Cobarde



Some break the rules, and live to count the cost 
The insecurity is the thing that won't get lost 

Howard Jones. 
Fragmento de "No one is to blame"



Sé de sobra que te herí sin ninguna necesidad y de la manera más cruel. Y aunque hoy a la distancia miro atrás y con condescendencia trato de convencerme que era inevitable, que esas torpezas que cometí fueron fruto de mi inexperiencia, la culpa está siempre ahí, torturándome. Yo no quería hacerte sufrir tanto, al contrario, yo creía ¡maldito estúpido! que de esa forma tu dolor iba a ser menor. Pero me engañaba, lo que en verdad  yo no quería era enfrentarme a la cruda verdad de que el momento de decir adiós había llegado. Fui un cobarde en toda la extensión de la palabra. Por eso no me atreví a cortar por lo sano, a ser más duro.

Hoy ha pasado mucho tiempo y aunque no me enorgullezco de eso, creo haber aprendido que algunas cosas conviene no dilatarlas en el tiempo. De la manera más difícil aprendí que el golpe más brutal duele sólo un instante, mientras que una molestia ínfima que se prolonga en el tiempo es una tortura. Como cuando se toma una medicina de sabor desagradable, o como cuando uno se da un chapuzón el el mar y el agua está fría. Hacerlo gradualmente es prolongar innecesariamente el sufrimiento. Y eso, precisamente eso, es lo que hice con vos.

¡Lamento tanto que nunca vayas a leer estas palabras! Sé que merezco tu desprecio, pero aspiro a .. ¿que me comprendas?....¿tu indulgencia?.. .no sé...¡Diablos! ¡Es tan difícil! En mi defensa, solo puedo esgrimir que tanto vos como yo somos marionetas del destino, que nos unió en el lugar y en el momento equivocados. Ni vos ni yo estábamos preparados para lo que vendría después ¡Qué distinto sería nuestro encuentro hoy! ¿Cómo demonios hago para sacarte de mi mente?

¡Maldita sea!

Pocos saben, pocos siquiera se imaginan, lo difícil que es convertirse en un asesino a sueldo profesional.

Bigudia. Miserias Mínimas II.





Acápite: Segunda entrega de 'Bigudia'. Saga de miserias mínimas.




EL DILEMA

Martina tiene un dilema. No es un dilema demasiado complejo, y tampoco merece un sitio de privilegio en el podio de la originalidad, pero lo cierto es que a ella, como mujer, la aflige, la mortifica y la agobia. Y entiende bien, Martina, que los dilemas que ejercen esa clase de presión sobre el espíritu deben ser resueltos con la máxima celeridad, sobre todo si se pretende evitar que hallen el camino, la forma o la manera de manifestarse en el físico, que es, tal como la modernidad nos ha enseñado, el tesoro más preciado que posee cada Ser Humano que habita esta tierra.

‘¡A lo nuestro sin más!’ exclamará usted ahora, viéndose venir una de esas introducciones eternas en las que suelo plantear cualquier cosa menos el dilema en cuestión.

Bien, se equivoca. A lo nuestro iba antes de que me interrumpiera con sus modos intempestivos. Dedíquese más a leer y menos a hablar o exclamar, hágame la caridad.

Martina tiene dos pretendientes. Dos pretendientes bien distintos, claro está. Con virtudes y carencias que, como suele suceder en estos casos, se complementan casi a la perfección, arrojando sobre la mesa un problema de asombrosa simetría. Hemos dicho ya —creo recordar— que no es precisamente la originalidad el punto más destacado de su dilema, pero es lo que hay, y a ello nos avocaremos con genuina concentración y estricto profesionalismo.

Sergio tiene cuarenta años, es soltero y preside una empresa que ha sido propiedad de su familia por casi un siglo, donde fabrica no se qué pieza irreemplazable para no sé cuál máquina industrial (él lo cuenta con tan poca gracia que Martina jamás logra asimilar la información), hecho que lo hace prácticamente inmune a los vaivenes de la economía nacional. Maneja un BMW último modelo y si no es multimillonario le pega en el palo y recorre la línea.

De corta estatura, algo regordete y con una calvicie en franco desarrollo, compensa sus desventajas físicas con una personalidad fuerte, mucha extroversión y un humor picante, al borde de la acidez. Sin embargo, lo que más repercute en la mente de Martina es su cuerpo cubierto de vello. Un vello corto, negro y enrulado que abarca la integridad del pecho, abdomen, hombros, brazos, espalda y buena parte del cuello, y que recién comienza a ralear en la zona de las nalgas para desaparecer casi por completo por debajo de las rodillas. Un vello que opera como estufa cada vez que hacen el amor, produciendo verdaderos océanos de sudor que distribuyen y adhieren cerca de una veintena de náufragos entre los pechos, vientre y caderas de ella cuando él por fin decide separar el torso brilloso para echarse a descansar a un lado de la cama. Eso la pone de mal humor. Eso y también ese ruidito como de roedor o mamífero pequeño que hace con la boca entreabierta y los dientes apretados en su oído cada vez que tiene un orgasmo. Sin embargo son detalles, se dice. En el fondo siempre son detalles y hay que aprender a convivir con ellos.

Manuel tiene treinta y nueve años, es divorciado dos veces, tiene una hija del primer matrimonio y, cuando no se queda dormido, toca la guitarra en la banda de sus primos. Cerrame la cuatro se llama la banda, y a fuerza de presentarse en los sitios más recónditos ha logrado cierto éxito en la franja adolescente. Vive en un departamento de dos ambientes en Barracas, maneja un ciclomotor Zanella y suele apelar a una mezcla de imaginación, privaciones y suerte para llegar con algo de dignidad a fin de mes.

De más está decir (además ya lo hemos dicho) que Manuel es, hablando en términos físicos, todo lo contrario de Sergio. Pero lo que más repercute en la mente de Martina es su pulcritud a la hora del asunto amatorio. No es que la someta a un sexo ascético, falto de condimentos, sino todo lo contrario. Siempre le regala experiencias vertiginosas, extensas y repletas de creatividad, y sin embargo su físico no acusa recibo. Es esa la pulcritud que llama tanto la atención de Martina. Sería lo mismo si ahora no se duchara, y yo acá, hecha una porquería, piensa siempre echada boca arriba en la cama mientras lo observa fumar un cigarrillo. Eso la pone de mal humor. Eso y también ese silencio que se instala en el ambiente cada vez que él comienza a buscar la manera de dar por terminado el encuentro. Sin embargo son detalles, se dice. En el fondo siempre son detalles y hay que aprender a convivir con ellos.

Martina echa un poco de parmesano sobre la rúcula y vigila las dos milanesas que está horneando mientras mira por la ventana. Lo cierto es que está conforme con el departamento. Con la vista al parque. Con su auto usado modelo 2008 y con los quince días al año en Mar del Plata. Es algo muy parecido a la felicidad.

De pronto se vuelve y observa al hombre que aguarda sentado a la mesa. Con respecto a tu propuesta —dice—, acepto. Llevamos muchos años juntos y creo que deberíamos casarnos.

A Santiago le brillan los ojos.

Y esto es todo lo que he venido a decir, como siempre sin emitir ningún juicio de valor.

‘¡Pero entonces los otros dos no son pretendientes, son amantes!’ exclamará usted, que ya había tomado partido y, entusiasmado con la posibilidad de una definición, ahora se siente estafado y alega ausencia de precisión descriptiva.

Bien. Sepa que esta pequeña saga arrima solo historias de miserables. Miserias mínimas. Y para el miserable de ley, un amante califica como tal recién cuando contribuye en forma constante y uniforme con la economía personal. De otro modo es un simple pretendiente, y que dé las gracias.

Además, agrega Martina que Santiago posee una inestimable ventaja cuando se pone en consideración el tamaño de su herramienta amatoria. No es que sea algo determinante en su decisión, pero pesa bastante. Literalmente. Y esos son detalles con los que da gusto convivir. Dice ella.

Sí, que la tiene más grande. Usted es un poco lerdo, ¿no?



Tengan ustedes muy buenas noches.

Bigudia. Miserias Mínimas.




Acápite: Primera entrega de ‘Bigudia’. Saga de Miserias Mínimas.




TODO LO BUENO

Ella lo miró a los ojos y por un instante su mente se vio invadida por todo lo bueno. Internamente denominaba ‘todo lo bueno’ a ese cúmulo de vivencias que habían servido para construir la única pareja que le había durado en la vida. Aquella primera cita en el McDonald’s de Flores y la discusión con la empleada regordeta a causa de la temperatura polar de las papas. El cine de los miércoles. Ese domingo en que se lo presentó a sus padres. Asado había, era una ocasión especial, y el tipo se comió como media vaca sin sacar la vista del plato. La primera vez que lo vio desnudo, todos esos pelos. Estaban en su casa e hicieron el amor con las ventanas abiertas de par en par. Hacía calor, muchísimo calor, y él hacía un ruidito como de toro embravecido con cada jadeo. Le causó un poco de gracia, pero no se rió. Después las excursiones al Tigre, la vez que le chocó el auto contra el gomero mientras el pobre —iluso— intentaba enseñarle a manejar, la luna de miel en Brasil, el departamento de Almagro, el premio de la lotería que sirvió para comprar el taxi en el que por accidente terminó naciendo Florencia. El viaje a Italia sin los chicos. Tantos recuerdos lindos tirados a la basura. Todo lo bueno.

‘Quiero el divorcio, José. Te estás cogiendo* a Clarita, no tiene caso negarlo.’

Eso le dijo. En más o en menos. Quizás agregó algún insulto, no lo puedo asegurar. Hijo de puta* o sorete*. O algo más suave. Miserable (por imaginar algo que tenga que ver con la presente sección).

Él la miró a los ojos y por primera vez en su vida no supo qué decir. Se estaba cogiendo a Clarita, sí. Desde hacía varios meses. En el telo de la vuelta, en el sótano de la panadería, en el auto, en el departamento de Damián. Pero nunca en su casa. En su cama. Coger con una extraña en el hogar conyugal le parecía una obscenidad, una trastada de pésimo gusto que había refrenado en más de una ocasión, a último momento, pero refrenado al fin.

Le gustaba Clarita. Era veinte años más joven que Sofía y la cosa física se le daba muy bien, la vivía con genuino entusiasmo. Además tenía buenas tetas*, y como todos deben saber o intuir, un buen par de tetas es suficiente argumento para cualquiera. Sobre todo cuando se ofrecen, y ese sin duda era el caso. Ella lo había buscado a él, no al revés. En ese punto tenía la conciencia tranquila. O medianamente tranquila. O no tan sucia. En cualquier caso ya no importaba demasiado.

‘Está bien, Sofía. No lo voy a negar, hacemos como a vos te parezca.’

Eso le dijo. En más o en menos. Quizás ensayó alguna justificación, no lo puedo asegurar. Lo que sí confirmo es que de su boca no salió ruego alguno. Solo resignación.

Permanecieron en la mesa algunos minutos que parecieron horas. Mudos. Inmóviles. Luego se despidieron con algo de esa frialdad atroz que surge cuando un hecho posee la potencia suficiente para dividir a la vida misma en un antes y un después. Sin embargo se prometieron mutuamente un arreglo civilizado. Era la una de la tarde. Quizás una y diez.

Celular de Clarita, mensaje de texto, una y media: ‘Vamos a tener que dejar de vernos por un tiempito, beso.’

Celular de Damián, mensaje de texto, una y media: ‘Te espero donde siempre. Estoy contenta, preparate porque hoy sí te voy a dar hasta que se te caiga.’

Y eso es todo. Una pequeña historia de miserias y miserables sin conclusiones del autor. Solo hechos que podrán o no ser valorados por los amables lectores. El segundo mensaje tiene dos remitentes posibles, y según cuál se elija cambia el sentido del relato, aunque no su carácter de tragedia. La estaba escribiendo para mi blog, pero finalmente la presento en este espacio, que también es mío (o al menos una cuota parte). Es que hoy en día no me sobran demasiadas palabras para andar repartiendo. Uno escribe y publica donde toca, qué tanto. Carajo*, mierda*.

* Términos expresamente autorizados por el Amado Líder para ser utilizados a discreción y con todos sus derivados si fuera el caso.



Tengan ustedes muy buenas noches.


La puerta

 La puerta mejor cerrada es aquélla que puede dejarse abierta.
Proverbio Chino


Sesión anterior http://men-in-blog.blogspot.com.ar/2012/10/demasia.html


Tras los saludos de rigor y un poco de charla intrascendente, Gargiulo me preguntó como había estado durante la última semana.

 -¿Como podría explicarlo? ¿Me permite una metáfora?

-Desde luego, adelante.

-Bien, siento que estoy a las puertas de algo importante, a punto de franquear la última barrera a todos mis sueños, a punto de concretar mis mayores ilusiones. Como en un sueño, sabiendo que detrás de esa puerta están todas las respuestas a cada una de las preguntas que se hayan formulado en el mundo, a las que aún no se formularon y a las que no se preguntarán jamás. A punto de poner las manos sobre el tesoro más fabuloso, el más inimaginable, el que está mucho, pero mucho más alla de toda ambición. Un tesoro mas precioso que el descanso para los sufrientes, que el agua para los sedientos, que la redención de los que no pueden ser perdonados, que el fin de todos los dolores, que la fuente de la eterna juventud, que todos los placeres...Asi me siento, a un tris de franquear esa puerta fabulosa...

-¿Y como es esa puerta que imagina usted?

-Es como la puerta de un palacio. Enorme, de oro macizo y adornada con incrustaciones de muchas piedras preciosas, más de las que se pueden contar en una vida, una cantidad obscena de joyas, y aún así, la puerta es insignificante frent a lo que me espera dentro. Daría lo mismo si fuera del más vulgar de los cartones...

-Aja

-Bueno, eso...asi estoy

-¡Vaya! ¡Pero todo eso que me cuenta es muy bueno, Sr Viejex! Usted tiene proyectos, anhelos, ambiciones y siente que está cerca de concretarlos, con sólo cruzar esa última puerta...

-No, Gargiulo, me paree que no me entiende. Estoy a punto de lograr lo que quiero con solo abrirla, eso es así. El problema es que no tengo ni puta idea de donde puse la llave...

Demasía

    Quienes tienen la dudosa suerte de leernos desde el 2010 probablemente recordarán que intentamos superar algunos de nuestros traumas con la ayuda profesional de un terapeuta, el licenciado Gargiulo.
    Bien, al menos yo decidí retomar la terapia.


Demasía:
1. f. exceso.
2. f. atrevimiento (‖ acción y efecto de atreverse a algo arriesgado).
3. f. Insolencia, descortesía, desafuero.
4. f. Maldad, delito.



Todo permanecía igual que la última vez que estuve ahí. Casi la misma colección de diplomas, salvo uno nuevo que noté porque se destacaba notablemente del resto: estaba limpio. Y también la misma colección de fotografías colgadas en las paredes. Éstas estaban igualmente dispuestas que la vez anterior.Lo supe porque al desplazar una de ellas apenas unos milímetros noté como quedaba el halo de su contorno dibujado en la pared. Me sorprendió que esta habitación hubiera sido pintada de un color tan alegre originalmente.

El licenciado Gargiulo tardó un poco en aparecer en la estancia, ocupado con el paciente anterior, de manera que me vi forzado a recapacitar en los sucesos que  vivimos desde aquella ahora lejana segunda entrevista o a seguir observando la mugre del lugar. Opté por la primera opción.
Cuando por fin apareció, tras los saludos de rigor, me pregunto como estaba y pidió que le hable de lo primero que me viniera a la cabeza,


-Estoy confundido. Así estoy. Confundido. ¿Oyó hablar de los premios Bitácoras? Bueno, si no sabe que es, es un concurso de blogs escritos en castellano, de diversas categorías. Nosotros participamos en la categoría Humor en las últimas tres ediciones. En nuestra primera participación fuimos finalistas y perdimos, en la segunda fuimos finalistas y perdimos. Envalentonados, nos presentamos nuevamente, pues como todo el mundo sabe, la tercera es la vencida. En la tercera la tendencia cambió: No fuimos finalistas. Lo peor del caso es que las últimas dos ediciones la ganó un blog cuyo título es El Mundo Today. Quise protestar. ¿Cómo íbamos a permitir que un blog cuyo título está en inglés nos gane un concurso para blog en castellano! Ya estaba por hacer una fogata de protesta frente a la embajada de España cuando me indicaron que nuestro blog también tiene el título en inglés. Me deprimí. Si me hubiesen hecho caso de poner el título de "Ocho, el antifonario te abrocho" otra hubiese sido la historia. Pero siento que nadie tiene en cuenta mis opiniones. Mire: tratamos de hacer un humor basado en juegos de palabras, en situaciones absurdas, tratando de que además de provocar una sonrisa, el lector se quede con alguna inquietud....Así fué que  alguna vez publiqué dos arti...dos entradas cuyos protagonistas eran dos perror que quedaron, a mi juicio, bastante bien, y al mismo tiempo, arrojaban una mirada del comportamiento humano visto desde el lado "canino" ¿y qué me dijeron? Que debía ser más "incisivo"...y así estoy, echando las muelas(*)...

Hice una pausa y Gargiulo no pronunció palabra. Proseguí.

-Otra cosa, cuando nos convocó el señor Bugman nos propuso evitar la chabacanería, el abuso del lenguaje vulgar... y que obtuvimos? Que la palabra "culo" se transforme en un mantra para nuestros seguidores. Un grito de guerra. Hasta el mismísimo Bugman hizo posteriormente un artí...una publicación basada en la palabra maldita! ... ¡Me confunden, Gargiulo!!! ¿De qué se trata? ¿Me quieren volver loco?

No sabía como seguir y volví a hacer una pausa. Gargiulo se quedó un momento pensativo y preguntó:

-¿No le parece, señor Viejex, que usted toma demasiado en cuenta lo que opinan los demás?. ¿No le llama la atención que no puede desoír nigún comentario? No le parece que le da demasiada trascendencia a nimiedades?

Ahora me quedé pensativo yo. Sentí que algo no estaba bien, pero no lo podía sintetizar en un concepto claro. Preferí razonarlo en voz alta. Eso que mis queridos y admirados Les Luthiers con sabiduría llamaron "razonar fuera del recipiente":

-"Demasiado" es una palabra muy fuerte, Gargiulo. No significa solamente una cantidad que excede a una norma, convención o medida. Cuando algo es demasiado, ese exceso además de ser un exceso es algo perjudicial. "Sos demasiado bueno para mi"...todos sabemos que viene detrás de esa frase. Entonces, si hago demasiado caso, concluyo que para sanar debo desobedecer, dejar de hacer caso. Pero al mismo tiempo, usted me acaba de dar un consejo que me arrastra a una paradoja: Porque si dejo de prestar atención a los consejos de los demas, estaré siguiendo al pie de la letra su sugerencia, Gargiulo. Que no es más que otro consejo que yo debería desoír. Entonces, para contradecirlo a usted debería volver a escuchar los consejos hasta de las personas que actualmente desoigo. Y eso implica, claramente, que lo que me pide es intentar necesariamente avenirme a opiniones irreconciliables...lo cual es un absurdo. Entonces si le hago caso a usted Gargiulo, dejo de hacerle caso, o si no le hago caso le estoy obedeciendo...Y podría seguir así por horas sin entenderlo...¿Usted también me quiere volver loco, Gargiulo?

Gargiulo miró el reloj y con aplomo me dijo:

-La sesión terminó. Continuamos la próxima.

No sé cómo no le prendí fuego el consultorio.





(*)Expresión española para indicar "estar uno furioso, irritado". Si ya sé que el juego de palabras es rebuscado y muy malo. Disimulen, sean amables.

El viernes salí con un pullover sobre los hombros.
Un look muy ochentoso

Eso me permitió advertir que hace mil años que no veo a nadie con un sweater sobre los hombros. No había prestado atención.
Dónde llevan los tipos el pullover ? Se lo bancan aunque se mueran de calor ?

En la cintura es impensado
en la mano, menos
...

Inmerso en estos pensamientos es que un recuerdo me tomó por asalto. Un viejo incidente ocurrido allá, por los ‘80s, esa bonita década.
Permítanme compartir con uds ese bello momento.

Corrían los años más reveladores de la mejor década musical y un puber Briks, adolescente, rebelde y curioso se maravillaba con grupos como Poison, Wasp, Motley Crue, Bon Jovi (aquel Bon Jovi), Van Halen, Deff Leppard…bueno, esos grupos.
Si no sabe de lo que hablo, Googlee.
Le va a servir para entender lo que sigue.

Mi habitación estaba empapelada con las fotos de estos muchachos y cada una de ellas era un mandato. Yo, si o si, debía tener ese aspecto.
Si, el de un rocker de los ochenta…
Ya sé, no diga nada
Juro que no consumía drogas pesadas ni mis padres eran adoradores de Satán.
En mi defensa, mi rebeldía adolescente fue de libro.

Junté mis ahorros y enfilé pa’ la peluquera del barrio (patético 1) con un ejemplar de la revista “METAL” en mano.
- "Norma, quiero esto" – dije sonriendo a la par que le mostraba la portada de un melenudo anglosajón, con más make up que el protagonista del musical Drácula.

La mina, una hija de puta, accedió de inmediato y me hizo sentar en un sillón lateral, mientras me ponía un producto en el pelo que olía como los mil demonios. Eso debió ser una señal. Además, me cubrió la cabeza con un papel plateado y una toalla (patético 2)

Entretenido con la revistita que yo había llevado no advertí el paso del tiempo.
Tampoco es que tenga pleno conocimiento de las técnicas “peluqueriles”. Por quién me toma ??
Y la mentada Norma, ocupada con otros clientes, tampoco…

Ud sabe lo que pasa con ese producto cuando se deja más tiempo de lo que se debe?

Bueno, yo lo aprendí de la manera más difícil



Quise ser una estrella de Rock y salí como el más afamado bailantero.

Hay fotos, sí.
Fotos que – por supuesto – ninguno de ustedes verá jamás.



Tengan un excelente comienzo de semana

LA GOTA GORDA

31 de julio.

Ud ya sabe lo que pasa cada 31 de julio.

Nos cagamos de frío.

y como si eso no fuera suficientemente malo, además, yo publico una porquería y ud pierde su valioso tiempo leyéndola hasta el final para concluir que debió hacer algo mejor como, por ejemplo, construir una casita con plasticola y fósforos quemados.

Este año no es la excepción. La única diferencia es que tengo menos y tengo más.
Tengo menos pelo y tengo más panza.

Con el objeto de solucionar uno de los dos problemas que me aquejan decidí probar con el renombrado “Spinning”
Actividad que ejercita casi la totalidad de los músculos del cuerpo, quema grasas, mejora la respiración…y, al menos en el gimnasio al que concurro, es practicada en su inmensa mayoría por señoritas.
Interesante.

Casi sin querer me ubiqué estratégicamente detrás de la dama más hermosa del salón. Una rubia angelical con lolas hechas y una calza que me hacía recordar las clases de body painting (ya contaré sobre eso).

Imagine, querido lector, la situación: una de las más bellas mujeres que yo había visto en muchísimo tiempo, ataviada con una indumentaria de algodón y lycra que le marcaba hasta los lunares, pedaleando a escasos 40 cm de mi rostro; para mejor, en determinado momento (más de uno) la rutina exige que nos paremos sobre los pedales o, incluso, que adoptemos una posición que – rústicamente - llamare "de 90º ”
No necesito ser más explícito.

Esta primera clase era un mar de promesas

El tema es que no soy muy buen nadador.

A los 10 minutos de pedaleo constante yo ya no veía a la rubia, no veía a la instructora y apenas podía mantenerme consciente.
Con la vista nublada y la boca seca todos mis sentidos se concentraron en evitarme el desmayo.
Mi única preocupación era lograr respirar para lo cual abría la boca como pez fuera del agua.
El “pun chi pun” de la música electrónica con la cual suelen musicalizar esta actividad fue reemplazado por el BUM BUM BUM de mi corazón, único sonido que escuchaba en mi adormecido cerebro.
Sobreviví.
Apenas.

Lejos de alegrarme, debí tomar como una señal la apnea inicial.
Quien me conoce sabe que soy un poquitín orgulloso…nada…apenas…una cosita.
Y si 15 mujeres pueden pedalear a ritmo sostenido casi sin apoyar el traste en la bici durante una hora corrida, cómo diablos no iba a poder yo ?!

Dos días sin poder caminar.

La extensión completa de la pierna era una utopía, los calambres nocturnos una realidad.

Para la segunda clase (que tomé a los 10 días de la primera) bien podrían haberme puesto, en lugar de la bici fija, una playera de paseo porque debo haber levantado el culo del asiento un par de veces, no más y mi ritmo de pedaleo fue idéntico al braceo del gatito de la fortuna.

Terminé el mes y me despedí para no volver.

Un par de conclusiones:

- Te das cuenta que estas viejo cuando miras a tu alrededor y sos el más grande del gimnasio, incluso, que el propio dueño.

- Si es verdad que los músculos tienen memoria…los míos padecen de amnesia.

- Ser instructor de un gym es uno de los trabajos más piola del universo. No debería llamarse “trabajo”

- Todas y cada una de las máquinas del gimnasio son herramientas de tortura.
Excepto que haya una señorita sobre ellas. Ahí se convierten en aparatos de lujuria.
Es automático.

- Los instructores se quejan porque es de naturaleza humana hacerlo, de lo contrario, deberían agradecer de rodillas a Yisus todos y cada uno de los días de su existencia.

- La más bella y mejor dotada de las señoritas pierde encanto si su calza revela la línea de transpiración de sus nalgas.

- Esta científicamente comprobado que el individuo promedio puede levantar hasta 10 kg más de lo habitual si hay una señorita mirándolo.

- En el vestuario del gimnasio sólo se deben hablar de tres cosas: dinero, fútbol y mujeres. Exagerar acerca del dinero, hacer creer que sabe mucho de fútbol e inventar historias con mujeres.

Listo
Hasta el año que viene

Todavía están ahí ?

MIB: la tira - 23


El sanatorio del horror


Escribe Oscar Ángel "Marciano" Lunaretti - Investigador Profesional de Fenómenos Paranormales - Platovoladorólogo - Aventurero precavido - Cazador de duendes, fantasmas y aparecidos - Aficionado a los calmantes.




Miércoles 18 de Abril de 2012 - 14:18 P.M.

Ha pasado un largo tiempo desde mi último reporte.
Tiempo durante el cual podría decir que mi vida se vió convertida en un constante y vertiginoso viaje hacia lo desconocido, enfrentando y venciendo peligros que el común de la gente no se atrevería siquiera a imaginar, arriesgando mi vida a cada instante, viendo a los ojos de la oscuridad misma sin pestañear y gritándole "¡Vení! ¡Acá estoy!¡Dame lo mejor que tengas!".

Podría, si hubiera sido así... Pero no... La verdad es que nada que ver.
Sobre todo porque ni loco me atrevería a gritarle a la oscuridad, por esto de que capaz que hay algo ahi escondido ¿viste? y uno no lo ve porque en la oscuridad, generalmente, está todo oscuro y, que se yo, ese algo se puede tomar a mal que le grites y te puede atacar. 

La verdad es que, lo que pasó, fue que me estuve tomando un tiempo sabánico (Porque la  mayor parte del mismo estuve entre las sábanas) Y no porque quisiera. O, bueno, capaz que al principio si, pero después fue algo forzado, muy a pesar mío, porque estuve internado.

Sucede que, debo reconocerlo, quedé un poco afectado debido al traspié, por llamarlo de alguna manera, sufrido en mi última misión.
Sinceramente, volver a la "Central" (mi casa), luego de aquel larguísimo y agotador viaje, encima en un estado medio lastimoso y, una vez mas, tener que enfrentar nuevamente a quien me financió económicamente la expedición (mi papá, claro, que medio sin ganas pero la financió) para reportarle, por escrito, como se debe reportar formalmente un informe que, y cito: "... la misión ha resultado infructuosa en un ciento por ciento...", es un golpe difícil de asimilar, en especial para un pro-fe-sio-nal apasionado y autoexigente como yo.
O sea, por mas que el reporte sea siempre el mismo (de hecho, hasta el momento solo tuve que imprimir una copia del primero que escribí y cambiarle el título de la misión nomás), el "objetivo no logrado" (mi terapeuta siempre me dice que evite usar la palabra "fracaso" cuando me refiera a algo mío) siempre duele.
Y que mi papá, ooootra vez se ponga rojo de furia, rompa la hojita del reporte en pedacitos y me grite desaforadamente con los ojos desorbitados "¡¡Pero la gran puta que te parió, pedazo de pelotudo!! ¿¿Cuantas veces te lo tengo que repetir?? ¡¡Ya sos grande!! ¡¡¿Te pensás que la plata la cago yo?!! ¡¡Dejate de boludear con estas cosas y conseguite un trabajo en serio de un puta vez, carajo!!", también.
Menos mal que mi asistente ejecutiva (mi mamu, obvio) siempre está ahí para calmarlo.
A veces me preocupa lo mal que se pone mi papá. Sobre todo porque no se de donde voy a sacar los fondos para seguir investigando si le pasa algo. Pobre.. Pobre de mi que me quedo sin financiamiento...

En fin, la cuestión es que, en aquel momento, como siempre sucede, tuve que salir corriendo y encerrarme en la "office" ("Office" es oficina en inglés. Me refiero a mi habitación) hasta que papi se calmara y así evitar que me faje y, como sabía por experiencia, además, que no iba a poder salir por un tiempo prudencial, aproveché para tomarme un tiempo de reflexión y descanso.
Es así que estuve dedicándome a realizar un profundo trabajo de instrospección, haciendo hincapié en un necesario replanteo de objetivos, sumado a un redireccionamiento de metas, una reestablecisación de prioridades y todas esas cosas que se suelen hacer cuando se tiene mucho tiempo al pedo.
El resultado (al que llegué en las primeras dos horas y cuarto de meditación, sin contar la horita que dormí) fue que, definitivamente, debo dejar de presionarme tanto por mi profesión.
Es cierto que lo que hago me apasiona y siento que es algo así como mi misión en la vida, pero debo aceptar que el stress al que me autosometo, a veces, puede ser demasiado.
Por eso a partir de ahí decidí hacer un time out del trabajo y me la pasé durmiendo, viendo tele (mayormente desde la cama) y revisando mi página de Facebook (que debe andar mal porque de las 1356 solicitudes de amistad que envié no me vino confirmación de ninguna. Y tampoco me llega ninguna solicitud a mi. Que raro. Debe andar mal. O capaz que son demasiadas y la página no da abasto. Puede que se haga como un efecto embudo o algo así. No sé).
Claro que también, y unicamente porque la pasión que siento por mi trabajo es mas fuerte que yo, de tanto en tanto veía si salía algún caso investigable, o me fijaba en internet si algo extraño había ocurrido en alguna parte. No con mucho detalle, por la dudas que hubiera imágenes, pero me fijaba.

Y así fueron pasando los días.

Sin embargo, (lo que son las cosas eh, cuando un está destinado a algo, por mas que no quiera termina involucrado justamente en ese algo), un día, hará unos meses atrás, misteriosamente, como todo suceso en la vida de un investigador de mi rubro, una serie de hechos casuales (o debería decir "causales". Porque en el Universo todo tiene un por que. Y un como. Y un donde. Y un para que. Y un ¿Ah si? Mirá vos. Y todo eso) me llevó a tener que retomar mi camino y enfrentar una vez mas a las oscuras fuerzas que se esconden en... la oscuridad.

Resulta que estaba yo dedicado, como suelo hacer cada tanto, a ordenar y reclasificar mis apuntes, archivos e informes de misiones anteriores y, solamente para evitar tentarme y ponerme a trabajar de nuevo (porque yo soy así, re loco del laburo), lo iba haciendo medio de reojo.
Incluso, por momentos, hasta intentaba hacerlo directamente con los ojos cerrados (Para no tentarme, por supuesto, aunque también un poco era para no ver las fotos), pero como era medio complicado (mas que nada porque al estar con los ojos cerrados se me caía todo y para juntarlo si o si tenía que abrir los ojos y ahí siempre algo por accidente veía, gritaba y lo tiraba de nuevo), al cabo de un rato era mas lo que había desparramado que lo que podía ordenar, así que mas o menos cada veinte minutos tenía que empezar de nuevo.
Fue entonces cuando, luego de sollozar un rato (por la frustración, obvio. No porque me haya asustado con la imagen de un aparecido espantoso que justo cayó boca arriba y la vi de lleno), para tranquilizarme me fui a la compu y me puse a revisar los mails para descansar un ratito (es que me canso rápido) y recuperar algo de aliento.

Después de todo, eso era lo que había decidido hacer: estar tranquilo y relajarme. 

Ahí justo encontré uno que me mandaron y que, como adjunto, tenía un jueguito que consistía en tratar de llevar una pelotita con el puntero del mouse a traves de un laberinto sin que tocara las paredes. Si tocaba una pared perdías y había que empezar de nuevo. Era medio difícil pero me venía al pelo para desenchufarme y mantenerme entretenido.
Como cuando empecé a jugar ya estaba temblando (por esto de haber visto esa foto horrible. Es como un efecto residual que queda en el cuerpo), se me hacía medio complicado y hasta mas o menos pasadas unas cuatro horas no pude mover la pelotita mas que unos pocos milimetros sin perder.
Al principio me reí de mi mismo. Ja ja ja ja. Así me reí. Pero después ya medio me empezaba a fastidiar y me lo empecé a tomar como algo personal. Porque yo soy así, muy personalidad A, que no se muy bien que significa pero en algún lado lo escuché y parce que está bien.
La cuestión es que no iba a permitir, de ninguna manera, que me gane un jueguito de morondanga, así que me propuse no parar hasta terminarlo como se debe.
Luego de varias (bastantes) horas de estar ahi, dele que te dele con la pelotita, mi pulso mejoró y le fui agarrando la mano.

Y fue entonces cuando sucedió lo impensado.

Estaba yo ahi, super concentrado, sujetando el mouse con ambas manos, transpirando, con el rostro casi pegado al monitor y la mirada clavada en la dichosa pelotita, cuando, casi a punto de completar el juego, de repente el juego desaparece y en la pantalla, de la nada, ¡¡aparece la cara de la nena esa de la película "El Excorcista" en primerísimo plano, mientras se escucha un grito aterrador por los parlantes!!.
Fue tal la impresión que no estoy muy seguro de que fue lo que pasó, pero creo que grité, me morí por una fracción de segundo, resucité, seguí gritando como loca, me desmayé y salí corriendo. En ese orden.
Por instinto, intenté saltar por la ventana que, por fortuna, estaba abierta.
Lástima que no recordé (tal vez producto del estar inconsciente) que había mandado a ponerle rejas porque da al jardín y es peligroso (No se. Algo puede entrar) así que por el envión solamente me pasó la cabeza, y terminé trancado ahí, medio colgando, desmayado. Y llorando.

Fue horrible.

No se cuanto tiempo estuve ahí. Solo se que en algún momento mi mamu me encontró y enseguida llamó al 911.
Vino la policía, los bomberos para sacarme (Y menos mal que lo hicieron ellos y no mi papá que seguía repitiendo "¡Dejenmé a mi que yo lo saco de una patada en el culo!" a cada rato ) y una ambulancia.
Fue un despliegue importante. Y medio un papelón también porque todo el barrio estaba mirando.

Como yo había quedado en estado de shock, sin habla, con crisis de llanto, y nadie entendía muy bien que era lo que había pasado, me derivaron de urgencia a un sanatorio por las dudas.

Al llegar, la médica de guardia me revisó y, luego de constatar que solo tenía una luxación cervical, me colocaron un cuello ortopédico, me dieron un par de calmantes y dijeron que podía volver a mi casa en unas horas.
La cosa se complicó cuando esta doctora, luego de que los calmantes hicieron efecto, dejé de temblar y sollozar y pude recuperar el habla, me preguntó que era lo que había pasado, y le conté todo.
Incluso le expliqué cual era mi profesión y hasta le mostré mi credencial que, por suerte, siempre tengo la precaución de llevar encima en todo momento (Es una que tuve que hacer nueva, porque la vieja la debo haber perdido en alguno de mis viajes. Esta es un poco mas vistosa que la anterior porque la hice con cartulina de color).
Ahí medio que me miró raro, como con preocupación (y quizás un dejo de lástima), y dijo que iba a ser mejor que me quedara en observación unos días porque existía la posibilidad de que tuviera algún tipo de contusión cerebral.

Así que quedé internado.

Y ahi, en ese lugar, fue que todo empezó...




Continuara...


Mensajes de Luz




Escribe el Maestro Lusamor Sol - Gurú espiritual del nuevo siglo, mensajero de paz, avatar cósmico y un verdadero hijo de una Gran Luz.-



Amados hermanos y hermanas hijos de remil luces, os doy la bienvenida y os abrazo sobre mi corazón de infinita Luz en el regocijo permanente del amor que se os manifiesta como presente del Todo Universal del cual semos parte. El Todo que es Uno. Y el Uno que está en todos y cada uno. Que sois también Todo. Aunque seais uno.

Sé, amadísimos hermanos y hermanas, porque pocas cosas escapan a mi humilde pero casi infinito conocimiento, que ha pasado un largo tiempo desde mi último mensaje y os estareís preguntando “¿Por qué, eh Master? ¿Por qué?”.
Pues dejadme ante todo deciros, curiosos hermanos y hermanas metidos hijos de mil luces, que de ninguna manera esto se haya debido a que estuviera o estuviese huyendo, como han dicho algunas malas voces celosas de mi luminositud. 
En todo caso estaba realizando un viaje de Luz porque así me lo dictó el Universo en su perfecta sabiduría. 
Además, debeis saber, reverendos hijos de Luz, que para mi, que existo en el presente eterno, en el aquí y ahora, en el ya, en essssta… en esta imperederecederera manifestación del instante de ahora, el tiempo no es mas que una borrosa ilusión de la mente, por lo cual, para mi, no pasó naranja. 
Son ustedes, queridos míos, que viven en el tiempo, dentro del tiempo, con el tiempo metido en el ojal, pendientes del tiempo, los que se hallan continuamente sometidos a sus vaivenes y a sus caprichos, como esclavas sexuales indefensas, y vestiditas con polleritas escocesas tableadas y zoquetes blancos que repiten con voz finita "Ay no me haga nada señor tiempo ayayay".
Son sus mentes, sus pobres y cachivachescas mentecitas las que, como una hoja reseca y pusilánime a merced del viento sobre las olas del océano indómito, van y vienen del pasado al futuro, para acá y para allá, para allá y para acá, ida y vuelta, sin escalas, constantemente.
Tanto van y vienen, que si les dieran millas de viajero cada vez que vuestras mentes van al pasado o al futuro, las podrían canjear para viajar gratis hasta Saturno de vacaciones todos los veranos. O a Plutón, que dicen que está mas fresquito.
Y así andan por la vida, rebaño de hijos de Luz, como sandía en carro, acongojados por lo que ya pasó, y consternados por lo que puede venir, mientras que Yo, desde mi elevada vibración de Luz, solo los observo y les digo, señalándolos con el dedo ¡Oh pobres de ustedes que existen rodeados de la fantasmagórica ilusión del tiempo! ¡Que pavotones que son! ¡Ayayayayayay! Me darían risa si no fuera porque casi me dan un poquito de pena. Jajajajaja. Paaaaabres… Jajajajajajaja.
Pero en mi inconstrimpable compasión y mi amor amoroso, inevitablemente, los abrazo (cuando se me pase la risa) y les brindo incondicionalmente mi modesta pero fundamencional enseñanza, amados hermanos y hermanas hijos de una gran Luz, para ayudaros a terminar con este interminable viaje que desgasta vuestras agotadas mentes, que ya de por si son bastante limitaditas, por no decir que están hechos pelota. 
Y así os digo: Estean acá. Vivid en la fugacidad del momento presente. ¡Hacedlo ahora! ¡Ya!… No… Tarde… Ya pasó. Es pasado. ¡Ya!... No, tarde otra vez… ¿Ven lo que les digo?... Otra vez… ¡Ahora! …. No… Llegaron tarde de nuevo… A ver… Vamos de nuevo… ¡¡Ya!!… No… Nononono… Son un adoquín loco… ¿Dije que era fugaz el momento presente o hablo en turco?... ¡¡Ya!!… Bue… No hay caso… No les da…

Sigamois...

Queridos hermanos y hermanas y la gran Luz que los parió, no ha escapado a mi humildísimo pero inabarcable conocimiento tampoco, que otra de las preguntas que os estáis formulando en este instante con vuestras inquietas y curiosas mentes es “¿Y que onda con esto de que os cambiasteis vuestro nombre Master of the Universe? ¿Eh? ¿What pass?”.
A lo que yo, con magnánima humildad y cegadora luminiscencia respondería “Como estáis eh… ¿Qué sois? ¿Policías?”.
Pero bueno, no, no será esa mi repuesta para vosotrois, sino que, en toda mi luminosa garandiositud y modestia os respondo, desde los mas profundo de mi corazón de pura Luz infinita “¿Qué son los nombres?”.
Si. Yo respondo con otra pregunta. Yo puedo, porque para eso soy un Maestro. Ustedes no.
Y os respondo, o me respondo, ya no se, estoy un poco mareado, que los nombres no son mas que palabras que identifican cosas, en este caso a Mi, creadas por la mente. Y por ello no son mas reales que un sueño. O que el tiempo. O que los esquimales. Y Yo Soy mucho mas que un nombre. Lo que Yo Soy está mas allá de las palabras. Es inabarcable. Es inconmengsurable. Es eterno. Es impermeable. Simplemente Es lo que Es. Y por lo tanto es ingcognogscibleg. E innombrable. Igual que ustedes, que son verdaderos hijos de una gran Luz. Aunque un poco menos, claro. O bastante. Porque les falta tomar mucha sopa todavía. Pero igual son bastante innombrables. Y, para ser honesto, medios impresentables, pero bueno... ese es otro tema.
Por ello, decía, no hay palabras que puedan nombrar lo innombrable. Si las hubiera no sería innombrable. Por lo tanto eso que ustedes llaman nombre, no tiene la menor importancia para Mi. Así que bueno… nada… eso. Ahora este será mi nuevo nombre para ustedes y para todo el que pregunte por Mí. Aunque esto parezca contradecir todo lo que acabo de expresar. Pero no. Para nada. Si no lo entendéis es porque vuestras estrechas mentes no están aún en condiciones de captar la esencia de Luz del conocimiento que os estoy impartiendo. Aunque es bastante sencillo de entender, pero bueno, no se le pueden pedir peras al mono. Igualmente no os deberos preocuparois ni sentirosois mal por ser tan penosamente ignorantes, amadísimos hijos de la gran Luz; solo aceptad que yo siempre tengo razón y listo.
Y ya que estoy os aclaro, arrojando otro poco de mi impertítora Luz sobre las sombras de su ignorancia, que esto nada, pero nada, tiene que ver con ciertos problemas legales en los que alguna alma oscura, sucia y traidora a la Luz quiso involucrarme, y menos aún con el haberme enterado por los medios de comunicación (yo no miro televisión, pero me contaron) que hay otro grandísimo hijo de Luz que lleva un nombre medio parecido al mi… al que yo llevaba, que parece que es medio delincuente y por ello lo estuvieron escrachando por todos lados, y bueno, no quisiera generar confusiones. A ver si todavía caigo yo en la volteada, que no tengo NADA que ver con el gordito ese. Lo único que me falta. 

Bien... dicho esto, y habiendo arrojado mi clarificante Luz sobre vuestras grises almas, y cumpliendo así con la recomendación de mi abogado de Luz que me dijo que me cubra por las dudas, os dejo, amados hermanos y hermanas hijos de un conteiner demorado en la aduana cargado de Luz importada, no sin antes regalaroles un mensaje final empapado con la Luz de la amorositud que me anima:

“Recordad siempre que aunque el viento sople sobre la calma quietud del lago y el sol ilumina el brote bajo la piedra en la montaña, un solo grano de arena no hace una playa ”.

Reflexionadlo en meditación. Y en la Luz.

Bendiciones de Luz para ustedes.

Wolfgang Amadeo Quiñones



Acápite: Wolfgang Amadeo Quiñones. Naturaleza del miserable. Teoría. Refutaciones. Triste final.



Desde la segunda mitad del siglo XIX hasta la actualidad se han llevado a cabo innumerables estudios sobre la naturaleza del individuo miserable. Prestigiosos científicos de todo el mundo han llenado bibliotecas con gruesos tratados destinados a la descripción pormenorizada de esa noble condición del espíritu humano, produciendo en el camino significativos avances y no pocas controversias.

Sin embargo nadie ahondó tanto en la materia como el célebre profesor Wolfgang Amadeo Quiñones, en cuyo brillante trabajo se centrará la presente crónica orientada a destacar sus enormes méritos y, por qué no, repasar sus numerosísimas refutaciones.

Ahora a lo nuestro sin más, que una vida consagrada a la ciencia no se cuenta en tres renglones.

Wolfgang Amadeo Quiñones nació en Salzburgo, Austria, el 29 de agosto de 1887. De madre austríaca y padre nicaragüense que se abandonaron mutuamente y luego a él, Wolfgang pasó los primeros años de su vida en su ciudad natal, al cuidado de una tía segunda que fue forzada a hacerse cargo tras perder una extensa batalla judicial con el Estado.

Desde muy pequeño se reveló como un destacado estudiante, aplicado y entusiasta en similares proporciones. Gracias a su brillantez y tenacidad logró mantenerse en el hogar bloqueando en la justicia las sucesivas apelaciones de su tía, y aun debiendo soportar esas desagradables distracciones completó sus estudios secundarios en tiempo récord.

Emigró a los Estados Unidos el mismo día en que alcanzó la mayoría de edad, un poco por decisión propia y otro poco porque, extinguido el interés del Estado, su tía Helga cambió la cerradura y mudó sus pertenencias a la casa de un vecino que a la postre no resultó menos hostil.

Diez años más tarde, ya egresado de Harvard como genetista, psiquiatra y convertido en un apasionado investigador de la conducta humana, publica su primer trabajo, ‘Miserable… ¿se nace o se hace?’, que le vale el reconocimiento de sus pares y a su vez atrae un buen número de inversores privados dispuestos a financiar sus futuras investigaciones.

En dicho trabajo, que no pocos atribuyen al profundo resentimiento que albergaba hacia su familia, amigos, conocidos y la humanidad en general, el profesor Quiñones se plantea cuánto de genética y cuánto de absorción hay en la condición de miserable de un individuo. Pero no arriba a ninguna conclusión indubitable. Sin embargo el planteo mismo del tema sirve de inspiración a muchos de sus pares que a partir de ese momento deciden abordar el estudio con pasión y rigor.

Cinco años después, tal vez conmovido por los horrores de la primera guerra mundial y en el marco de un congreso sobre los vicios de la conducta humana en la ciudad de Chicago, brinda un memorable discurso en el que expone por primera vez la semilla de una teoría que defenderá hasta el día de su muerte, y que lo convertirá en un personaje controversial entre sus pares, amigos, conocidos y la humanidad en general.

A su turno el profesor sostiene, dedo en alto y a viva voz, que el individuo miserable se forma en el vientre materno y florece más allá del medio en que le toque crecer. Se centra en los infantes que muerden y golpean a sus compañeros de escuela sin exhibir remordimientos, pero fracasa al intentar probar la motivación genética, ganándose el repudio unánime de la concurrencia.

Luego del incidente cae en una profunda depresión que le cuesta su matrimonio y lo aleja de la actividad por más de dos años.

En 1923 conoce a Stanley Rodríguez, un neonatólogo guatemalteco con ideas revolucionarias que desde el comienzo revelan un estrecho vínculo con su malograda investigación. De inmediato establecen una sólida amistad y colaboran activamente en la reformulación de la teoría de Quiñones. En 1926 publican un estudio titulado ‘Pezones sangrantes’, que provoca una severa conmoción entre sus pares y los sumerge en el más absoluto aislamiento científico.

‘Pezones sangrantes’ retoma la vieja idea de que el miserable de ley se forma en el vientre materno, y postula que su primera pulsión consiste, precisamente, en atacar el pezón que lo alimenta. ‘El miserable —dicen Quiñones y Rodríguez— no succiona delicadamente como cualquier lactante bien nacido, sino que muerde, roe y tironea con manifiesta intención de dañar. Expresa su naturaleza sin filtros o inhibiciones.’

La parte endeble, una vez más, aparece en el ámbito probatorio, que se nutre principalmente de apreciaciones subjetivas y sentencias arbitrarias de los autores. La comunidad científica rechaza la teoría en forma enfática, y la Iglesia Católica presenta una queja formal por el empleo de la palabra pezón.

Sin embargo Quiñones no se desanima, y a pesar de que en julio de 1929 un accidente doméstico se cobra la vida de Rodríguez, continúa investigando para probar la conexión entre la voracidad del lactante miserable y su intención de provocar un daño.

En 1933 interrumpe sus estudios para formar una nueva familia con la mujer con lo acompañará hasta el final de sus días. Dos años más tarde, con el nacimiento de su hijo, tiene una epifanía que lo devuelve al ruedo. El profesor observa en el niño claros indicios del comportamiento miserable descrito en los estudios con su fallecido socio, y nota al mismo tiempo una dentición temprana. Desalentada por su mujer la intención de sacrificarlo o darlo en adopción comienza a escribir ‘Diente de lobo’, que a la postre será el último intento serio de instalar su teoría y recobrar el prestigio perdido.

En ‘Diente de lobo’ (1938) el profesor ratifica todo lo expuesto en ‘Pezones sangrantes’, pero agrega que los dientes del miserable de ley comienzan a aparecer a los tres meses del nacimiento o incluso antes. No a los cinco ni a los seis. Ello para maximizar el daño o evitar el destete antes de que el mismo (el daño) se produzca. La naturaleza sabe que debe apresurar la dentición, y el miserable sabe cómo utilizar la herramienta; todo forma parte de un plan divino —propone con desmesurada audacia— destinado a cumplirse desde su etapa más temprana.

Muy pronto le llueven las críticas, las denuncias en el fuero penal y se lo deja de invitar a los congresos. Sin embargo, antes de que el asunto se salga por completo de control estalla la segunda guerra y la atención del mundo se dispersa un poco.

Wolfgang Amadeo Quiñones se alista en el ejército de uno de los dos bandos (no está claro cuál) y su rastro desaparece hasta finales del año 1948, cuando la revista ‘Miserias’ publica un pequeño ensayo de su autoría en el que hace referencia —entre otras cosas— a los maltrechos pezones de la madre de Adolfo Hitler.

En un mundo nuevo y distinto, gobernado por otros hombres y otras ideas, su ensayo pasa sin pena ni gloria y lo convence de abandonar, si no la teoría entera, al menos la voluntad de propagarla entre sus pares.

En 1955 decide retirarse de la vida pública, retorna a su patria y se recluye en la mansión heredada de su tía Helga (luego de que ella perdiera una extensa batalla judicial para desheredarlo), donde desarrolla una curiosa afición por la confección de avioncitos de papel.

El 7 de octubre de 1967, a los 80 años, harto del ostracismo, la indiferencia y de tanto avioncito, decide retirarse también de la vida privada, o de la vida en general, y se pega un tiro en la sien.

Deja una única carta para su hijo: ‘Hijo mío, perdón. Me jugué todo el dinero de la tía Helga en el pase inglés (a los dados, bruto), hecho claramente atribuible a una temprana dentición.’

Hoy en día, a más de cuarenta años de su muerte, sus teorías continúan siendo olímpicamente ignoradas por sus pares, amigos, conocidos y la humanidad en general.


Tengan ustedes muy buenas noches.

Un equipo con identidad

 I always wanted to be somebody, but now I realize I should have been more specific.(*)
Mary Jean "Lily" Tomlin
Actriz estadounidense




Lunes, 9:20 hs Auditorio de las oficinas centrales en Kag&Onos
Perez esta hablando frente a sus colaboradores. En la pantalla del auditorio se ve proyectada la portada de una presentación de diapositivas con el logo de la compañia. El título reza, pomposo: Desafíos 2012 - Fortalezas y debilidades de K&G


Perez:..-Como saben, mi equipo es un equipo modesto, mediocre. Un equipo que siempre estuvo, como suele decirse, de mitad de tabla para abajo. ¡Qué digo! Es un equipo que ha jugado casi siempre en el ascenso, y solamente en los últimos años ha logrado algún resultado destacado, conformando un par de campañas memorables. Fueron unas campañas que vamos a recordar por siempre, con nostalgia. Porque gracias a ellas hoy podemos decir que somos un equipo con alguna identidad, con alguna proyección, con ambiciones... Pero desafortunadamente durante la campaña del último año el rendimiento de mi equipo bajó notoriamente, volviendo a lo que me tenía acostumbrado antes. Tanto que hoy estamos en las posiciones de retaguardia, luchando como se puede para no caer en el oprobio del descenso. Hoy volvemos a dar motivo de burla a nuestros clásicos rivales. La estamos peleando, es cierto, pero pelear por no hundirnos no es lo mismo que luchar para conseguir la gloria, y eso es algo que...

Perez hace una pausa y mira contrariado al auditorio.

Perez:- Me parece que no me están comprendiendo. No digo todo esto para entrar en clima antes de ir al asunto de esta reunión. No espero que me compadezcan ni me alienten diciendo que mi club va a zafar de todo. Eso no es algo que importe o corresponda hablar en este ámbito, en estas circunstancias. No, muchachos, por si no quedó suficientemente claro: yo no estoy hablando de mi equipo de fútbol. Estoy hablando de cada uno de ustedes.Ustedes son mi equipo, ¿me entienden?



(*)Siempre quise ser alguien, pero ahora comprendo que debería haber sido más específica.

Cartas desde el exilio



"Si MIB fuera un malvón

ya estaría reseco."

(Haiku del poeta Obi Wan Renegado)


No sé por qué será o si es tan sólo una sensación mía, pero estoy convencido de que hay una crisis general en la blogósfera. Puede ser una conflagración orquestada por la Sinarquía internacional o un capricho del destino; puede ser que sea fruto de la situación actual del país o producto de la irrupción de Twitter, pero creo que la gente está escribiendo menos. Y a esta altura no me atrevo a descartar ninguna explicación.

Men in blog no es la excepción. De hecho no es ni siquiera la regla, sino que es el blog que miran quienes son la regla para tranquilizarse. Recurro a los mails para tratar de encontrar una explicación, una pista o un powerpoint con fotos de paisajes alpinos. Que se yo, algo, cualquier cosa.


Y lo que encuentro es justamente eso. Cualquier cosa.

De: Mariano
Asunto: Nuevo laburo

Muchachos, perdonen que haya estado desconectado, pero me ofrecieron un trabajo en la revista Rolling Stone haciendo fotomontajes. Acepté inmediatamente. Por eso no entiendo por qué dijeron que si no tenían otra opción para mí y terminé haciendo crónicas de recitales.

Abrazo.

De: Renegado
Asunto: Intervención
Estimados, si se preguntan por qué hace rato que no aparezco (si es que se lo preguntan, porque seguro que ni se habían dado cuenta) es debido a una intervención que tenía que hacerme para removerme las amígdalas. Como no podía ser de otra manera, hubo un error y me terminaron haciendo un implante mamario. Mis amígdalas siguen inflamadas, pero ahora nadie lo nota porque hacen juego con mis pechos.

Mi vida es una fiesta (literalmente, no paran de invitarme a eventos sociales).

Saludos.


De: Bugman
Asunto: Otro laburo

Gandules, me divertiría charlar sobre los avatares de sus excéntricas vidas si no fuese porque veo que atentan contra su producción. Y porque no me interesan, también.

PD: Señor Mariano, me tomé el atrevimiento de cambiar el 'subject' de su mail para que tenga sentido.


De: Briks
Asunto: Re: Otro laburo

Muchachos, mi trabajo como abogado defensor me ha tenido bastante ocupado. He tenido que lidiar con denuncias de maridos despechados, acusaciones de padres de menores de edad e incluso con una ninfómana que reclama haber sido abusada en su buena fe. Calculo que en breve podré desembarazarme de todos estos juicios y entonces incluso podré empezar a tomar casos de otras personas que no sean yo mismo.

Hasta entonces, los acompaño en el sentimiento.


De: Viejex
Asunto: Lugar de reunión

Queridos, ¿qué tal? Veo que cada uno sigue con sus cosas. tendríamos que publicar algo. Yo veré que puedo hacer, ya que finalmente terminé el quincho en la parte de atrás de casa. Pilares de madera y techo de paja como yo quería. Está lindísimo. Lástima que mientras les escribo escucho las sirenas de bomberos así que no creo que esté prendido mucho más tiempo.

Fue lindo mientras duró. Abrazo.


De: Bugman
Asunto: ¡Ponganse a laburar, manga de vagos!

Veo que las notas de color se suceden y las publicaciones no. Los insto a canalizar su tiempo libre en una ocupación. En una concreta: escribir en MIB.

Yo estoy bien. Yo siempre estoy bien.


De: Mariano
Asunto: Re: Re: Otro laburo

Muchachos, la situación ha dado un giro dramático. Mi primer trab...otro trabajo fue cubriendo el recital...DE ARJONA EN VÉLEZ!!! Estar en un sector VIP era una inmejorable oportunidad de lograr lo que siempre quise, pero el de seguridad descubrió la Colt y todo se fue al tacho.

Lo peor es que debo escribir la crónica. Hice una prueba pero luego de escribir 'cantautor guatemalteco' me desmayé.

Abrazo.


De: Señor F
Asunto: Re: ¡Ponganse a laburar, manga de vagos!

Señor Bugman, me encantaría poder ayudar en esta situación, pero debo estudiar porque se acercan los finales. Lamentablemente, mis sacrosantas obligaciones me impiden dar una mano.

Saludos cordiales.


De: Yoni Bigud
Asunto: Publicaciones

Señores, tengo casi cocinado un texto para MiB. El problema es que mi abogado (que, como el Señor Briks, también soy yo) me ha sugerido mantener un perfil bajo hasta que las actividades de cierta sociedad en la que participo hayan cumplido con el tiempo legal de prescripción. Si pasa eso o logro que otra sociedad de la que participo tome la posta, publicaré mi artículo.

Saludos.

De: Renegado
Asunto: Fwd: Intervención

Estoy bien, no se preocupen. Comparto con ustedes el cenit de la mala praxis y lo único que recibo es un mail (varios mails en realidad) del señor Briks pidiéndome fotos. Por suerte ya tengo fecha para la intervención correctora y encuentro consuelo en una gran cantidad de amigos que he hecho en este tiempo. Ellos me dicen que si estoy afligido, se prestan mi pecho para llorar. La formulación es medio confusa y yo siempre pensé que era el hombro, pero se igual.

Chaucha.


De: Señor F
Asunto: Re: ¡Ponganse a laburar, manga de vagos!

Señor Bugman, quería saber qué significa la carta documento que llegó a mi casa. Y por qué mis profesores no quieren hacer contacto visual conmigo.

Saludos menos cordiales.


De: Bugman
Asunto: ¿Hola? ¿hola? ¿por qué no me dan bola?

¿Les estoy escribiendo a sus cuentas de AOL que no contestan? ¿tienen windows 3.1 o se hacen? LA-BU-REN. ES-CRI-BAN. A-BAN-DO-NEN CUAL-QUIER HO-BBIE (digo mientras palmeo al separar cada sílaba). No creo poder ser más claro que esto.


PD: Señor F, ¿en serio pretende que le explique lo que pasa? Hagame el favor de tomar un flagrum y azotarse usted mismo, que yo ya estoy cansado.


De: Briks
Asunto: Re: Publicaciones

La campaña de MiB opaca la de Olimpo. Y ya que estamos, el Señor Bugman me recuerda a Mauro Laspada: pelado y violento.


De: Mariano
Asunto: HELP!

La situación es desesperante. Ante la imposibilidad de escribir algo sobre Arjona, en un claro intento de boicot, copié y pegué el relato de Víctor Hugo del gol de Maradona a los ingleses.

Les encantó.

Ahora quieren que siga a Montaner por toda la provincia de Buenos Aires. Yo les insistí en que es imposible que Arjona haya eludido a Peter Shilton. Los redactores se rieron y se fueron diciendo cosas como "este tipo es un groso", "un flash total" y otras boludeces del estilo.


De: Yoni Bigud
Asunto: Re: Re: Publicaciones

Señores, MiB ya puede exigirme ahora que la ley argentina no puede hacerlo. Ni bien termine de linkear algo que publiqué con mi declaración de impuestos, tendremos algo jugoso en el aire. A menos que vean que recibimos una visita de un IP que tenga base en Rusia. Ahí lo mejor va a ser que cerremos todo y cada uno se vaya por su lado. Por un tiempo por lo menos.

Abrazo de gol.

De: Viejex
Asunto: Re: Re: Re: Publicaciones

Ahora que lo menciona, Señor Bigud, pude acceder a una de sus declaraciones de ganancias y se trata de un texto realmente humorístico. Con su Formulario 152 creo que ya tenemos material para el resto del año.


De: Renegado
Asunto: me pasa por goma(s)

Finalmente me removieron los implantes. Siento que la gente ya no me trata tan amablemente como antes. Mi vida es una fiesta (no, en el sentido de antes)


De: Pablo
Asunto: Estimados

No sé por qué será o si es tan sólo una sensación mía, pero estoy convencido de que hay una crisis general en la blogósfera. Puede ser una conflagración orquestada por la Sinarquía internacional o un capricho del destino; puede ser que sea fruto de la situación actual del país o producto de la irrupción de Twitter, pero creo que la gente está escribiendo menos. Y a esta altura no me atrevo a descartar ninguna explicación.

Además, a mí tampoco se me ocurre nada, así que voy a publicarlos a ustedes off the record.


Que lo disfruten con salú.



I.A.M



Acápite: Consultorio jurídico. IAM. Explicación del impuesto. Modo de pago. Recomendación final.




Impuesto al Miserable

Todo Estado sabe, conoce, está al tanto de que entre la población activa en condiciones de aportar al tesoro existe un buen número de individuos que, por decirlo de una forma amistosa o cortés, olvida el carácter obligatorio de dicha actividad y procede de acuerdo a su propia convicción y/o necesidad.

Dentro de este simpático grupo existen —de más está decirlo— varias categorías que según la profundidad del olvido merecen un distinto alcance en la severidad del reproche estatal. Están los denominados ‘ladrones de gallinas’, que pueden ser llamados al orden mediante una simple misiva firmada por algún funcionario competente de la Administración Federal de Ingresos Públicos; los evasores amateurs, cuya estrategia reposa generalmente sobre la espalda de mediocres contadores que presentan estrambóticos balances que a la postre promueven inspecciones con final incierto; los evasores consuetudinarios, que proceden de la misma forma que la categoría anterior pero con mejores contadores, y son más difíciles de acorralar; y los grandes evasores, que suelen montar complejas tramas que involucran contadores, profesionales del derecho e incluso economistas que les proveen las más variadas herramientas jurídicas y contables, entre las que se destacan la constitución de sociedades en el exterior, fundaciones de objeto dudoso y pequeñas empresas dedicadas a la facturación fraudulenta. Esta categoría posee, además, una enorme capacidad de diálogo con los organismos de control del Estado, hecho que garantiza por un lado una gran cuota de impunidad, y por el otro la aparición de funcionarios más prósperos y saludables.

Ahora bien, las modernas teorías que se han abierto camino en el campo del derecho impositivo y tributario señalan —no sin razón— que el Estado destina demasiados recursos en la identificación, seguimiento y castigo de ese olvidadizo sector de la población, y no obtiene ni por asomo el éxito deseado. La amenaza punitiva no es suficiente para encausar a los más díscolos, e incluso muchas veces no hace más que lograr el efecto contrario al deseado, generando el perfeccionamiento de las estrategias de evasión o la desaparición de elementos que, más allá de su falta de apego a las reglas impositivas, son importantes para la economía.

Por ello estas modernas teorías buscan alentar el espíritu contributivo de aquellos grupos mediante la creación de una serie de herramientas clandestinas que garantizan, no la impunidad, sino la ausencia de persecución estatal en caso de que el o los involucrados se avengan al régimen propuesto y lo cumplan sin excepción. Y en ese marco cada país es libre de implementar la o las que crea más adecuadas de acuerdo a su legislación vigente y a la idiosincrasia de sus contribuyentes actuales y potenciales.

En nuestro país esa herramienta clandestina es, sin duda alguna, el ‘Impuesto al Miserable’ (IAM), en plena vigencia desde el primer día del año en curso y gozando de un éxito clamoroso.

La idea del IAM es reemplazar la totalidad de los impuestos nacionales, provinciales o municipales de la persona física o jurídica por una única contribución que se abona en forma trimestral, y cuyo monto surge de un complejo cálculo que realiza la AFIP sin intervención del interesado, y que involucra un sinfín de variables tales como profesión, estimación del monto evadido con anterioridad a la inscripción en el IAM, estimación de bienes inmuebles no declarados, estimación de ingresos no declarados, cantidad de hijos o demás personas a cargo, estimación de gasto fijo mensual, etcétera.

No, el Monotributo es otra cosa. No se me apure.

Lo importante es que entienda que una vez cargados los datos y realizado el bendito cálculo, el desembolso anual del contribuyente miserable jamás supera el 30% de lo que sería si permaneciera en el sistema tradicional. Y se libra por completo de la persecución estatal presente y futura, ya que el monto, como acabamos de señalar, lo determina la AFIP sin intervención del interesado. Vale decir, sin declaraciones juradas, balances y otras yerbas, por lo que el número final se apoya exclusivamente en estimaciones estatales que no admiten prueba en contrario.

¿Cómo dice?

Sí, se libra de todo. Hasta del ABL. El Estado no lo perseguirá más. O sí. En realidad vale aclarar que en la República Argentina lo que se elimina a través del IAM es la consecuencia de la persecución estatal, no la persecución en sí. Usted continuará recibiendo toda clase de reclamos y citaciones por Ganancias, Bienes Personales, Ingresos Brutos, etc; pero jamás habrá una acción judicial ni nada que le traiga inconvenientes en su vida cotidiana, fuera de esa molesta insistencia epistolar.

El único inconveniente es que al ser esta una herramienta clandestina por definición, que técnicamente constituye un fraude de proporciones colosales, no existe una repartición oficial que pueda encargarse de la recaudación. Es una dependencia especial de la AFIP la que se pone en contacto (trimestralmente) en forma epistolar con el contribuyente a fin de indicar el modo y el lugar de pago. La carta posee el logo IAM sin otra especificación, y consta de un breve texto muy similar a los modelos que se detallan a continuación:

‘El día 21 de marzo usted comprará un helado de agua en el monumento a Simón Bolívar’.

‘El día 21 de junio usted comprará un pancho San Martín y Paraguay’.

‘El día 21 de septiembre usted se lustrará los zapatos en Cabildo y José Hernández’.

‘El día 21 de diciembre usted comerá un choripán frente al aeroparque’.

De más está decir que el agente de la AFIP será, según el caso, el heladero, el panchero, el lustrador o el puestero, y que el contribuyente podrá deducir del impuesto el valor de su compra.

Finalmente es menester señalar que existe un modo alternativo de pago. Cuando el Estado presume en el empleador condiciones morales similares a las del contribuyente inscripto, puede autorizar que aquel retenga el monto del impuesto directamente en el recibo de sueldo. Sin embargo yo no lo aconsejo. En MIB ya nos anotamos, y mejor no le cuento la experiencia…

Maldito calvo miserable.

Espero haber sido de alguna utilidad. Quedo a su entera disposición para evacuar las dudas que puedan tener sobre el particular.


Tengan ustedes muy buenas noches.

Sultana

"A man must do what he must do."
Charles Heston la película "Three Violent People"  (1956)





Hace ya algún tiempo dije y sostengo que llevo una vida como cualquier otra y me preguntaba qué les puedo decir, que no haya sido dicho. Nada, de seguro, pero ya que están acá queriendo escuchar una historia, les contaré lo más cercano a algo digno de mención entre las cosas que me sucedieron en estos últimos días.

Pero para contarles lo que sucedió, es menester que les diga previamente que hace unos meses empecé  una relación con una persona que, por resguardar su identidad, llamaremos de aquí en adelante X. También es preciso que sepan que X. amablemente se ofreció a quedarse en mi casa durante algunas semanas para cuidar a Sultana, mi perra, ya que yo debí ausentarme por un viaje, y que tras el viaje planeamos empezar a vivir aquí, juntos. De esta forma, pensamos, X. tendría un tiempo para acostumbrarse a mi departamento antes de convivir conmigo, lo cual creímos que era una idea muy conveniente y razonable.

Sultana es un vigoroso ejemplar de raza y edad inespecífica, que podríamos aproximar por una mezcla de cuatro o cinco razas de perros muy grandes, y de unos dos a cuatro años. Una alegre cachorra de mastodonte, por decirlo de alguna manera.

X, por el contrario, es una mujer pequeña, diminuta, de esas que lo más salvaje que han vivido en su vida es ver como las hormigas acababan con la vianda del picnic un día de la primavera.

Decía entonces que X se ofreció a cuidar a Sultana, pero lo cierto es que lo más justo sería decir que fue Sultana quien se quedó a cuidarla a ella.

El viaje transcurrió sin contratiempos ni eventos merecedores de ser detallados. Antes de que pudiera darme cuenta casi, ya estaba emprendiendo el regreso con enorme placer y expectativa.Nunca me había pasado como esta vez, nunca antes estuve tan ansioso por regresar a casa después de ir a algún sitio. Estaba verdaderamente contento de volver, había extrañado mucho no estar con "mis chicas", como yo había empezado a llamarlas cuando pensaba en ellas.

-¡Hola, mi amor!!! -exclamé exultante al atravesar la puerta- ¿Como está Sultana? me extrañó?

La respuesta de X. me tomó desprevenido.

-¿Solo eso se te ocurre preguntarme después de veinte días, hijo de puta? ¿Veinte días de recoger la mierda de esa cría del averno, sin que se te ocurra llamarme para preguntar como estoy? Veinte días de bajar a esa perra de mierda para que me lleve como un barrilete de acá para allá por todo el parque? Veinte días de soportar que esa burda bruta me destroce zapatos, ropa y carteras?  Escuchame bien lo que te voy a decir, y no quiero excusas: esa maldita perra tiene que desaparecer, yo con ese engendro del demonio no voy a vivir un minuto más!

Estaba claro que los tres no podíamos vivir juntos, la incompatibilidad de X. y Sultana era indiscutible, evidente, palmaria.

Con dolor y sin demora, acepté mi deber. Un hombre debe hacer lo que un hombre debe hacer, decía Charles Heston, hace mucho tiempo.

Hay momentos en la vida en que uno dar un paso que sabe de antemano que será difícil, y nada se puede hacer para evitarlo. Pero pasado el tiempo, cuando uno mira en perspectiva hay un sentimiento reconfortante cuando se descubre que hizo lo correcto, por arduo que haya sido.
No podía, bajo ningún concepto, tirar por la borda la relación más enriquecedora que había tenido en años por mantener a la que ya había sido condenada. Como dije, la decisión fue inmediata. Tenía que deshacerme de la bestia. Era lo correcto.

En fin, hoy vamos a pasear a algún lugar lindo...no, mejor nos quedamos en casa  y le voy a cocinar algo rico, para ver si se nos quita un poco la amargura. Aunque parezca mentira, yo sé que a pesar de todo la va a extrañar. Es más, yo juraría que ya hoy la extraña y no quiere que se vaya. En su infinita nobleza no hay lugar para el rencor. Pero no puedo dar marcha atrás. Ni Sultana ni yo nos merecíamos vivir bajo un mismo techo con alguien tan insensible.

La fuga


La creación del SiGaNTU (Sindicato de Gandules No Trabajadores Unidos) había fracasado rotundamente. Tan rotundamente como nuestra intención de ponerle a la agrupación un nombre con punch.
Las cosas se estaban poniendo pesadas. La relación laboral estaba tensa.


Nada parecía salirnos bien. No pegábamos una. Ni siquiera cuando amenazamos con hacer un paro.
“¿Un paro?” exclamó el Amado Líder elevando su ceja y esbozando una amplia sonrisa “¡Me parece excelente!”.
Y a parir de ese momento nos obligó a escribir parados (lo cual era bastante incómodo teniendo en cuenta que, habitualmente, lo hacemos sentados en trapitos en el piso).

Todo eso, mas el ahora casi insoportable dolor de espalda, y el riesgo que implicaba tener que estar medio agachados sabiendo que el Sr. Briks andaba por ahí, nos llevó a tomar una medida drástica y definitiva.
Sabíamos que esto no daba para más y que había que tomar una decisión, aunque fuera dolorosa.
“¡Era hora!” dijo el Sr. Viejex mientras encendía una antorcha “¿Quemamos todo o solo las oficinas de Bugman?”
Tardamos un poco en convencerlo de que no era eso de lo que se estaba hablando, y solo se calmó cuando le prometimos que lo consideraríamos como “Plan B”.
La verdad era que, secretamente, comenzamos a planear una fuga.

Si, una fuga.

Nos iríamos. Escaparíamos hacia la libertad. Correríamos (bueno, digamos que caminaríamos lo mas rápido que pudiéramos. No estamos en muy buen estado físico) hacia el horizonte, sin mirar atrás. Quizás si para los costados, por las dudas, porque si hay que cruzar una calle por ahí no mirás y te tira a la mierda un auto, pero así. La idea era esa.
Irnos, para no volver.

Sería el fin de Men In Blog, pero bueno, todo lo que tiene un principio tiene un final. Todo concluye al fin. Nada puede escapar. Todo tiene un final. Todo termina.

La operación “La Fuga” (pasamos días decidiendo el nombre) se planeó durante semanas.
Cuando finalmente llegó el día “D”, o sea, el día D la fuga, al atardecer, el operativo se puso en marcha.
Nos tiznamos las caras (bueno, menos el Sr. Briks) y repasamos una vez mas el curso de acción.
“Bien señores” dije “Este es el flan” y les mostré una caja de flan Royal.
“Bueno, ahora el plan: Sabemos que a esta hora el Amado Líder toma su habitual baño de espuma con aceites aromáticos y pétalos de rosa mientras escucha temas de Kenny G a todo volumen. Eso nos va a dar el margen de tiempo necesario como para que, uno por uno, nos escabullamos por el ventiluz que tenemos en la parte superior del sótano y, protegidos por las penumbras de la naciente noche, podamos atravesar el patio, eludir a los perros, evadir los detectores de movimiento, saltar el paredón, pasar por los alambres de púas, arrastrarnos por las inmundas alcantarillas llenas de basura y excrementos y, si la fortuna nos acompaña, llegar por fin a la calle ¿Estamos?”.

“Che ¿Y si mejor salimos por el portón del patio?” dijo el Sr. Pablo, como siempre, con su mano apoyada en el mentón “Creo que hace rato que no tiene llave”.

Todos estuvimos de acuerdo.
Es lo bueno de tener un profesor en el grupo. Ve cosas que el común de la gente pasa por alto.

En fin… Todo estaba listo.
Era el momento de la verdad. A la cuenta de tres, nos pondríamos en movimiento.

“¡NO!” gritó de repente el Sr. Mariano con énfasis “¡Me niego a huir como una rata! ¡Eso no! Conmigo no cuenten. De ninguna manera. Yo no soy de los que huyen. ¡Yo de acá no me muevo ¿Me escucharon? ¡¡No-me-mue-vo!!”. Y de inmediato, con una agilidad asombrosamente felina, de un salto ganó el ventiluz y desapareció dejando tras de si apenas una estela de humito como en los dibujos animados. No dijo ni chau.

Luego, uno a uno, hicimos lo mismo, algunos con mas dificultad que otros, pero finalmente, todos logramos escapar.
No fue un momento emotivo. No hubo adioses. Ni despedidas. Ni “nos hablamos ¡que no se corte!”. Ni nada.
Cada uno tomó un rumbo distinto, y acordamos no ponernos en contacto por un tiempo.
Para evitar ser encontrados, viviríamos en la clandestinidad y el anonimato, tratando de sobrevivir como pudiésemos.

Así, yo intenté plasmar mi amor por el cine escribiendo una nueva versión de "Terminator" pero interpretada por Chuck Norris. Todavía no resultó.
Supe por trascendidos que al quedar vacante el rol del “Hombre Antorcha” en “Los Cuatro Fantásticos” el Sr. Viejex se postuló para el casting, pero lo rechazaron cuando incendió el estudio (aparentemente se confundió cuando le dijeron que el Hombre Antorcha era un tipo que “se prendía fuego” y no “un tipo que prendía fuego todo”).
El Sr. F. siguió dedicándose a sus estudios aunque, extrañamente, hay quienes dicen que se la pasa estudiando en el hipódromo.
El Sr. Pablo volvió a la filosofía, y aparentemente hace semanas que está pensando en algo.
Del Sr. Briks solo supimos que consiguió casa nueva y está redecorando, pero parece que tiene algunos problemas para conseguir la bola de espejitos para colgar del techo (El Sr. Briks viene a ser como el Glenn Quagmire del grupo).
Del Sr. Mariano lo último que se supo es que alguien lo escuchó decir que ni loco se iría a vivir a Mar del Plata. Coincidentemente, algunos enanos marplatenses radicaron varias denuncias de acoso en diversos juzgados de esa ciudad.
Y el Sr. Bigud se siguió dedicando a… bueno… a lo que sea que haga. Nadie sabe bien aún cual es su trabajo. Y se dice que es mejor no saberlo.

Sin embargo, ningún plan es perfecto, y un poco por inquietud, un poco por falta de costumbre, y otro poco porque somos medio pelotudos, cometimos un pequeño error. Inocente, pero imperdonable.
Como luego de un tiempo (al otro día) todos teníamos curiosidad de saber que había sido del Amado Líder luego de nuestra partida, quebrantamos la regla de no contactarnos y nos pusimos de acuerdo para volver y espiar como estaban las cosas en la mansión.
¿Su Ilustrísima Calva nos habría reemplazado? ¿Tendría ya siete nuevos gandules? ¿Se habrá dejado crecer el pelo? ¿Estaría sufriendo al descubrir que, finalmente, lo habíamos burlado?
Estábamos ansiosos por regodearnos en nuestro triunfo.
Tan ansiosos, que como era mucho esfuerzo trepar otra vez el muro, fuimos y tocamos el timbre.

Y aquí estamos nuevamente. En el sótano.

El ventiluz ahora tiene rejas y, según el Amado Líder, el tiempo que estuvimos fuera se cuenta como vacaciones adelantadas (teniendo en cuenta que nuestras vacaciones constan de salir al patio un día en el año, creo que vamos a estar acá mucho, muuucho tiempo).

La fuga duró poco. La curiosidad mató al gato.

Men In Blog está de vuelta.




Por ahora…