veinte metros.
Llego al fondo, completamente cubierto de tierra, pasto, abrojos y ramitas. Trato de incorporarme con cierta dificultad.

En ese momento un zumbido ensordecedor comienza a llenar todo el ambiente al mismo tiempo que el cielo y todo lo que me rodea se ve inundado por una intensa y cegadora luz blanca.
Segundos después, así como aparecieron, tanto la luz como el zumbido desaparecen.

Miro a mi alrededor.

La selva ha desaparecido. Estoy en un patio. Un patio grande de un edificio que me resulta familiar. Y todo me resulta como mas grande.
Me miro y ya no visto las ropas que tenía. Ahora tengo un guardapolvo blanco.
Se escucha un timbre, y en segundos el patio se ve colmado de niños también de guardapolvo.
Se me congela la sangre. Me invade la desesperación. ¡No puede ser! ¡Es imposible!

¡Soy un niño otra vez y estoy en la escuela primaria!

¡¡Esto es horrible!! ¡¡Es una de mis peores pesadillas!! ¿Qué pasó? ¿Cómo llegue hasta este lugar? Esto tiene que ser un sueño. No puede estar pasando.
-¿No? A mi me parece que si- escucho decir a una vocecita algo aflautada detrás de mí.
Me doy vuelta. Allí, de pie contra una columna, un niño me mira con una socarrona sonrisa en el rostro.
-¿Y vos quien sos?- le pregunto -No sos ninguno de los compañeros que recuerdo haber tenido en la primaria.
-Claro que no lo soy señor Renegado-
me responde el niñito levantando su ceja izquierda.
-¡¡No puedo creerlo!! ¡¡¡Bugman!!!- exclamo casi sin aliento.
-Si, soy yo- dice el niño -Vine a explicarle sus alternativas: Uno, acepta volver a la redacción de MIB, prometiendo que de ahora en mas no se va a quejar tanto, ni va a reclamar cosas, ni va a pretender que se le pague por su tiempo, ni que se le dé de comer, ni nada de eso.
-¿Y la otra opción?- pregunto.
-La otra opción es quedarse en este lugar, en este cuerpo y en está época, para hacer nuevamente toda la primaria en un ciclo infinito.
Me quedo mudo.
El solo pensar en volver a hacer toda la primaria de nuevo una vez es algo que me aterroriza hasta los huesos. Tener que repetirla una y otra vez para siempre, directamente me hace pensar que sería preferible suicidarme hasta morir aquí mismo.
-Es tiempo de tomar una decisión Sr. Renegado- me dice el diabólico niño.
Intento pensar lógicamente. Esto no puede ser real. No es posible. Tiene que ser una trampa, una artimaña, uno de los típicos juegos mentales del Amado Líder para tenernos a su merced.
Decido correr el riesgo.
-Bueno, me quedo acá- le digo cruzándome de brazos.
El rostro del niño se transforma con una mueca de profundo disgusto.
-Ahora vas a ver- dice y, acto seguido, sale corriendo al grito de -¡¡Señorita, señorita, este alumno está diciendo palabrotas!!- mientras me señala.
De inmediato, una señora vieja y pequeña pero de gesto severo viene hacia mi. La reconozco enseguida. Es mi maestra de primer grado, la señorita Lía.
-¿Así que tenemos un sapo por acá?- dice con su voz chillona (Les decía “sapo” a aquellos que supuestamente eran malhablados).
-¡No! ¡No! Yo no dije nada. Es mentira. Yo no dije nada-
me defiendo al borde del llanto como solía hacerlo cada vez que esta maldita vieja me acusaba injustamente.
-¡¡Cállese la boca!! Vamos a la dirección- me dice agarrándome de un brazo y arrastrándome por el patio.
Miro al alcahuete de Bugmancito, que me mira con una amplia sonrisa de satisfacción.
-¡No me importa!- le grito -Yo voy a la dirección pero vos no te saliste con la tuya. Igual vos perdés- tomo aire y lanzo mi risa maléfica: Ji ji ji ji jiiiii (bueno, esta vez tenía la excusa de que era un niño).
Al pequeño futuro calvo se le borra la sonrisa instantáneamente y me señala como diciendo “Vamos a ver”.

En ese momento suena el timbre. Es el fin del recreo. Pero el sonido del timbre comienza a transformarse en un zumbido. El mismo zumbido de antes seguido por la misma luz cegadora que todo lo invade.

Cuando la luz y el zumbido se desvanecen, todo ha cambiado otra vez.

Me miro. Visto jeans rotos en las rodillas, zapatillas, una remera de Harley Davidson y una campera también de jean algo descolorida. Observo mi reflejo en un vidrio. Tengo el pelo largo hasta la mitad de la espalda.
Me invade la felicidad. ¡Tendré unos 18 o 20 años! ¡Estoy en mi mejor época!
-¡Te salió el tiro por la culata Bugman!- grito elevando mi puño al cielo JUEE JUEE JUEEE JUEEE (se ve que lo de la risa maléfica nunca me salió).
-¿De que se ríe caballero?-
escucho decir a una voz a mis espaldas.
Me doy vuelta. Un hombre vestido de militar me mira con cara de pocos amigos.
En ese momento miro alrededor y se me atraganta la risa.

¡Estoy en el cuartel donde tuve que ir a hacer firmar el documento cuando me salvé de la colimba!

¡No puede ser! ¿Cómo llegué a este lugar? ¿Por qué tengo que pasar por esto de nuevo?
Ya estaba por empezar a hacer pucheros cuando me percaté de algo (fundamentalmente porque lo acababa de decir): yo del servicio militar me salvé. O sea ¿De que me preocupo? Ya sé lo que va a pasar ¡¡Se equivocó!! ¡¡Bugman se equivocó!!
El militar seguía mirándome fijo como no entendiendo por que estaba yo hablando solo cosas sin sentido.
-Vengo a que me firmen el documento- le digo sacando pecho con absoluta confianza una vez que terminé de monologar.
-¿Número de orden?- pregunta el tipo secamente.
-388- le respondo con una amplia sonrisa.
-¿388? … Allá, a reclutamiento- me dice el soldado señalándome una fila de muchachos que ingresaba en una oficina.
-¿¡Cómo reclutamiento!?- digo medio tartamudeando.
-Si, reclutamiento. Allá en aquella oficina le van a decir donde se tiene que hacer la revisación médica y si es apto, el destino que le toca. Ah y por supuesto, le vamos a cortar ese pelito- me responde con sorna.
-¡No! ¡No fue así! ¡Yo me salvé! ¿Cómo puede estar pasando esto?- le digo medio sacado.
El milico me mira desconcertado, se encoje de hombros y me señala la fila otra vez.

Me pongo en la fila.

Pienso que esto al igual que lo del colegio no puede ser cierto. Intento tranquilizarme, pero no puedo. Todo se siente demasiado real.
Llega mi turno. El oficial detrás del escritorio me pregunta el número de documento y el número de orden sin siquiera mirarme.
Le respondo con un hilo de voz.
Recién en ese momento lentamente levanta la cabeza y me mira a los ojos.
Yo no puedo creer lo que estoy viendo.
-Nos volvemos a ver Sr. Renegado- me dice el oficial Bugman.
-No puede ser- digo, sintiendo como la desesperanza se apodera de mi persona.
-Si, es- me responde levantando la ceja -Ahora bien, esta es su última oportunidad: o vuelve a la redacción en mis términos o lo mando a revisación y termina en Ushuaia. Es su elección.
Esta vez no necesito pensarlo demasiado. El pelado maléfico jugó bien sus cartas.
No se como pudo cambiar la historia, o que tanto mas es capaz de cambiarla.
No puedo arriesgarme.
No soportaría tener que hacer la colimba. No soy bueno recibiendo órdenes y, probablemente, me pasaría años pelando papas en un calabozo por desobediente, como mínimo.

Creo que no tengo opción.

-Está bien- le digo entredientes y dejando escapar un ahogado suspiro -Vuelvo a la redacción.
-¡Aahhhh! ¡Estupendo!- me dice con una gran sonrisa, mientras me sella el documento dando un fuerte golpe.


El sonido del golpe me despierta.

Estoy en el suelo de la redacción, acurrucado en posición fetal.
Me incorporo lentamente. Me siento raro. Desorientado. Y un poco acalambrado.

-Buenas tardes Sr. Renegado ¿Durmió bien?- escucho decir a la inconfundible voz del Amado Líder.
-¿Dormir? ¿Estuve dormido?- pregunto todavía medio confundido.
-Efectivamente. Se ve que estaba algo agotado por el exceso de trabajo. No me imaginaba que era tan flojito pero bueno, no importa. Lo importante es que ya se encuentra recuperado y con ganas de trabajar ¿No es así?
-¿O sea que todo fue un sueño?
-No se a que se refiere pero si ya está bien creo que es tiempo de que retome sus actividades. Las vacaciones terminaron.

Me dirijo lentamente a mi cubículo y me siento en mi trapito, sin dejar de pensar en todo lo que viví.
Encuentro algo sobre el teclado. Algo que reconozco de inmediato. Es mi viejo y maltrecho documento de identidad.
Empiezo a temblar sospechando lo que significaría.
Lo abro en la parte donde dice “Para ser utilizado exclusivamente por autoridad militar”.
Está sellado. Dice “Exento” en grandes letras rojas tal y como lo recordaba pero, además, mas abajo y escrito a mano con impecable caligrafía decía “Por ahora”.

Me corre un frío por la espalda.

Pongo el documento a un costado y, temblando, me pongo a escribir.

22 comentarios:

Anita la bibliotecaria dijo...

wow!!! que flash!!!

Le voy a ser muy sincera, Sr Renegado, el post tan largo me desalentaba a leer, pero valio la pena.

El Bugmancito tenia pelos? o ya era dolape?

Mete miedo el Sr Bugman, con todo lo q relato.Yo que ud me quedo en el molde...por un tiempo.


PRI???

Anita la bibliotecaria dijo...

siiiiiiiiiiii soy PRI!!!!


Consiga otro trapito, porque con estos frescos y el invierno acercandose, le va a hacer mal el "totó" frio.

La Ruiva dijo...

Si sigo leyendo MIB, voy a terminar teniendo pesadillas con Bugman.

En serio lo digo.

Mecha dijo...

Ahhhh.... a algunos hay que mandarlos al liceo, eh???


Cada días más fan de Bugman!

Mona Loca dijo...

Muy muy muy bueno.

10 Felicitado. Sigue así!
Tu maestra ( Lía)



besos!

Yoni Bigud dijo...

Discúlpeme... ¿a usted le dan un trapito?

Tomo nota.

Briks dijo...

Y UN TECLADO !!!

anote eso también, Sr Yoni



a mi se me terminó el trocito de carbón (restos de los divertimentos del Sr Viejex) con el que escribo

Viejex dijo...

Renegado: me parece que Lunaretti lo está influenciando cada vez más. Me resulta preocupante...

Briks, si se le acabó la carbonilla puede...no, mejor no...eso no lo puedo decir.

Renegado dijo...

Anita: El Bugmancito tenía pelo. Estaba peinado con gomina y raya al medio.

Y perdón por haberla hecho leer tanto eh. Perdón.

Ex-Rubia: Seguramente. El Sr. Bugman se está convirtiendo lentamente en el Freddy Kruger de la blogósfera.

Mecha: ¡Alcahueta!

Mona: Gracias! Le voy a mostrar el boletín a mi mamá.

Sr. Bigud, Sr. Briks: Yo negocio por mi cuenta (y así me va). Hagan Uds. lo mismo (cuando vuelvan).

Sr. Viejex: No sé por que lo dice. Apenas nos conocemos con Oscar.

Actio Damni Infecti dijo...

Cuando leí: "alimaña que se arrastra, es fría y saca una lengua bífida", pensé que se refería a Bugman.

Bugman dijo...

Anita, Ex Rubia, no les crean a estos gárrulos soy una persona dulce y bondadosa. Soy tan dulce que estoy contraindicado para diabéticos.

Actio Damni Infecti, caramba. Lo de la lengua bífida es nuevo. (Todo lo demás me lo han dicho varias veces).

Etienne dijo...

Excelente! Debo reconocer que casi me acobardo por la extension pero bien valió la pena la lectura!
Esteee, una pregunta: ¿tanto le temió a la colimba que estuvo presente en esta pesadilla? Como viene la mano, Mr, Bugman es casi más peligroso (o por lo menos temible) que los de verde!

LadyMarian dijo...

Ay! No quiero imaginar con qué me va a hacer soñar ahora esto. No sé cómo se atrevió a desafiarlo a continuar eternamente con la escuela primaria. Bueno, hay que ver cómo le fue a usted! Yo no quiero ni recordar esa época!
Espero no soñar con la primaria. Si me sucede lo hago responsable a usted.

Besos

El Señor F. dijo...

Así que Bugman le devolvió su DNI?

Es un avance.

Titi dijo...

¡Es-ca-lo-fri-an-te! Digo, bastante frío debe pasar su parte posterior con sólo un trapito que lo separe del piso frío. Ah, sí, el relato también.

Y salvando las distancias, Mini-Bugnam me trajo recuerdos de Chucky, el muñeco maldito... ¡Ay!

Saludos.

Viejex dijo...

Que curioso, Titi. A mi me hace recordar a "Mini Me" de Austin Powers...ufff!

Renegado dijo...

Actio: Ya hubiera sido el colmo: una viborita que me mira y me levanta la ceja era demasiado.

Etienne: Como dije, yo nunca fui bueno para recibir órdenes. Tengo algunos "conflictos", por decirlo de alguna manera, con el tema este de la "autoridad". La colimba para mi hubiera sido un problema constante (además tenía el pelo largo y no me lo quería cortar).

Lady Marian: La primaria para mi fue horrenda. Espantosa. Veo un papel glacé y me descompongo.

Señor F.: Si, pero el viejo. El de los 18, que renové hace años y supuestamente ya no existía.
No sé como logra estas cosas.

Titi: Si, es escalofriante (el piso). Y también duro. Y un poco húmedo.

Julieta dijo...

Creo que esta noche voy a soñar que estoy de nuevo en la primaria y la vieja de primer grado (quizá a mí me parecía vieja y tenía 20 años)me retaba por cualquier cosa y yo era buena ,buenísima..
Excelente relato,me lo imagino al Bugman niño con pelo y peinado a la gomina y no puedo menos que reirme..jajaja..uh, perdón.
Saludos

Don Ramon Axl Cardenas dijo...

Digan lo que quieran, a mí Bugman me sigue pareciendo un ejemplo a imitar. El hombre la tiene muy clara.

A.R.N. dijo...

que bueno eso de viajar en el tiempo, lastima que no puede elegir algun evento afortunado asi lo revive y lastima que lleva polizon en su nave.
beso

Rebeca dijo...

JA! Siempre muy certero Mr. Bugman, ataca dónde más duele. ¿Hacerle revivir la primaria? Por Deus!! Elijo el exilio.



Au revoir!

Jazmin dijo...

Sr. Renegado, aplaudo. De pie.

Es que acá no tienen ni un mísero banquito, veo...


No, en serio. Justo estaba esperando su participación porque siempre es larga y nunca decepciona. Es tan cinematográfico para contar.
En un momento pensé qué buenas escenas se perdieron en The Imaginarium of Doctor Parnassus...

Imaginar al Sr. Bugman de niño, con mirada maléfica y levantando su cejita... brrrr... piel de pollo!!