Circula un billete



Acápite: Un billete de cien pesos. Distintos portadores. Hechos nuevos y distintos. Portador final.



Circula un billete. Es un billete de cien pesos. Está algo gastado, con evidentes signos de maltrato y para colmo roto en un vértice, aunque el número no se encuentra afectado.

Es, en consecuencia, un billete válido, y se puede comprar con él las mismas porquerías que se comprarían con otro billete de la misma denominación, aunque en perfecto estado de salud.

Sin embargo nuestro ejemplar posee una característica especial. Aun más que las que acabo de enumerar. Algo que lo distingue y lo convierte en un objeto controversial, pasible de rechazos más o menos justificados. En el espacio vacío que se encuentra justo delante del rostro adusto de Julio Argentino Roca puede verse una leyenda escrita en tinta negra y letra imprenta mayúscula:

“ESTE BILLETE TRAE MALA SUERTE”

Convengamos que más allá de las inclinaciones esotéricas que se puedan albergar en lo profundo del espíritu, eso no es precisamente lo que uno desea leer en un billete cuya tenencia ostenta en forma transitoria. Mucho mejor sería el teléfono de alguna señorita de vida licenciosa, o una frase cómica del tenor de ‘P*to el que lee’.

Pero bueno… toca lo que toca. No hay nada que hacer.

Ahora a lo nuestro.

En este preciso instante el billete viaja seguro en el bolsillo de un automovilista. Al señor le pesa mucho el pie derecho, y en la primera de cambio (en rigor de verdad, en quinta) es obligado a detener la marcha por un sargento primero de la policía bonaerense. Venga registro y cédula verde, que no los tengo acá, que yo qué hice, que venía a ciento cuarenta kilómetros por hora, que cómo se podría arreglar, que déjeme unos pesos para el café y me olvido del asunto…

Y ahí se va el billete. Dobladito. De incógnito. Como quien no quiere la cosa.

Es ahora nuestro sargento primero quien circula con los bolsillos algo más pesados. Y se dirige muy contento a la pizzería del barrio. Su deseo no se agota en lo gastronómico (eso piensa procurárselo en forma gratuita); también pretende cobrar la semana de protección. Un viejo arreglo que contribuye con las finanzas de la comisaría. Simple rutina.

Sin embargo tiene lugar un hecho nuevo y distinto. Opera el cosmos, el destino o la casualidad, lo mismo da.

Una cámara oculta del canal 144. Sus mofletes redondos en primer plano, un cacho de muzzarella chorreando por la comisura de los labios y un susurro apenas audible, con subtítulos en amarillo para que todos los ciudadanos comprendan sus intenciones: ‘La platita, la platita’.

El horror. Por la noche es puesto cara a cara con el comisario, que está que se lo llevan los vientos. Que cómo se me dejó filmar, que usted es un inútil, que no me di cuenta, que lo voy a suspender, que ese cacho de muzzarella quedó de lo más ordinario, que me rinde inmediatamente la recaudación del día.

Y ahí se va el billete. Entre gallos y medianoches. Como quien no quiere la cosa.

Ahora es el comisario quien llega a su casa con algo para repartir.

Sin embargo tiene lugar un hecho nuevo y distinto. Opera el cosmos, el destino o la casualidad, lo mismo da.

Catorce presos de alta peligrosidad se fugan de la comisaría. Por la noche. Hicieron un túnel con una cuchara sopera. Un túnel con todo y vigas. Y rieles como los del ferrocarril. Y luces de bajo consumo. Una obra de ingeniería digna de ser enseñada en los más prestigiosos claustros universitarios.

El horror. Al otro día es puesto cara a cara con el ministro de seguridad, que está que se lo llevan los vientos. Qué cómo no se dio cuenta, que usted es un inútil, que ya recapturamos a uno, que me importa un rábano, que lo voy a pasar a disponibilidad, que va a terminar su carrera como guardia de cruce de escolares en la localidad de Roque Pérez.

Nuestro comisario queda hecho una piltrafa, y por la noche recurre a una señorita del bajo mundo para descargar las tensiones acumuladas.

Y ahí se va el billete. Entre otros tantos. Como quien no quiere la cosa.

Ahora es la señorita, muy bonita ella, quien consigue algo de aire para aliviar sus urgencias económicas.

Sin embargo tiene lugar un hecho nuevo y distinto. Opera el cosmos, el destino o la casualidad, lo mismo da.

Una terrible comezón en la zona baja. Unas ronchas de aspecto putrefacto. Pasarán meses antes de que pueda volver a ejercer su oficio.

El horror. Al otro día suena el timbre y se encuentra cara a cara con su protector, que está que se lo llevan los vientos. Que cómo te pudo pasar eso, que ahora no me vas a poder pagar el alquiler, que la que está en el horno soy yo, que si a vos te va mal a mí también, que dame la recaudación de ayer y andá al médico.

Y ahí se va el billete. Hecho un bollo pequeñito. Como quien no quiere la cosa.

Ahora es el proxeneta quien gana la calle con margen suficiente para maniobrar.

Sin embargo tiene lugar un hecho nuevo y distinto. Opera el cosmos, el destino o la casualidad, lo mismo da.

Dobla la esquina y se encuentra de frente con los hermanos Kristov, a cuyo jefe le debe una carrada de dinero. No reacciona a tiempo para escapar.

El horror. De inmediato es puesto cara a cara con el jefe de los hermanos, que está que se lo llevan los vientos. Que dónde está mi guita, que ya te esperé mucho tiempo, que tendrías que haber venido hace quince días, que te estabas escondiendo, que no, que sí, que dame una semana más, que ni loco. Que mostrame lo que tenés en los bolsillos.

Y ahí se va el billete. Manchado con minúsculas gotitas de sangre provenientes de la nariz del cafisho. Como quien no quiere la cosa.

Y así transcurre sus días. Al billete me refiero. Pasando de mano en mano, sembrando horribles desgracias entre sus incautos portadores.

Ahora soy yo quien ostenta el billete. Cayó en mi poder una tarde como cualquier otra.

Sin embargo tiene lugar un hecho nuevo y distinto. Distinto de los que vienen ocurriendo hasta el momento. Opera el cosmos, el destino o la casualidad, lo mismo da.

Mi miserable existencia no se ha modificado un ápice. Me ocurren las mismas calamidades que me ocurrían hasta el día de ayer. El negocio no se mueve, estoy a dieta, el caño del inodoro sigue tapado y no me funciona el aire acondicionado del auto. Hay poco sitio para una nueva catástrofe, y el cosmos, el destino o la casualidad parecen apiadarse.

De cualquier modo tomo mis precauciones e intento deshacerme del billete al pagar el almuerzo. Que este billete está roto, que el número está entero, que el dueño no lo quiere, que no me importa, que no tengo otro, que si no lo agarrás no te pago.

Finalmente coloco el billete sin haber sufrido daño alguno en el transcurso de las pocas horas que duró mi tenencia. Así soy yo, las leyes del Universo no se me aplican. A veces pienso que soy una de esas aristas espaciotemporales que subvierten las reglas que nos gobiernan. Y está bien. Con un poco de suerte habré logrado cambiar las propiedades de ese controvertido papelito, y los que me sigan en la fila gozarán de fama y riqueza.

Llegando a la puerta me topo con cuatro señores bastante maleducados, que prácticamente me expulsan del local entre gritos y empujones.

No vale la pena pelear. Son más que yo, y encima vengo sumido en mis pensamientos. Gente rara. Mire que usar pasamontañas en pleno verano…

Perdón, ahora tengo que retirarme. Como quien no quiere la cosa. El Amado Líder desea verme en su oficina con carácter urgente. Espero que se trate de ese aumento que le pedí la semana pasada. Estoy harto de la sopapa y de viajar con las ventanillas abiertas.


Tengan ustedes muy buenas noches.


PS: Leer este artículo trae mala suerte. Comentarlo la invierte.

28 comentarios:

Jorge dijo...

Perdón, con los brasileños de 100 que pasa..?...para la mufa, no convendría llevarlos en un calzoncillo slip 3 talles menos de lo que deberíamos usar..?
Atte/

Briks dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Briks dijo...

hace tanto que no tengo un billete de cien (roto o sano, lo mismo da)

de todas maneras yo no creo en eso de que ciertos hechos u objetos transmitan la mala suerte

el gato negro, el paraguas abierto bajo techo, la escalera y el espejo roto me dan risa, lo mismo que un billete de $ 100 roto en la puntita

por el contrario, creo fervientemente en los talismanes de la buena suerte

lo envidio Sr Mariano !
(todos saben que "estar" con una colorada le augura un lustro de buena fortuna)
Yo ya tuve la mia allá, hace muuuucho tiempo.
Como confirmando la leyenda, vencido el termino de bonanza me casé (no, con la pelirroja no)

o sea...

Nefertiti dijo...

bueno, creo que es preferible la estabilidad en pequeñas calamidades diarias, de escasa gravedad, como es mi caso, y ser inmune a cosas como un billete escrito con consecuencias nefastas...
Hay que ver el medio vaso lleno

Yoni Bigud dijo...

Jorge: Con esos tiene que usar el encendedor. Yo sé que duele, pero debe hacerlo. Ni siquiera podrá sacárselos de encima porque vinieron con errores en los números de serie.
No, los calzones no, ¿qué hace? ¡los billetes!
¿Dónde vio un calzón con número de serie?

Comentario suprimido: Oh.

Señor Briks: A mí no me llore la carta eh. No se haga.
En cuanto a los talismanes, veo que usté siempre se las arregla para adaptar los mitos a su modo de entender el mundo. Usté quería darle a la pelirroja, eso es todo. En eso no tiene patria, Dios o fortuna.

Nefertiti: Usté interpreta mi propio pensamiento a la perfección. Creo fervientemente en las palabras que acaba de decir. La calamidad distribuida en cómodas cuotas diarias.

Un saludo.

Viejex dijo...

Simplemente brillante.
Un artículo para enmarcar.
Lo felicito, Bigud.

Mona Loca dijo...

Bueno, comento para ser invertida



¿què? ¿qué dije?



( ¡usté anda afiladísimo, eh! este también me gustó mucho)

beso

Mary Reed dijo...

Epa! que yo no creo en la mala suert...

Rob K dijo...

Disculpe,pero Ud. se delata solito.

Según se deduce, Ud. recibió el billete (en forma mediata o directa, poco importa) de manos de los mismísimos mafiosos Kristov.

No vale ahora decir "a mi me lo dieron": Ud. anda en cosas raras (no me refiero a su automóvil).

Admítalo.

Gabriel I. dijo...

Oiga, que no quiero que me inviertan!

AH! Que era la suerte?????

Ejem... bueno... así pues sí.

Yoni Bigud dijo...

Señor Viejex: Muchas gracias a usté.

Mona: Qué bien paga esa post data. Muchas gracias a usté.

Mary Reed: Mujer de poca fe.

Rob K: Silencio. Págueme lo que me debe. Se lo digo por última vez.

Gabrielli: Tarde. Me quedo con su primera declaración.


Un saludo.

Gabriel I. dijo...

Objeción, su señoría! Protesto por este fallo poco ecuánime! Voy a apelar (NO a-pelar, ok?) esta inversión que es muy poco gratificante hacia mi persona !!!!

Yoni Bigud dijo...

Gabrielli: A llorar a la iglesia.

Un saludo.

Yoni Bigud dijo...

Y... 14.

Etienne dijo...

Si el billete es de 100, lo agarro aunque diga que me va a caer un rayo... Bueno, actualizo mi declaración, mejor lo agarro siempre y cuando no diga que me va a caer un rayo.
Saludos!

Zeithgeist dijo...

JAJAJAJAJ absolutamente genial licenciado!
ge-nial!
Che, no me lo abre cruzado yo a ese billete ayer, que me despidieron?? Nah.. despues de todo, es buena suerte. VUELVO A BS AS!!

Sir Lothar Mambetta dijo...

Coincido con Viejex.

Su artículo es memorable.

Y eso que se lo dice alguien que no cree en la suerte, en la gravedad ni en el coco rallado.
Sí, pertenezco a la iglesia del siome de Tom Cruise (no me acuerdo el nombre pero seguro que no era "Iglesia de los Indios Chapaleufú 2").

Un abrazo.

Renegado dijo...

Y 18...

Esto no podía quedar así.

Fabiana dijo...

Don Yoni:

Usté me obliga..
No, a que le pague la deuda no(no tengo un sope, así que dígale a los hermanos Karamazov que me den una semanita mas..)

Bién, ya comenté.

Espero que la mala suerte se vaya a travez del teclado a.. donde sea..
























oiga!
no me agarre de la pilcha que ya le dije que no tengo un mango!
:P

Yoni Bigud dijo...

Etienne: Sí, y mire que por estos días andan cayendo muchos.

Zeithgeist: Seguramente lo agarró después de que lo agarré yo, y operó esa pequeña alteración que suelo provocar.
Buena suerte en la gran ciudad, y muchas gracias a usté.

Sir Lothar: Un credo en expansión el suyo. Mis saludos al siome, y muchas gracias a usté.

Señor Renegado: Bien ahí. No esperaba menos de usté.

Fabiana: Cumplió con uno de sus deberes. Comentar. Ahora le recomiendo que cumpla con el otro.


Un saludo.

Anónimo dijo...

GUAUUUUUU POR LAS DUDAS COMENTO

El Mostro dijo...

"...pretende cobrar la semana de protección..." Una denuncia muy seria. ¿Estás relatando algo sucedido en another country?

Seguramente recibiste ese tan ansiado y merecido aumento, te lo mereces por largar el billete.

Excelente posteo, sigue así, eres un ejemplo para tus compañeritos.

p/s: Briks, por favor, nada de lloriqueos.

Yoni Bigud dijo...

Anónimo: Usté sí que sabe ver lo que le conviene.

Mostro: Es un país imaginario en un tiempo imaginario.
Voy a transmitirle sus palabras de aliento al Amado Líder. Es que cobramos 50 centavos el elogio, y un peso las declaraciones de amor.
Muchas gracias a usté.

Señor Briks: Ya oyó al Mostro.


Un saludo.

Briks dijo...

la última vez que lloré estaba, desnudo, en brazos de una mujer



poco después me prendía a su lola como si mi vida dependiera de ello




(y un poco es así, no?)
QUE GRANDE LA VIEJA !

CARO dijo...

para que deje de llorar y vea que lo comprendo


aca va una declaracion de amor:

mister yoni lo amo, me hace reir muchisimo






(despues arreglamos un porcentaje del peso con cincuenta que tiene que cobrar por mi comentario)

Yoni Bigud dijo...

Señor Briks: No venga ahora tirándosela de recio.

Caro: ¡Sí! ¡Gracias! Yo también la amo. Le voy a ceder el 66% de la ganancia, y estoy siendo mezquino.


Un saludo.

A.R.N. dijo...

Sir Yoni, que bueno que usté sea inmune a la mala suerte. Me hizo reir. Beso

Yoni Bigud dijo...

A.R.N: A esa mala suerte. No parece que a otras.
Muchas gracias a usté.


Un saludo.