Escribe Quintín Tarantoni, joven guionista y estudiante de cine que busca su oportunidad para revolucionar el séptimo arte.
Bueno, la cosa es así: Soy un amante del cine. La verdad que es algo que me apasiona con pasión, y sueño con poder, algún día, formar parte de esa gran industria, de ese mundo mágico y espectacular. Pero ojo, porque no quiero formar parte para ser simplemente uno mas del montón eh. Nonononono; yo quiero llegar y dar vuelta todo ¿Entendes? Quiero hacer un cine que le vuele la cabeza a los espectadores (figurativamente hablando, claro. No vayan a pensar que soy un loquito homicida jajajaje) y ofrecerle al mundo de la cinematografía una nueva perspectiva. Una visión original. Fresca. Personal ¿Viste? Eso es lo que quiero. Y a eso le estoy dedicando a full mi tiempo. Casi mi vida diría.
Por eso llevo ya varios años estudiando (serán mas o menos como diez u once ya. Es que algunos me costaron un poco, y otros directamente repetí) pero, además, y esto es lo mas importante, tengo un montón de guiones escritos y todavía muchos mas en elaboración, porque, te juro, mi cabeza no descansa nunca. De verdad. Yo te veo una situación así re normal ponele, y al toque ya la estoy convirtiendo en una película. En serio. Es como un don que tengo. No sé. Es algo como natural en mi. Debe ser que sin dudas nací para dedicarme al cine.
Pero bueno, lamentablemente, la industria cinematográfica es un mundo al que no es fácil acceder, y las puertas no se abren así nomás (de hecho hasta el momento todas se me han cerrado en la cara), y menos para alguien innovador.
Pero igual yo no me doy por vencido eh, nada que ver. Yo tengo bien claro adonde quiero llegar y donde quiero estar.
Yo quiero jugar en primera. Quiero llegar ahí donde pasa todo. Quiero llegar a Joilibud, ahí donde todo es grandes productoras y contratos millonarios. Ahí es donde quiero estar. Ese es mi objetivo.
Y ojo que no estoy diciendo que desprecio la producción nacional eh, nada que ver, pero yo acá ya hice mi experiencia ¿Viste? Tengo filmados como ocho cumpleaños de quince y tres casamientos (En los que me encargué personalmente de la dirección, el manejo de cámaras... bueno, la cámara, porque era una sola, y la postproducción), y además produje y filmé dos cortos independientes que participaron en importantes festivales nacionales (Lástima que me los descalificaron porque eran muy largos), y viste como es, que llega un momento que sentís que ya estás para otra cosa.
Pero es difícil ¿viste? Es difícil. Cuando sos así un innovador hay que remarla mucho. Yo hace años que voy recorriendo productoras ofreciendo mis guiones, para ver si alguno pega y se me da de dar el salto, pero hasta ahora no tuve mucha suerte. Por eso, creo que es hora de ampliar mi espectro de acción.
Sabiendo que con esto de internet se llega a todo el mundo y que las grandes compañías siempre tienen “cazadores de talentos” buscando material en la red (esto lo sabemos la gente del medio nomás), voy a empezar a dejar algunas de mis ideas plasmadas acá para ver si mejoro mis chances.
Sé que es un riesgo, porque hay mucho plagio dando vueltas y hay vivos que por ahí te roban el material y después lo ofrecen como propio (especialmente si es algo así muy original), pero bueno, supongo que tendré que jugármelá.
Bueno, esta es una historia que tengo escrita hace un tiempo ya, y está especialmente enfocada para el mercado internacional. Todavía no tiene título definido y por ahí no está bien bien pulida la trama, pero la cosa sería mas o menos así:
Resulta que hay un tipo ¿no? Un tipo que es un ex soldado de una guerra que ya pasó hace bastante, no se, una medio famosa tipo, que se yo, Afganistán ponele. Entonces como ya la guerra terminó, o mas o menos, al tipo lo mandan de nuevo para Estados Unidos (porque pasa en Estados Unidos. Ahí está el elemento de seducción para la industria americana).
Peeero la cuestión es que el flaco este no tiene casa, ni familia, ni nada, y lo único que hizo toda la vida fue ser soldado, así que en el mundo civil, digamos, anda medio perdido, vagando así sin rumbo fijo y desocupado porque mucho mas que eso de matar gente y hacer esplotar cosas no sabe hacer. Pero igual no es malo el tipo eh. Ojo, nada que ver. Está un poquito tocado por esto de que vivió una guerra nomás, pero todo bien (Ahí está el elemento dramático del argumento).
Bueno, entonces estaba un día así caminando este tipo, que se llama, uh, no se, pongámoslé… ufff… que se yo… así al vuelo se me ocurre que se podría llamar Sambo, John Sambo, ponele, y llega, decía, hasta un pueblito de esos chicos y aburridos, medio rurales, en los que los que viven ahí se conocen todos entre ellos y se saludan por el nombre y eso. El pueblito se llama, que se yo, Tranquitown y es re apacible y nunca pasa un pomo.
El tipo entonces está entrando al pueblo medio cagado de frío (porque pasa en invierno y hace frío. Eso le da mas carácter a las situaciones) pensando en tomarse un cafecito y comerse un pancho o algo, cuando de repente lo cruza el alguacil del pueblo en el patrullero.
-¿Adonde va muchacho?- le pregunta el cana medio de mala manera y mirándolo con mala cara.
-No se- responde Sambo encogiéndose de hombros –Estaba viendo si acá se podía picar algo porque ando con una lija que no veo.
-Nonononono – le dice el alguacil – Acá no alimentamos vagos, así que vení, subite a la patrulla que te llevo hasta los límites del pueblo y te dejo ahí para que sigas tu ruta.
Y ahí nomás lo carga en la patrulla y se lo lleva. Y mientras viajan le va diciendo que a la gente del pueblo no le gustan los extraños, y que a el tampoco, y que tiene olor a chivo, y que les gusta vivir así sin que pase nada y un montón de cosas mas, todas medio de mala onda.
Entonces llegan hasta un puente que es como el límite del pueblito, y ahí lo baja del auto, le dice que se las tome, pega la vuelta y se va.
Sambo se queda ahí parado unos segundos, mira para un lado, mira para el otro, pone cara de caprichoso, se da media vuelta y enfila de nuevo para el pueblo.
El alguacil, lo ve por el espejito retrovisor del auto y se agarra una calentura padre. Clava los frenos, pega la vuelta otra vez y lo encara de nuevo.
-¿Vos sos sordo o boludo pibe? ¿Qué te acabo de decir? ¡¡Tomatelás querido!!- le grita el representante de la ley medio sacado.
-Pero yo quiero ir para allá- dice Sambo casi sin inmutarse y señalando en dirección al pueblo.
-Ah ¿Sos pillo? Bueno, vení que te llevo al pueblo- gruñe el sheriff, y ahí nomás lo agarra del cogote, lo tira sobre el capot del auto y lo esposa.
-Estás arrestado por vagancia y por piola- le dice mientras lo carga en la patrulla.
Y ahí se lo lleva a la comisaría y lo encierra.
Una vez en la jefatura, hay como cuatro o cinco oficiales medio cuatro de copas que enseguida lo empiezan a bardear, a decirle cosas, a maltratarlo y pegarle patadas mientras se ríen.
Sambo se la banca un rato porque es re macho, pero la situación desencadena en su psiquis (ahí está el elemento psicológico de la trama) algunos flashbacks con recuerdos de la guerra que lo empiezan a poner medio nervioso.
-¡Basta!- dice Sambo ya empezando a enojarse y como conteniéndose -¡No me molesten mas. Me estoy enojando. Y no soy yo cuando me disgusto!.
-¡Uuhhhhh que mieeeeeeeedo!- le dicen los oficiales mientras le siguen dando golpes, mojándole la oreja y haciéndole burla -¡Aaaayy se está enojando el linyerita uuuhuhuh como tiemblo!
Entonces, ahí en medio de la situación, en medio de los maltratos, uno de los policías se va de mambo y le mete la cachiporra en el culo.
Y ahí se pudre todo.
A Sambo se le ponen los ojos verdes y empieza a gruñir y a dar golpes en el piso, al tiempo que empieza a aumentar de tamaño mientras la piel se le va poniendo de un color medio verdoso y las ropas se le desgarran hasta quedar hechas jirones (menos los pantalones que parece que se estiran), hasta que al final queda convertido en un furioso gigante verde hiper musculoso como de tres metros de altura (esto es porque en la guerra de Afganistán habían estado haciendo experimentos con radiación y genética para crear súper soldados y después de sufrir un accidente quedó así. Este es el elemento sorpresa del argumento).
Bueno, entonces, resulta que el gigante este empieza a repartir piñas por todos lados, revoleando a los policías como si fueran de trapo, y termina destruyendo toda la comisaría y escapándose hacia el bosque.
A partir de ahí el alguacil, que apenas sobrevive al ataque porque justo cayó debajo de un escritorio y quedó medio escondido, emprenderá una persecución encarnizada de la criatura, y para ello solicitará la ayuda de la guardia nacional, el ejército y la fuerza aérea.
Y bueno, ahí se arma el tole tole a full. Está la parte de la persecución en el bosque, la supremacía de Sambo en ese ambiente hostil, le obsesión del sheriff, la aparición de un Coronel que pretende proteger a Sambo, los flashbacks que explican lo del accidente radiactivo, y hay muchas explosiones y tiros y mucho efecto especial y por supuesto acción a roletes que llevará a un desenlace entre dramático e inesperado.
Y no cuento mas para no quemar todas las sorpresas y las vueltas de rosca que tiene el argumento, pero creo que la historia tiene todos los ingredientes para ser un verdadero tanque.
¿Qué tul? Yo creo que puede andar eh.
Para mi es un bombazo.
Así que bueno, ahora solo espero el llamado de algún productor que quiera asumir el riesgo y llevar esta historia a la pantalla grande (y llevarme a mi a Jolibud).
Cualquier cosita me dejan un mensaje y charlamos de los detalles.
Esto, como decimos en el medio “To be continued”…