World Wide Webo VI - Achmed

Supimos tener en Argentina un ventrílocuo brillante llamado Chasman.

Tan famoso fué por estos lares que mencionarlo sin nombrar a su muñeco Chirolita es como pronunciar "El Quijote" sin acotar "y Sancho Panza", como recordar como autor de un tango a Gardel y no mencionar a Lepera, como pedir cien de salame y olvidar los inseparables cien de queso.

Desgraciadamente no hay muchos videos suyos en la web. Sólo encontré uno y no le hace justicia.

En el gran país del norte hay un ventrílocuo tan brillante como Chasman, pero a diferencia del nuestro, él tiene varios muñecos que lo acompañan. En el video que verán a continuación sólo se acompañará de uno de ellos.

Aunque sé que nuestros lectores son gente de mundo, me atrevo a contarles que la ciudad de Washingon tiene un famoso obelisco conocido como Monumento a Washington. Esta información es sólo para que se entienda un pasaje del video.


Es un placer para MIB presentarles a Jeff Dunham y uno de sus muñecos: Achmed, el terrorista muerto, en un show en la ciudad de Washingon DC.


Ríanse.





o ¡los mato!

Usted también puede convertirse en un ser humano



"Jamás aceptaría pertenecer a un club que me admitiera como socio"
(Groucho Marx)





Es fundamental, a la hora de asistir a un ágape saber moverse entre los invitados con cierta habilidad social. Saludar, presentarse, conversar, etcétera. Hay que saber, o al menos realizar un esfuerzo por disimular que sabe, manejar el sutil arte de desenvolverse en sociedad. Lo primero a tener en cuenta es que uno debe ir vestido de forma elegante. Para comenzar con el pie derecho es elemental asistir de modo acorde a lo indicado en la invitación, siendo un signo de respeto hacia la persona que invita y hacia el resto de los contertulios. Un buen traje, con buen corte, una buena combinación de tonos y la sobriedad son el mejor puntapié para arrancar la velada de manera adecuada. Claro que todo el esfuerzo que usted aboque a dicha tarea puede verse opacado si, como se cae de maduro, su comportamiento no es el apropiado. Y es aquí donde vamos a tratar de guiarlo, estimado lector, en la engorrosa labor de hacer que usted deje de proceder como un orangután selvático y pueda disfrutar plenamente de un convite sin pasar mayores sobresaltos. Para profundizar en el manual de ceremonial y protocolo, descuide, ya habrá tiempo para explayarse. Vayamos primeramente a lo básico.

Como punto de partida, usted debe ser medido al interactuar con los demás invitados, sobre todo si recién los conoce. Dando por sentado que los anfitriones son los encargados de realizar las introducciones entre los asistentes, por lo general no están bien vistas en un evento de proporciones significantes las presentaciones espontáneas. Sepa maniobrar con criterio, buscando el momento adecuado para hablar y evite, a rajatabla, los excesos de confianza. Está bien mostrar un grado de amabilidad oportuno, pero jamás busque romper el hielo o extralimitarse en simpatía espetando frases del calibre de "¿a qué no sabe qué hace una ladilla colgando del hilo de un tampón?" al tiempo que codea al barón de Bodenwerder o dando por iniciada, arbitrariamente, una ronda de chistes picantes incluyendo en los mismos el del elefante y el conejito o el del burro, el loro y el enano.

Como bien podemos comprender, un cóctel no es ámbito para andar buceando en temas de envergadura. Si bien es un evento social, no debe ahondar uno en demasiados detalles personales. Ni propios ni ajenos, ya que no vienen al caso y suelen conducir al aburrimiento. Las conversaciones que mantenga deben ser amenas, breves y respetuosas y por sobre todo no polemizar o generar alboroto alrededor de la comida. Por ejemplo, bajo ninguna circunstancia es conveniente andar vociferándose con Esteche de una punta a la otra del salón acerca de la dudosa calidad de tal o cual canapé, las bondades digestivas de rúcula o las propiedades laxantes del vitel toné. Tampoco es recomendable ponerse a halagar la figura de la condesa de Estrasburgo o el tamaño de los pechos de la hija de cónsul de Bélgica, ni mucho menos cuestionar a viva voz la catadura moral de la señora Ordóñez. Ni hablar de terminar ofreciéndole sus servicios sexuales a esta última luego de la sexta copa de champagne. Ubiquese. Compórtese con recato que dichos eventos, aunque se le parezcan, no son una reunión de ex alumnos de colegio secundario.

Otro detalle importantísimo a tener en cuenta es el proceder a la hora de la cena. A esta altura damos por hecho que usted conoce al menos los principios básicos acerca de la disposición de los cubiertos y la vajilla, así que vayamos a lo significativo. Conversar en voz baja con los demás comensales y no destacarse en la mesa es una muestra de educación y buenas costumbres.
Beba con moderación y evite cualquier comportamiento repudiable, como emborracharse y hablar con la boca llena, hacer gestos groseros llevando el dedo mayor de la mano derecha hacia un círculo conformado por el pulgar y el índice de la izquierda en clara alusión a sus intentos por relacionarse con el agraciado retoño del adusto diplomático sentado a su diestra, dar voces, arengar a los integrantes de las demás mesas a hacer la ola, balancearse sobre las sillas, toquetear a cuanto mozo le pase cerca con las manos sucias o llevar a cabo cualquier otra acción que pueda dejarle en evidencia de que usted es la última muestra viviente de que el eslabón perdido efectivamente existe y ha desarrolla la asombrosa habilidad de poder colocarse una corbata a modo de vincha.

Podríamos extendernos en algunos otros patrones de conducta para hacer su vida un poco menos tosca en lo que a reuniones sociales concierne, pero confiamos en que con estas pocas herramientas usted ya esté en condiciones de gobernarse correctamente en cualquier agasajo, ya que, como bien apuntamos inicialmente, la intención de este artículo no es más que darle unas breves nociones para ver de qué manera las asimila y qué resultado le dan de cara a las próximas, supongamos, celebraciones de fin de año de su oficina.
Y a no descuidarse, que cualquiera de los miembros de MIB puede estar camuflado como mêtre evaluando qué tan bien ha digerido usted estas líneas. Además se nos hace un poco tarde para una comilona en la Embajada de Austria y si hay algo que debe primar en esta clase de eventos también es la puntualidad.

Hasta la próxima.

Blancanieves - Parte dos : El Enano




Viene de la primera parte.
Segunda y última parte de esta famosa historia, contada por sus protagonistas.




Mientras me frotaba el tobillo atacado, el enano hizo un ruido que yo interpreté como un acceso de tos o un estornudo, de manera que contesté con el tradicional "Salud". Pero resultó que eso que había proferido era su apellido, un apellido tan escaso de vocales como un insulto noruego. Vaya uno a saber si no era en realidad un insulto noruego y el enano me estaba cargando. Me dio una tarjeta que guardé en un bolsillo luego de echarle una mirada y ver que tampoco así me iba a aprender ese amasijo de consonantes.
Me invitó a almorzar a un lugar bastante caro, yo pedí de todo un poco en venganza por la patada en el tobillo y porque además tenia hambre atrasada.
Me preguntó que me había dicho La Señora y le hice un breve resumen de la entrevista. No me costó mucho, porque la entrevista misma había sido breve. Y mi interlocutor también era breve. Je. (Este tipo de pensamientos me asaltó durante todo el almuerzo).
El Señor de Apellido Impronunciable me escuchó atentamente y luego replicó con una voz sorprendentemente alta (je,je) : -Patrañas.
-¿Qué cosa? -pregunté intentando no hablar con la boca llena.
-Prácticamente todo -contestó mientras observaba fascinado cómo yo daba cuenta de una costillita de cordero casi sin respirar.
-¿Entonces qué, ustedes eran en realidad mineros?
-Depende de su definición de mineros.
-La clásica, supongo, gente que se dedica a la minería.
-Depende de lo que entienda por minería.
-¿Este...explotación de minas?
-Depende de lo que entienda por explotación.
-Caramba., -dije yo luego de trasegar un abundante vaso de Chateau Sacrebleu cosecha 1955-no pensé que fuera tan complicado. No lo sigo.
-Bueno, técnicamente, vivíamos de una mina(*). No, mejor dicho, de varias.
-¿Había más de una mina? ¿De qué minerales?
-No acabo de decidir si usted es muy astuto o muy estúpido. Vivíamos de las minas, de las minas, ¿entiende? (Esto ultimo lo dijo en voz más bien baja -je,je,je-).

Como yo seguía parpadeando y mirándolo sin hacer el menor gesto de comprensión, el enano sacudió la cabeza, se miró los pies que colgaban al borde de su silla, y casi en un susurro dijo:
-Eramos proxenetas, señor Bugman.
Me quedé sin decir nada un rato. Porque habían traído las pechuguitas de faisán y no quise esperar para hacerles justicia. Y porque no sabía muy bien qué decir. Al final atiné a preguntar:
-¿Todos ustedes? ¿Los siete?
-No, Bugman, éramos tres Escribanos Públicos, dos violinistas de la Filarmónica, un anacoreta y un solo proxeneta. ¡Pero claro que todos! A nuestro favor, y por eso quise ser muy cuidadoso cuando usted preguntó, le diré que no explotábamos a las mujeres, más bien teníamos una sociedad. Algunos de nosotros terminamos casados con ex socias y todo.
-¿Usted?
-No, yo no. Y tampoco Sabio.
Quise preguntarle cuál de los siete era él, pero no me decidí. A lo mejor se ofendía y se iba y yo todavía no había pedido el postre. Y no me iba a alcanzar la plata para pagar la cuenta. Mudito no podía ser, Romántico no parecía, Dormilón tampoco, Mocoso a lo mejor se había operado o algo. Para mí que era Gruñón. Tragué otro vaso de vino (este era un chardonnay, el enano sabía de maridajes) y un poquito alegre pregunté:
-Y...¿Blancanieves?
-¿Qué hay con ella? -preguntó el enano un poco a la defensiva.
Hice una pausa para tomar una copa del  Louis Roederer Cristal que a mi pedido había servido el mozo. Estaba un poco mareado, la verdad. Yo, estaba mareado. El mozo no sé. No parecía. 
-Digo...bueno...jeje..usted sabe...vaaaamosss...jiji.-alcancé a decir, un poco más festivamente de lo calculado.
-No entiendo a qué se refiere. Ella vino a nosotros en busca de refugio, y la acogimos...
-Jijijiji....sssi...la acogieron...
-En efecto, nosotros...
-Acogie...ron..jiji.
-Quiero decir que le dimos refugio, y le prestamos asistencia mientras...
-Aco...jijijiiiii.
-¿Oiga, se siente bien?
-Ferpectamente.
-Bien, le decía, Blanquita se escapó de la casa y nos vino a tocar la puerta. La recibimos y le brindamos nuestro hogar, fue como una sobrina para nosotros. Bueno, casi. Sé que es difícil de creer que...Oiga, ¿puede por favor usar una copa?
-Me dijo la Sheeñobra ...que la blanquitas era medio re...
-¿Rebelde?
-No, medio rev...reve...
-¿Reveladora?
-Reveeee...revennn...¡reventada!. ¡Jijiji! Acogieron..jiji.
-Oiga, señor Bugman, usted no sabe con quién está hablando.
-¿Ushhted no es...lenano? Jiji...
-Sí, y también el esposo de Blancanieves.
-...
-Quiero decir, me casé con ella.
-...
-Que es mi mujer.
-¿Ussshtes? Nooooo...
-Que sí.
-No puebde sher...porques había un...princ...principle...ushtesss... no eshhh... 
Sacó una foto, y me la mostró. Recuerdo que alcancé a ver una montaña coronada de nieve. No, no era una montaña. A no ser que fuera una montaña que usara vestido.
-Juaaassss.pareshe Mob...Mobil...Mody...¡Moby Dick!

Fundido a negro.

Supongo que el enano habrá llamado a un taxi, o me habrá llevado en su limusina, porque de alguna manera llegué a mi casa y me acosté vestido. Dormí hasta el otro día, y la verdad es que salvo algunos dolores en el cuerpo fruto de los afanes de la seguridad de la Señora, me desperté en aceptable estado. Ventajas de emborracharse con alcohol de calidad.
Buscando en el bolsillo del saco alguna aspirina, encontré una tarjeta que decía:

"El Príncipe de los Electrodomésticos"
Henrich Grvskawlovjmarensohornn.
Gerente.



(*)En Argentina y otros países, coloquialmente, mujer.

¿Y ahora qué le pasa? (III)


Consultorio de ramos generales para el lector atribulado (o la lectora atribulada), by El Sr. F.




V de tigre, nuestro primer ¿cliente? vuelve a acudir a nosotros (digo, a mí. Pero queda más como profesional decir que somos un equipo) para consultarnos respecto a su nuevo auto:

Estimado F:

Siguiendo su consejo, busqué un auto con menos chirimbolos. Lo del MP3 lo solucioné con una gorda vecina que le gusta cantar. Desafina, es cierto, pero le pone una garra! Lo malo es que con los guitarristas y el baterista me queda poco espacio para la familia.

Con lo del GPS tenia razón, ¿para que lo quiero si a las 5 cuadras recalienta el auto y no puedo avanzar mas?

Respecto del levantavidrios eléctrico, fui aún mas alla de su consejo. Usted se va a poner orgulloso cuando lo sepa: directamente compré un auto sin vidrios. ¿no es genial?

Puedo abusar de su amabilidad y hacerle unas consultas mas? La cantante parece que es afecta a las lentejas y al ajo...y no hay aromatizador que lo contrarreste...ud entiende, supongo. ¿Que puedo hacer al respecto?

Ah, lo olvidaba. ¿Ud se dedica al deporte? ¡tengo ganas de practicar unos rounds de boxeo con usted!


Vaya, vaya. Primero que nada, quisiera felicitarlo, V, por haber conseguido su primer auto. Por la descripción que me hace, imagino que debe ser algo así, confirmando que el suyo no es sólo su primera auto, sino también EL primer auto. Me alegro de que decida mantener vivos los clásicos.
Si decide avanzar un poco, le recomiendo este Toyota 1988 modelo "Kabul", que fue un verdadero boom de ventas en el noventa, y causó un verdadero boom en el frente de la embajada de la ONU, en el 2003. Ideal para conducir en verano, soporta baches, misiles teledirigidos y ataques de la OTAN. La manera más barata de tener un decapotable. Motor híbrido, puede funcionar a base de nafta o de tracción animal. Las aeroventilas vienen incluidas de fábrica.



Joya, nunca taxi!



Con respecto a la cantante, tiene dos opciones. Puede reemplazarla por una radio portátil, que, haciendo un poco de magia con los alambres, puede conectar a la batería del coche (con cuidado de no quedar pegado, por favor). La opción "b" puede resumirse simplemente en "Si no puedes vencerlos, úneteles". Si la señora, pese a sus amables insistencias en que lleve una dieta más sana, insiste en comer esas delicias que hacen que su auto tenga un aroma ligeramente similar al del baño de hombres de la Terminal de Ómnibus de Retiro, sugiérole que varíe USTED la dieta. Las lentejas aportan nutrientes esenciales para una dieta armónica y balanceada, a la vez que generan un cambio importante en el balance de fuerzas (y de olores fuertes) en su tutú: Estudios muy serios y respetables que ahora no tengo a mano demuestran que los gases más tolerables, que incluso pueden generar placer y orgullo, son los propios. Márquele el territorio a la gorda con un par de flatos propios y ya va a ver cómo cambia su vida! (recomiendo que la señora V también siga esta dieta, para evitar problemas maritales)

En el caso de que esto no funcione.. bueno, ya puede ver las ventajas de no tener ventanillas.

Con respecto a su última pregunta, no hago mucho deporte, la verdad. Pero probemos esto: una carrerita, yo a pie, usted en el auto.


Saludos!

pd: No se olvide, señora.. ante cualquier duda o inquietú, consulte a yahoraquelepasa@gmail.com!! estamos para servirle!

Desastre


Buenos Aires, Lunes 08:36. Oficinas centrales de Kag & Onos.

Maldini entra a la oficina. Es temprano. Sólo han llegado Marina -la secretaria de López- Beatriz -la nueva secretaria de Pérez- y ahora él mismo.

Marina está ocupada acomodando o buscando algo en algunos biblioratos, de los que sólo despega su mirada para echar fugaces miradas a Beatriz, con gesto de reprobación.

Beatriz, por su parte, revisa su maquillaje en un pequeñísimo espejo de mano, aparentemente inconsciente de las miradas recriminatorias de Marina.

Maldini se acerca al primer escritorio, el de Beatriz y la saluda con un beso.

Luego se dirige al escritorio de Marina. Al mismo tiempo Beatriz se levanta de su asiento para ir aparentemente al tocador.


Maldini: ¡Buen día, Marina!

Marina: ¡Buen día!

Maldini: ¡Que desastre!, ¿no?

Marina dando un leve bufido responde bajando la voz.


Marina: ¡ja! Desastre es poco... Pero vos fijate ¿cómo va a venir a trabajar con esas botas altas, esos jeans gastados, ese escote...¡mi Dios! ¿que se cree? ¿que es una discoteca esto? Fijate como se maquilló ¿no puede ser más escandalosa?

Maldini, risueño: Bueno, pero yo...

Marina, interrumpiendo: ¡mirá! ¡mirá como te ensució la cara con rouge!, me enferman las mujeres que se maquillan tanto -saca un pañuelo de su cartera- vení, acercate que te limpio que sino después se te va a armar en tu casa...¿te das cuenta? para mi que lo hace a propósito...

Maldini, aún mas risueño: Bueno pero a mi lo que me pare...

Marina, exasperada: Si, ya me imagino, como todos los hombres... ven una rubia pechugona y ¡zas! se les cae la baba, por no decir la dignidad y el buen gusto ¿no ves que son todos iguales? ¡Con la cantidad de gente que trata dignamente de conseguir un trabajo! Pero ¡no! ¿a quien vamos a contratar? psss, es claro, hombre...¡a la tetona! Iguales, todos, del primero al último, ¡uno mas baboso que el otro!

Maldini: Marina, me estás...

Marina interrumpe otra vez, cada vez mas ofuscada.


Marina: ...¿prejuzgando? ¡mas quisiera yo! ¡No lo entiendo! ¿No se dan cuenta que es todo artificial? Ese color rubio es mas falso que una planta de plástico...¡lógico! ¡si es de plástico!, ¿no lo ven?!Las siliconas se le notan a 10 km, ¡pero por favor! ¿Como puede ser? ¡Explicáme!

Maldini: Marina, cuando...


Marina interrumpe. La desaprobación dejo paso a una feroz indignación.


Marina: ¡Cuando nada! ¿que? ¿que me vas a decir? ¿que cuándo voy a aceptar que cada cual tiene derecho de vestirse como quiere? No, querido, esto es un trabajo, aunque algunos se olviden...acá hay que mantener una imagen, porque cuando viene un cliente no ven a una empleada que se viste como una ... como una... como una -remarca con la voz-cualquiera...¿que es lo que dicen? "¡en Kag and Onos las minas están regaladas!" ¡eso dicen!

Maldini: No te estas yendo un poquito a la...


Marina ya perdió, en este punto, todo rastro de compostura.


Marina, a los gritos: Ah, claro!!! ahora la loca soy yo, ¿no? Porque resulta que el señorito es muy liberal, claro, pero bien que si tu hermana o tu hija se vistieran como bla, bla, bla...


Ramírez llega a la oficina justo a tiempo para oir la irremediable diatriba final de Marina. Mientras Marina continúa hablando y gesticulando saluda a Maldini


Ramírez: Hola.

Maldini: Hola.

Ramirez, que quedó a espaldas de Marina, hace un gesto con su mano, como si se clavara un largo puñal en el abdomen dos o tres veces. Sin emitir sonido, gesticula para que Maldini lea en sus labios "¿sabes lo que le falta a ésta?". Maldini, sonríe y asiente. Marina sigue despotricando pero ya ninguno de los dos la oye.

Maldini: ¿viste el partido anoche?

Marina: ...bla, bla...porque una mujer que se precie de tal, no puede...bla, bla...

Ramírez: Si, ni me hablés. No podemos jugar tan mal. No tenemos defensa ni ataque, un verdadero desastre...

Marina: ...bla, bla...porque como bien decían las abuelas nuestras, no sólo hay que ser honesta, hay que parecerlo y no me van a decir que...bla, bla...

Maldini, señalando a Marina: Si, es justo lo que estaba diciéndole a ella cuando empezó todo...



Update: Corrijo un error que me marcó la sra Mona Loca.

"QUE LA SIGAN CHUPANDO" (Diegote dixit)

Introducción al sexo oral.
Un post que lo dejará con la boca abierta.


Es difícil imaginar una reunión de amigas y/o amigos donde, en algún momento, no haya lugar para el sexo…
que sea tema de conversación.
A eso me refiero, Ud entendió.

Los hombres hablan de sexo. Las mujeres hablan de sexo.
Sin embargo el sexo oral es otra cosa.

Hoy, les propongo abordar el tema… a calzón quitado! Y lo que es más difícil… sin pelos en la lengua

Sabemos que para algunas personas, el sexo oral, no es una práctica aceptable, culpa – quizá – de las malas lenguas, no obstante debemos reconocer que, hoy por hoy, esta en boca de todos.

Para tratar el tema con la seriedad que se merece, me trasladé a la soleada playa de St. Pete (USA) con el objeto de entrevistar a la legendaria felatriz Ivana Janos Tamas, una morocha con ascendencia gitana, que conserva intactas todas las costumbres de sus ancestros.

- “Mis antepasados eran nómades”, dice Ivana y agrega, “eso me marcó a fuego
- Claro, lo imagino...la falta de arraigo… del sentido de pertenencia…
- “nada de eso” me interrumpe y se levanta la falda para mostrarme una nalga marcada por una cicatriz en forma de corazón. “un leño de los fogones” sentencia parca, clavándome sus ojos oscuros como la noche.
- una vida de sufrimiento, apunto, para salir de la incomodidad que me produce descubrir que no lleva bragas
- “vivir en el campamento también me ha enseñado mucho...yo, con sólo ver un hombre con carpa, ya sé lo que quiere..” y sonríe maliciosa mientras introduce una plátano con cáscara y todo dentro de su boca. Un mínimo movimiento bucal y al segundo escupe el pellejo del banano dejando intacto el fruto.
- SIN LAS MANOS !! exclamo maravillado
- “Eso no es nada” responde sobradora, “observe“ y se introduce parte de una cámara de bicicleta en la boca. La escucho hacer chasquidos con la lengua en el paladar y acto seguido, escupe la goma a más de 2 metros, haciendo blanco en una estaca clavada al efecto.
- “En mi familia todas somos excelentes tiradoras de goma, lo atribuyo a mi infancia cirquense. Mi padre era un famoso tragasables, mi hermano era el hombre bala y mi madre era la mujer orquesta. No había instrumento que no tocara

Ivana es también conocida como “La sanguijuela humana”. Le pregunto si no le molesta ese mote y guarda silencio, sin embargo, noto como su rostro comienza a encenderse
Conciliador, agrego: - No haga caso Ivana, son rumores que buscan dejarla mal parada
- “Ciertamente !!“ grita encolerizada “lo que quieren es verme de rodillas !!”

Conciente del rumbo que tomaba la conversación decidí pasar directamente al punto que me había llevado hasta allí
- Ivana..cómo surgió su idea de dictar estos talleres sobre la práctica del sexo oral?
- “Me decidí hace unos años, cansada de que los hombres quisieran besar mi sexo (cunnilingus) y lo hicieran para el culo (*) (anilingus). Me dí cuenta que en este tema, la mayoría no tiene idea dónde están los pies y dónde la cabeza (69). En cuanto abrí la inscripción se llenó la matricula. Gente en busca de fe…
latios.
No pensé que tendría tantos miembros.

Luego, el éxito vino por decantación. Esto funciona por el boca a boca.

Es un seminario con charlas teóricas y clases prácticas. Muy intensivo, agotador. Los participantes terminan con la lengua afuera.
Aún así, la deserción es nula.
Todos acaban."


Me quedé una semana en St Pete Beach. A la par que adquiría un agradable bronceado me imbuía de conocimientos; los que, al final de mi visita, debí demostrar en un exámen oral.

Algunos datos curiosos:
En el taoísmo chino se reverenciaba al cunnilingus. Se debe a que el objetivo del taoísmo es alcanzar la inmortalidad, o al menos la longevidad. Se creía que con la ingesta de secreciones vaginales, un hombre o una mujer pueden conservar y aumentar su "ch'i", o aliento original vital.

No podré volver a mirar a mi abu – de 90 años – a los ojos.

Wu Zetian fue la única emperatriz china. Reinó desde el 690 al 705 d. C. y - haciendo uso de su posición, creó un decreto por el cual todos los dignatarios visitantes deberían rendirle sus respetos realizándole un cunnilingus.

Esta claro por qué las mujeres orientales parecen sonreír todo el tiempo

Entre los sambianos de Papúa Nueva Guinea hay la creencia de que el semen tiene propiedades especiales, por lo que es importante que los jóvenes ingieran el semen de sus mayores a través de la realización de felaciones. Es una iniciación importante para que los jóvenes adolescentes alcancen una adecuada maduración sexual

Diganme inmaduro, pero a mi no me agarran en esa

La felatriz más famosa de la historia fue Cleopatra, de quien se dice, le practicó sexo oral a 100 romanos, en una sola noche.

Por qué otra cosa era famosa Cleopatra?...en qué se bañaba? No recuerdo

Cuando llegó el momento de partir, le dí un beso a Ivana…en la mejilla, EN LA MEJILLA y le pregunté:
- Qué me dice, Ivana, de las versiones que la acusan de haber pergeñado todo esto sólo para satisfacer sus apetitos sexuales?

- son bolas que se corren…





(*) la utilización de este término se encuentra excepcionalmente autorizado por el Sr. Bugman, quien, por razones internas del MIB, se vió compelido a cumplir con la palabra empeñada. Como quien dice…se fue de boca (ji ji ji)

La llorona: El encuentro

Escribe Oscar Ángel "Marciano" Lunaretti - Investigador Profesional de Fenómenos Paranormales.

(Si no leyó el primer capítulo de esta apasionante historia, primero que debería darle vergüenza, y segundo, lo puede encontrar aquí).


Viernes 07 de Agosto de 2009 – 11:05 A.M.

Luego de mas de tres horas de viaje en micro, llego por fin a la pintoresca y tranquila localidad en la que estuvieron ocurriendo las apariciones.
Como en todo pueblo o ciudad pequeña, el ambiente es bastante silencioso.
La gente se muestra bastante parca en el trato, y especialmente desconfiada con los extraños, mas aún cuando uno se identifica como investigador y empieza a hacer preguntas.
Es como que te miran medio raro. Algunos se ríen. Otros directamente te dicen que no los molestes. Otros simplemente resoplan, revolean los ojos y se van sin decir una palabra, pero murmurando algo ininteligible (pero que la mayoría de las veces parece terminar en “ludo” o “tudo”. No se. Será algún dialecto local).
Aún a pesar de que lo primero que hago es identificarme mostrando mi credencial (a la que me tomé el trabajo de retocarla para “profesionalizarla” un poco. Le puse una fotito, le dibujé un platito volador y hasta la plastifiqué y todo), igual se me hace difícil conseguir la información que necesito.
Afortunadamente, nosotros los investigadores sabemos bien que estos son gajes del oficio y nunca me permito desanimarme. Además, como prácticamente en todos lados me pasa lo mismo, ya estoy acostumbrado.

Finalmente, después de varias horas de intentos infructuosos, tengo éxito y consigo que una vecina me conteste, al menos, donde queda el cementerio.
Viendo su aparente amabilidad, ya que estaba aproveché y le pregunté si había escuchado algo acerca de “la llorona”. Y ahí la cosa cambió.
El rostro se le tensó de golpe y me clavó una mirada que bien se podría describir como de furia contenida.

“Mirá querido” me dice levantando mucho la voz y llamando la atención de la gente que pasaba “Si a vos te mandó la sinvergüenza esa de la Nelly para amenazarme porque todavía no le pagué los productos de Avón, ya mismo te podés ir mandando a mudar de acá porque sino te saco yo a escobazos ¿Mentendisste? Si el otro día cuando me vino a cobrar lloré, es porque estaba en un mal momento y nada mas, no porque me estuviera mandando la parte para no pagar ¿Está claro? ¿¡Qué se piensa esa!? ¿Qué soy como ella que saca fiado y después no paga? ¡¡Pero por favor!! ¡¡Habrase visto la facha de esa tilinga!! ¡Mandarme a un mocoso con indirectas! ¿¿Quién sos vos?? ¿¿Eh?? ¿¿Por eso me preguntaste lo del cementerio?? Que ¿¿Me vas a matar vos?? ¡¿Eh!? ¡¡¿¿EH??!!”

Intenté (tartamudeando un poco, debo reconocerlo, porque medió me asustó que me empezara a gritar) explicarle que yo no tenía nada que ver con esa tal Nelly, que ni siquiera la conocía y que no estaba tratando de amenazarla ni nada por el estilo, pero la señora no parecía tener ninguna intención de escuchar mis explicaciones, se empezaba a poner cada vez mas colorada y, además, ya había manoteado la escoba y me miraba muy fijamente apretando los dientes.
Haciendo uso de todas mis facultades deductivas, llegué rápidamente a la conclusión de que no solo ya no obtendría mas información de ella sino que, además, de permanecer en el lugar por mas tiempo, las posibilidades de ligarme un bollo se incrementarían de manera considerable, por lo cual opté por darle las gracias y alejarme de ahí lo mas rápido que pude.

A pesar de todo, poco tiempo después, y gracias a la “data” obtenida de la vecina nerviosa, ya me encontraba por fin frente al sitio de las apariciones: el cementerio.
Bueno, en realidad “frente” es una forma de decir, ya que estaba como a dos cuadras, pensando si sería conveniente acercarme mas, o si por ahí era mejor quedarme ahí nomás.
Total, según las versiones, la aparición anda “en las cercanías del cementerio” y no “exactamente en el cementerio” así que habría que ver.
Así estaba, analizando mentalmente la situación cuando, de golpe, siento que alguien me toca el hombro.
Doy un grito y quiero correr, pero mis rodillas se vencen y caigo al suelo.
Luego de unos minutos de “tiempo perdido” (probablemente porque estuve semi inconsciente), vuelvo en mi para encontrarme rodeado por dos o tres vecinos del lugar que, con preocupación y cierta extrañeza en sus rostros, me preguntaban si estaba bien y si quería un vaso de agua o algo.
Lo que pasó fue que, aparentemente, a uno de ellos le resultó medio sospechosa mi actitud (quizás porque hacía un buen rato que estaba parado detrás de un árbol asomando apenas la cabeza mirando en dirección al cementerio) y se acercó a preguntarme si estaba perdido o necesitaba algo.
Superado el malentendido, decidí finalmente que era mejor no seguir llamando la atención de los locales y me dirigí, de una vez por todas, al lugar de los hechos.
Me instalé en uno de los bancos que había en la plazoleta que estaba frente al enorme portón de entrada del cementerio, preparé la robusta Pentax K1000 con teleobjetivo, que me obsequiaron mis “patrocinadores” (bueno, mis papis), y me dispuse a montar guardia esperando, emocionado, el momento de entrar en acción.
Luego de varias horas de espera, lo único que pude ver fueron un par de entierros (bueno, ver mas o menos porque la verdad es que los cajones y las pompas fúnebres me dan “cosa”) y las únicas fotos que saqué fueron a un perrito vagabundo que andaba por ahí pero, bueno, sé muy bien que las cosas suelen ser así.
No siempre se tiene éxito al primer intento.
Decidí esperar un poco mas, sabiendo como se que en esta profesión la paciencia es fun da men tal (y además porque todavía era de día y había luz).

Por desgracia, entre que calculé muy mal el tiempo y me entretuve jugando con el perrito ese, no me di cuenta y en cuestión de minutos el sol se perdió en el horizonte y se hizo de noche de golpe.
Ya no se notaba movimiento en los alrededores, y todo parecía haberse silenciado de repente.
Apenas si se podía escuchar el murmullo del viento entre los árboles.
Las pocas luces de la calle que todavía funcionaban se encendieron, algunas apenas parpadeando y, por lo que se podía apreciar, el cementerio estaba a punto de cerrar.

“Bueno, eso fue todo” me dije lleno de frustración “Acá no pasa nada. Fue todo un fraude. Que barbaridad. Ay que decepción, no pude enfrentarme a la llorona. Con las ganas que tenía. Que lástima” decía, mientras empezaba a guardar todo lo mas rápido que podía.

De repente, a mis espaldas y como a lo lejos, escucho una especie de lamento.
Me quedo inmóvil. Apenas respiro.
Segundos después otro lamento, seguido de un sollozo.
Mi inmovilidad es instantáneamente destruida por unos violentos temblores que se apoderan de todo mi cuerpo. El corazón se me acelera. Comienzo a sudar frío. Se me escapa una lágrima. Y un gas.
Como puedo, lentamente, muy lentamente, me voy dando vuelta con lo ojos todavía fuertemente cerrados.
Escucho otro sollozo y un llanto ahogado. Y lo escucho mas cerca que antes.
Tiemblo tanto que apenas si puedo sostener mi máquina fotográfica en las manos.
Muy despacio, abro los ojos.

Quiero gritar, pero la voz no me sale.

La veo, saliendo lentamente del cementerio.

Extrañamente no viste de blanco como dice la leyenda, pero es igualmente aterradora. Se mueve despacio. Su rostro está cubierto por un velo oscuro. Su llanto es desgarrador.
Es una visión espantosa.
Como puedo, haciendo un esfuerzo casi sobrehumano por controlar mis movimientos, apunto mi cámara y disparo.
Ella se da vuelta. El flash le hace notar mi presencia. No lo calculé. Hasta ahora no me había visto. Me quiero matar. Y ni siquiera sé para que usé el flash si igual estaba muy lejos como para que la alumbrara.
Sin dejar de sollozar, la macabra silueta cambia su rumbo y comienza a acercarse hacia donde estoy.
Quiero correr pero no puedo. El cuerpo no me responde. Estoy petrificado. Lloro. Tiemblo. Lloro mas. Se me escapa otro gas.
Ella está cada vez mas cerca. Entre gemidos parece decir algo que no alcanzo a entender. No se si es “¿Dónde estarán mis hijos?” o “¿Qué estás haciendo querido?”.
Su figura es horrible y sus movimientos lentos.
Su voz, quebrada y añosa, repite la frase una y otra vez a medida que se acerca.
Cuando está a apenas un metro de mí, extiende su brazo y me hace un gesto uniendo los cinco dedos y subiendo y bajando repetidamente su huesuda mano.

En ese momento, mi instinto de supervivencia, sumado al pánico absoluto que siento, hace que mi cuerpo se inunde de adrenalina otorgándome la fuerza necesaria para hacer un único y salvador movimiento.

“¡¡¡NO ME VAS A LLEVAR ENGENDRO INFERNALLL!!!” le grito con todas mis fuerzas, mientras le arrojo mi cámara lo mas fuerte que puedo y salgo corriendo.

Minutos después me encuentro caminando, todavía nervioso, agitado, empapado de transpiración y todo lleno de tierra (porque me caí un par de veces en la huida), por una de las calles principales del pueblo.
Me cuesta recuperarme de mi encuentro con ese ser maldito.
Pienso que quizás por la mañana, vuelva al lugar para ver si puedo recuperar mi cámara y revelar las pruebas que ella contiene, para darlas a conocer al mundo entero.

De repente noto que en una esquina, alguna gente se empieza a arremolinar alrededor de una persona que, por los gestos que hace y la expresión de su rostro, parece ser portadora de una noticia importante.
Es un pueblo chico. Seguramente alguien mas vio la aparición. Quizás ya haya cobrado un nueva víctima. Quien lo sabe.
Me acerco para escuchar el relato pero ya se juntó mucha gente y no puedo entender bien lo que dice.

“¿Qué pasó?” le pregunto entonces a un señor que estaba por ahí atrás.

“Parece que hace un rato un loco atacó a la viuda de Gómez” me dice con gesto de indignación.

“¿La viuda de Gómez?” repito con un hilo de voz.

“Si” me responde “Pobrecita. El viejo Gómez se murió hace como cinco años y ella, cada aniversario del fallecimiento, va a visitar la tumba y se queda ahí todo el día llorando como si se hubiera muerto ayer. Se queda ahí hasta que cierra el cementerio y después se va. Lo hace todos los años”.

“Ah pero que barbaridad” le digo mientras me voy retirando despacio, tratando de llamar lo menos posible la atención

Concluyo que mi misión en este lugar ha terminado y es tiempo de marcharme, especialmente porque alcanzo a escuchar que alguien comenta que a la tarde habían visto a un muchacho medio raro escondido atrás de un árbol, mirando para el lado del cementerio y, no se, capaz que se confunden y creen que era yo.

Saco un pasaje en el primer micro que sale.

El caso, por ahora, seguirá inconcluso.

Quizás la llorona sea simplemente una leyenda de pueblo. Quizás no. Por desgracia no pude comprobarlo.

Y encima perdí la cámara de fotos.

Bueno. Ya habrá otra oportunidad. Siempre hay otra oportunidad.

Porque el mundo está lleno de misterios, esperando para ser develados.

Y ahí estaré yo para hacerlo (Aunque sea de lejos).

World Wide Webo V


Luego de unas injustificadas acusaciones de machistas, los integrantes de Men in Blog nos pusimos en campaña para limpiar nuestro nombre: algunos dejaron de pegarle a sus mujeres, otros aprendieron a hacer una comida o al menos una parte de ella (poner a hervir el agua, echarle sal al plato preparado...) y otros decidieron emprender una investigación teórica sobre la relación entre el hombre y la mujer. A esto se dedicaron los que no supieron reconocer el punto de hervor del agua.

Esto no obligó a plantearnos preguntas tales como la posibilidad de existencia de una amistad entre el hombre y la mujer. "Es posible -aportó un teórico- hasta que los dos cumplen 10 años". "Mi mujer es mi mejor amiga" dijo otro, bajo la severa mirada de su mejor amiga. Pero nos dimos cuenta que nuestros cuestionamientos tenían que ir mucho más a fondo. Es así como dimos con el Dr. Mark Gungor, que nos pudo dar una mirada desde la psicología cognitiva, la medicina craneal o como corno se llame el estudio del cerebro.

Iluminador.


Esperamos vuestras opiniones científicas al respecto.

Deportado


Por Gustav Grundjohnsen Swahili para el Mermeladeburryngtonshire Times

Revisionismo de lo publicado: luego de llegar a la Argentina, Gustav recibe la primera pista para desentrañar la idiosincrasia argentina: el amor por los deportes.

Habiendo sido instruido por el Doctor Gimenez sobre la importancia del deporte para los argentinos, me puse a trabajar sobre esa pista. Como mi experiencia respecto al deporte en América se reducía a lo que he podido ver por ESPN, me centré en los 3 deportes que asumí eran más populares: el béisbol, el fútbol americano y el basquetbol.

Empecé por la liga argentina de fútbol americano. Esta notable institución está compuesta por 35 personas de edades que pululan entre los 20 y los 40 años y que tienen en común que ninguno parece haber practicado otro deporte. Bah, ningún deporte.

"La llegada de la temporada en Estados Unidos nos motiva" me dice Oscar, un pelado que pavonea sus 130 kilos. "Nos motiva a sentarnos a ver los partidos de 4 horas mientras comemos pretzels y tomamos cerveza" agrega mientras se palmea la panza con satisfacción. "Así, no hay entrenamiento que aguante" remata. "Ni sillón tampoco" agrega, jocoso, Lito, que da la impresión de no tener vergüenza (ni la capacidad de verse los pies) El equipamiento refleja la condición amateur de la liga: cada equipo juega con remeras de tonalidades apenas similiares y, entre todos, sólo logran juntar tres cascos (uno oficial, uno de moto y uno de construcción)

Intuyendo que había equivocado el camino fui hasta el diamante de la Asociación Argentina de Béisbol. Contra lo que me habían advertido, tuve que hacerme lugar para entrar en una fila de asientos que estaba llena. Todo cobró más sentido cuando el técnico me dijo: ‘Grundjohnsen, a batear’. Era el banco de suplentes.

Ya un poco más informado, supe que si bien el basquetbol tiene más seguidores, para conocer a los fanáticos me convenía viajar a Córdoba o Bahía Blanca y mi presupuesto actual todavía no contempla la posibilidad de viajar (ni de comer cuatro comidas diarias) Por suerte, a través de mis informantes (básicamente Don Adalberto y Washington, cuando lograban intercalar palabras entre las risotadas que les generaba mi estudio preliminar) logré descubrir el centro de los intereses argentinos: el fútbol.

Efectivamente, la mayoría de los hombres del plata son incapaces de nombrar a los integrantes del primer triunvirato, pero saben los 11 nombres de los que empezaron jugando contra Alemania la final del mundial del 86. Las cercanías al 25 de mayo o el 9 de julio despiertan solo elucubraciones sobre la logística de un eventual fin de semana largo, pero un comercial de cerveza que habla sobre el seleccionado nacional logra erizarles la piel y encender su fervor patrio.

Así las cosas, el estudio pedía una incursión en una cancha de fútbol. Por cuestiones numéricas (al parecer serían estimativamente 20.000.001 hinchas), el mejor lugar para una inducción era la cancha del club Boca Juniors. Por supuesto, el profesionalismo me hizo descartar la idea de ir en un tour para extranjeros. La infiltración debía ser total.

Llegué a la tribuna denominada "popular" cerca de 45 minutos antes del match. Pese a estar atestado de gente, en la mitad de la tribuna había un hueco tan enorme como inexplicable. Me senté a esperar el comienzo regodeándome en mi genialidad. Cuando ya había pasado unos 10 minutos del inicio del partido, una turba enfundada en banderas -y cuyo nivel de alcohol en sangre hacía peligroso encender un cigarillo cerca- se apersonó en el centro de la tribuna. Habían descubierto mi lugar.

En eso divisé un pobre hombre que, obligado por el gentío, había tenido que pararse encima de uno de los paravalanchas de la tribuna. Le ofrecí que viniese donde estaba yo, donde todavía quedaba algún lugar. Se rió y me dijo que le caía bien mientras -quizás siguiendo el mandato de José Ortega y Gasset cuando dijo “Argentinos, a las cosas”- se quedaba con mi billetera, mi reloj y mi remera.

Uno podría pensar por este gesto que los hinchas argentinos son una especie de neobárbaros. Nada más alejado de la realidad. En realidad una de mis conclusiones parciales es que son extremadamente correctos. Incluso alaban a los hinchas rivales, tanto por sus cualidades físicas (“corren en todos lados”) como por su capacidad de relacionarse con las Instituciones ("sos amigo de la yuta*")

Existe entre ellos un extraño saludo que no logré encontrar en ningún diccionario: “lovamoaquemáató”. Es un saludos que se hace agitando la mano, sólo que no de forma vertical según se acostumbra sino horizontalmente. El simpatizante contrario le respondió mandándole saludos a su madre. “Tu vieja” le dijo. Parece que el fútbol se mueve en un ambiente muy familiar, porque todos parecían conocer a las madres y hermanas de todos.

El Toti, mi anfitrión, después de elogiar la calidad de mi remera, me invitó a tomar algo con sus amigos. Lo que me llamó inmediatamente la atención fue el gusto de estos muchachos por el trabajo artesanal. Un vino que claramente había sido preparado por alguno de ellos (alguno que -sospecho- debe trabajar en una gasolinería) se servía en unos vasos que eran en realidad botellas de plástico cortadas a la mitad. Cuando lo vi me causó gracia. Después de tomar un vaso me dio risa. Al terminar el segundo vaso ya lo consideraba lo más hilarante que había visto en la vida. Las carcajadas no me dejaron terminar el séptimo vaso. Entonces fue cuando abracé a uno singularmente feo y le dije que lo quería, que él no tenía la culpa de ser tan feo. Después me puse violento y creo que invite a pelear a uno que le decían "el Oso irritado" o algo así. Por último, me dormí. Desperté un rato después con un terrible dolor de cabeza y vi que los muchachos compartían conocimientos sobre armas. Consideré que mi tarea ya estaba cumplida. Me dirigí hasta la puerta, hice una ligera reverencia y me despedí con un saludo: “lovamoaquemáató”.


* yuta: policía.

Máxima pureza



Acápite: Mezquindad y canallada. Diferenciación de comportamientos. El estado de máxima pureza. Analogías. Ejemplos prácticos.



Miserable. (Del lat. miserabĭlis). adj. Desdichado, infeliz. 2. Abatido, sin valor ni fuerza. 3. mezquino (ǁ que escatima en el gasto). 4. Perverso, abyecto, canalla. □ V. contrato de depósito ~.

Hasta el día de hoy hemos hablado de miserias relacionadas con la mezquindad, con el culto del centavo, con la ausencia de escrúpulos en orden a la consecución de un objetivo puramente económico, e inmersos en esos desarrollos tan nobles hemos tratado el tema de la perversidad, la abyección y la canallada solo de forma tangencial. Por lo tanto, nos toca ahora desmenuzar estas cualidades no como complejos medios para alcanzar un fin determinado, sino como simples aptitudes espirituales.

En síntesis: Hablaremos hoy del miserable en estado de máxima pureza. De la perversidad por la perversidad misma.

¿Cómo que todavía no comprende la diferencia?

Le propongo, solo por esta vez, un ejemplo que servirá para evacuar cualquier duda: Colocado frente a la lata de las limosnas de un ciego, lo más probable es que el mezquino arroje una moneda atada con un piolín, de modo tal que la misma regrese a su mano luego de producir el sonido característico del choque contra las monedas en el interior del recipiente. En cambio el canalla le aplicará un violento puntapié a la lata, y seguirá su camino como si nada hubiera ocurrido.

¿Ahora comprende?

Según la Real Academia Española, ambos deben ser catalogados como miserables, aunque la patología del canalla (abyecto o perverso) es cien veces más dañina.

Noto que se le ha transformado el semblante. Se reconoce en el ejemplo del puntapié, aunque el término “perversidad” le causa cierto escozor. Por supuesto que usted no ha pateado ninguna lata de un modo literal, pero sí está familiarizado con el empleo de la analogía, y sabe perfectamente que algunas de las situaciones en las que se ha visto envuelto son tanto o más graves que esa.

Ahora intenta refugiarse en el beneficio de la duda. Exige una enumeración taxativa de canalladas aun sabiendo que ello es imposible. Es cierto que usted le robó los pochoclos a aquel infante que se agachó para atarse los zapatos en el cine, pero no pateó ninguna lata. Y si no hay lata, no hay abyección.

Ya deje de engañarse, haga el favor. Aquí somos todos grandes y tenemos carnet de conducir. Por segunda vez, y contradiciendo de esta forma mis anteriores dichos, voy a proveerle algunos ejemplos de esta clase de miseria. Lo hago con la vaga esperanza de reproducir –por pura casualidad y de un modo exacto- alguna situación del pasado oculta en lo profundo de su mente, o al menos de forzarlo a admitir una similitud indisimulable. En futuras entregas nos ocuparemos de disfrazar sus comportamientos, no se preocupe sin motivo.

Procedo a enumerar:

1- Si en ocasión de un examen parcial en su época de alumno regular de la facultad de ingeniería, usted dejó sobre el escritorio del profesor un mensaje anónimo con el siguiente contenido o uno similar: “Gutiérrez tiene el desarrollo completo de la bolilla cuatro oculto en la manga derecha de su camisa”, sepa que ha cometido una canallada imperdonable.

2- Si cuando llega a su hogar tiene la costumbre de dejar abierta la puerta del ascensor con el fin de que el rengo que vive en el sexto piso se vea obligado a utilizar siempre las escaleras, entienda que esa es una actitud que puede encuadrarse dentro de los parámetros de abyección.

3- Si alguna vez ha utilizado sus conocimientos informáticos para formatear el disco duro del ordenador de un compañero de trabajo al que odia secretamente, y cuyo empleo dependía de ese proyecto que venía desarrollando hace un mes y medio, pidiéndole –casualmente- consejos a usted, descuente que su espíritu convive a diario con una altísima dosis de perversidad.

4- Si todos los días le desinfla las gomas del auto a ese vecino que siempre le presta yerba y lo deja colgarse del cable, y lo hace solo por diversión, asuma como un hecho su condición de miserable en estado puro.

5- Si en su adolescencia o, por qué no, ya bien entrado en la etapa adulta, tenía la costumbre de hacerse el tonto para exponer las macanas de sus amigos frente a sus novias con la pretensión de servir de consuelo en el preciso instante en que el vendaval los borrara del tablero, comprenda que usted no tiene perdón de Dios, y que este humilde artículo lo pinta de cuerpo entero.

6- Si usted, señorita, alguna vez ha invitado a estudiar a su casa a ese muchacho tan apuesto que era el motivo de los desvelos de su mejor amiga, con fines inconfesables, sepa que su actitud estuvo mucho más cerca de la canallada que del aplauso.


Veo que sus ojos están cerrados. Deduzco, por esa sonrisita maliciosa que se dibuja en las comisuras de sus labios, que se encuentra explorando los compartimentos más recónditos de su oscuro pasado.

No, no… continúe, faltaba más. Por mí no se preocupe.

Cuando termine con esa operación lo escucho.


Tengan ustedes muy buenas noches.

Donde habita el olvido II


"¡Oh rincón oscuro donde anidas tú, olvido, dile a ella dónde tu recuerdo
ha quedado; dile, que de tanto recordarte, de seguro ya te habrá olvidado"

William Dan Alzheimer



Si algo podemos aseverar para comenzar este informe es que nuestro personaje de hoy, Ricardo Orestes Valdivia, fue uno de los artistas más transgresores de nuestros tiempos. Confesamente molesto y visiblemente inconforme con la mayoría de las letras del cancionero popular, dado su absoluto grado de "diplomacia", se propuso entonces -gracias a un envidiable ejercicio creativo- rehacerlas, reformularlas, dotándolas de nuevos significados, de nuevas palabras y de nuevas coloraturas. Pero como bien quedó asentado en su obra, habría de hacerlo a su manera, con su propio sello y con su propio estilo. En varias entrevistas a las que pudimos tener acceso, el cantante había confesado su pronunciada inclinación hacia el género picaresco, el humor chusco y su posterior aplicación en pos de la degeneración de cualquier expresión artística ya conformada, escrita o plasmada; un recurso que utilizaría luego, en todo su esplendor, para amoldar a sus composiciones, haciendo gala del doble sentido o la vulgaridad explícita, dependiendo el caso y según su comprensión, para completar de una manera –paradójicamente- más acabada la línea argumental de ciertas canciones.

A través de los 34 discos registrados a lo largo de su carrera, este osado intérprete reversionó clásicos de géneros tan disímiles como el tango, el folklore, la salsa, el ballenato, el rock, el pop, el reggae, el heavy metal, la ópera y hasta alguna que otra composición de música infantil. También se animó a meterse con la poesía, algunos cuentos del siglo XIX y hasta guiones de series televisivas. Según el propio músico "todo podía ser corregido" y arrancado de los brazos de la inhibición, desandando así el camino de lo “políticamente correcto”.


Para graficar esta práctica, un buen ejemplo es la adaptación de la letra del clásico de Moris El Oso, al cual Valdivia supo meter mano dando rienda suelta a su derrotero de procacidad:

Yo vivía en el bosque muy contento / caminaba, caminaba sin cesar
Las mañanas y las tardes eran mías / a la noche no paraba de [piiiiiiiiiii]

(dejamos aquí librado a la imaginación del lector con qué palabra de claro tinte obsceno se completa la estrofa)


"Algunos me consideraban un iluminado. Otros en cambio me decían que estaba enfermo, que tenía la cabeza podrida", se sincera Valdivia del otro lado del teléfono, para luego aclararnos que no cuenta con mucho tiempo para extenderse en esta entrevista. "Yo sólo quería cambiar algo, quería cambiar lo que ya estaba escrito, porque cada vez que sonaba una melodía, mi cabeza la codificaba de otra manera", se esfuerza por explicar, para luego hacer un salto abismal hacia los beneficios que le deparó tamaño emprendimiento: "Era Gardel. Gardel y Le Pera juntos. Tenía éxito, mujeres, dinero... todo lo que un hombre puede soñar... y todo gracias a esa facilidad para la rima escatológica que tanto me ha caracterizado", confiesa con tono sereno. Y agrega: "Siempre fui un inconformista, desde chiquito. Y también una luz para las asonancias groseras. Me acuerdo que en la escuela, para hacerme el gracioso, le cambiaba la letra a las canciones patrias, a los guiones de los actos y vivía inventándole rimas a mis compañeros. Sobre todo a Gasulo y a Del Prete. Los volvía locos, pobres..."

Y vaya si Valdivia era una luz. Luego de tres decenas de trabajos, Ricardo Orestes Valdivia da el golpe de gracia y en un disco cuádruple consigue cargar contra los temas más emblemáticos del rock nacional, destacándose, entre otros, La Rubia Tarada (vení que la tengo [piiiiiiiiiii]) y El 38 (el [piiiiiiiiiii] te abrocho), sobreviniendole, con este material, el esperado reconocimiento a nivel mundial. Este sería, sin embargo, un punto de inflexión en su vida. Como suele ocurrir en muchos casos, el exceso de fama y la rutina comenzaron a abrumar.

“En un momento quise cambiar, renovarme, probar con un nuevo nombre artístico. Yo ya era conocido como Ricardo Valdivia, pero no me convencía. Buscaba algo más imponente, algo con lo cual sentirme identificado y que identificara también a mi obra. Recuerdo que las opciones que propuse eran Rizzo, Ronga y Talarga. A los capos de la grabadora no se los veía muy convencidos, pero estaban dispuestos a cumplirme el capricho. ¡Y me lo cumplían, eh! A ellos no les importaba mientras mis discos se siguieran vendiendo, pero cuando les aclaré que también quería anteponer el ‘Cacho’ como nombre de pila, la idea no les gustó demasiado. Ahí comprendí que debía hacer un parate y oxigenarme un poco”, recuerda con un dejo de frustración.

Los registros de los años siguientes no son muchos, y los pocos existentes muestran al trovador sumido en un profundo silencio, sin demasiadas apariciones públicas y recluido en su hogar, fuera del estudio de grabación y de los escenarios. Sólo un breve álbum de música incidental para películas pornográficas -que le valdría seis nominaciones al premio Mechun Fierro del año 1972- titulado Oh God! Oh Yeah! se le conocería durante ese período de ostracismo.

“Me agarré un metejón bárbaro con una naifa que conocí en un prostíbulo de San Telmo. La veía todos los días, con decirte que la música pasó a un segundo plano. La mina me pegó fuerte. Y también una gonorrea tremenda que me complicó la sífilis que venía combatiendo. Las enfermedades venéreas en sí son complicadas, imagínese dos juntas... Me dijeron que dejan secuelas neuronales. Estuve cinco meses en tratamiento. Los de la discográfica me hicieron a un lado, me desecharon vaya uno a saber por qué estúpida razón o prejuicio. Después de eso perdí el tren”, remarca Valdivia al tiempo que comienza a tararear las estrofas de No voy en tren, voy en avión, de Charly García, y se anima a ensayar una improvisada rima utilizando la frase ‘si te acostás con Norma, tenés que usar condón’, notoriamente resignado, como quien sabe que su don ya no es el mismo.

“Tenía en carpeta el doblaje de dos películas de Disney y la grabación de un disco de temas propios que iba a titular Coplas desde la entrepierna, pero quedó todo ahí. Ahora me dedico a animar fiestas infantiles y cada tanto adapto letras de canciones a pedido para alguna hinchada de fútbol. Una lástima como terminó todo…”, concluye, no sin antes despedirse haciendo una infinidad de chistes con mi nombre que, por respeto al público presente, no vamos a reproducir.

Hasta la próxima.

World Wide Webo IV


El ilusionismo consiste básicamente en querer voluntariamente someterse a un engaño tratando de decifrarlo, sin terminar de decidir si uno quiere o no descubrir qué fue lo que pasó. Es algo así como estar de novio con una vedette.

Pues bien, para presenciar estos prodigios ya no se necesita ir a ver a Cris Angel, David Blaine, David Copperfield, Pamela David, TuSam o el mago Cacarulo. No es necesario porque -como todo- está en internet.

A continuación un prodigioso acto de mentalismo que algunos atribuyen a poderes mentales sobrenaturales y los ingenieros a algoritmos. Con ustedes: ¡¡¡EL AKINATOR!!!


Es una captura de pantalla. Con eso no va a hacer nada. Con razón lo engañan. Ahora sí. Con ustedes: ¡¡¡EL AKINATOR!!!


Feliz domingo para la juventú.


PD: no quiero decir nada, pero si piensa en él quizás encuentre a uno de los muchachos. Ya dije demasiado.

Blancanieves - Parte uno : La Señora


Uno de los cuentos infantiles más populares de todos los tiempos es el de Blancanieves y los Siete Enanitos. Una curiosa historia, en verdad. 
Conseguimos entrevistarnos con una de sus protagonistas, que nos contó otra versión, tal vez más cruda, tal vez más descarnada, tal vez menos aburrida. 






(Prescindiremos del relato de la historia en su forma tradicional, por estar bajo la impresión de que casi todos los amables lectores la conocen bastante bien. De todas maneras, si alguien desea refrescar un poco la memoria, lo puede hacer visitando este enlace.)


Me dirigí a la dirección que luego de muchas horas de paciente investigación, algunos sobornos y una pizca de suerte había conseguido. La casa era realmente impresionante, una mansión con leones de mármol en la puerta y todo. Un poco exagerado para mi gusto, pero al menos no había enanos de yeso en el jardín. Al menos en la parte del jardín que alcanzaba a divisarse.
No me sorprendió que un mayordomo acudiera cuando toqué el timbre.
-¿En qué puedo ayudarle, caballero?-dijo el sirviente en tono ceremonioso.
-Tengo una cita con la Malvada Madrastra-contesté.
-Oh. Un momento, por favor -exclamó el mayordomo, frunciendo el entrecejo.

Me dejaron unos minutos solo en la puerta, hasta que el mismo mayordomo apareció y me invitó a entrar.
-La Señora lo atenderá ahora-dijo-y me permito recomendarle al caballero que no se refiera a ella con el apelativo que ha utilizado antes.
-¿Cuál?-pregunté- ¿Madrastra o Malvada?
-Ninguno de los dos, caballero -contestó el mayordomo, mirándome con fijeza.

El mayordomo me guió a través de una interminable sucesión de salas, todas enormes y decoradas con una especie de eclecticismo inverso donde parecía que alguien se había empeñado en elegir los peores exponentes de cuadros, jarrones, tapices, alfombras y muebles de todas las épocas de la Historia. Finalmente, llegamos a una estancia de aspecto muy moderno, que estaba llena de aparatos cuya finalidad específica se me escapó, pero que parecían tener algo que ver con la Medicina.  Rodeada de una media docena de señores con batas blancas de cirujano, estaba la Malva...quiero decir, la Señora, sentada en un sillón parecido a los que usan los dentistas.

Su aspecto me sorprendió. Esperaba encontrarme con una anciana, y en cambio la persona que me sonreía de forma extraña y me hacía gestos para que me acercara se parecía más a una muñeca Barbie. Una muñeca Barbie que hubiera sido usada como juguete por un perro de mandíbulas muy fuertes, digamos un rottweiler. Y que luego de eso hubiera sido abandonada en una ruta por donde pasaran muchos camiones. Después de haber sido cocinada en un horno de microondas. Uno de esos que tienen grill.


-Adelante, señor Bugman, lo estaba esperando -dijo la...Señora-confío en que no le incomode que los chicos hagan su trabajo mientras hablamos.
Se refería, claro está, a los hombres de aspecto cirujanil, cuyo propósito acababa de quedarme claro.
-No, por supuesto que no, Señora-contesté mientras me acercaba observando ese rostro fascinante. U horripilante, no me pude decidir.
-Bueno, ¿qué quiere saber?-dijo la Señora con una voz algo cascada, mientras uno de los cirujanos extraía con una jeringa un líquido verdoso desde una de sus orejas.
-Eh...para empezar..¿me podría hablar un poco de Blancanieves?-me obligué a preguntar, totalmente hipnotizado por los espantosos procedimientos que se desarrollaban ante mis ojos-¿Cómo era su relación con ella?
-Ah, Blancanieves-curiosamente, pronunció su nombre sin antipatía, casi con cariño-Verá, ella era un poco re...-se detuvo.
Esperé unos segundos, pero no terminó la frase. Parecía como si se le hubiera paralizado el rostro. No, no parecía, se le había paralizado en verdad.
-¿Rebelde?-pregunté-pero la Señora sacudía la cabeza negando, sin poder articular una palabra. -¿Respondona? -más sacudidas, y un gesto a uno de los de bata blanca, señalándose la mandíbula.-¿Recatada? ¿Remilgada? ¿Rencorosa? ¿Republicana? -yo continuaba adivinando, mientras la Señora me hacía que "no" con una mano y un bata blanca le inyectaba algo en la mejilla. -¿Restauradora? ¿Repulsiva? ¿Rebuscada? ¿Recelosa? ¿Refulgente? ¿Refugiada? ¿Relojera? -me entusiasmé-¿Renacentista? ¿Resentida? ¿Resbaladiza? ¿Revendedora? ¿Rechoncha?-la inyección hizo efecto y la Señora movió una o dos veces la boca como diciendo "O-A-I",  luego me miró y dijo:

-Reventada.
-Oh-alcancé a decir, mientras uno de los cirujanos se acercaba a la Señora con una tijera enorme en la mano.
-Usted sabe-continuó la Señora-Una jovencita con mucho dinero, un padre ausente, lo típico. Yo no le podía poner límites, y ella me veía como competencia. -sonrió, o hizo una mueca parecida-bueno, es natural-dijo haciendo el gesto de recorrer su cuerpo con las manos.
Me quedé callado un minuto completo, o dos. Nada de lo que podía verse enfundado en ese vestido apretado podía calificarse ni remotamente como "natural".
-Y...¿qué puede decirme de las acusaciones de que la mandó a matar?-pregunté.
-Tonterías-contestó la Señora, al tiempo que el cirujano de la tijera grandota cortaba un trozo considerable de piel de su antebrazo y sellaba la herida con una especie de pistola de pegamento -Lo que en realidad sucedió es que Blanquita se fue de casa y se juntó con una banda de delincuentes.
-¿Usted se refiere a los enanos mineros?-inquirí.
-De mineros tenían lo mismo que yo de japonesa-dijo- y noté que a fuerza de estiramientos, ciertamente los ojos le habían quedado rasgados.
-Pero, y...¿la manzana envenenada?-pregunté.
-Bueno, bueno, cómo se falsean las cosas-contestó la Señora mientras otro tipo de guardapolvo le aplicaba una amoladora en los talones. -La verdad es que la fui a buscar al aguantadero de esos malandrines y le ofrecí un trabajo. Se me ocurrió que si encontraba algo que la mantuviera ocupada iba a sentar cabeza. Me sacó corriendo, claro.
-No entiendo -dije, porque no entendía-¿qué tiene que ver la manzana?
-Ah, es que era un trabajo en Apple. -sonrió, o hizo esa mueca de antes-yo tengo mis contactos.
-Bien, ¿Y qué pasó después?-pregunté, intentando apurar la entrevista porque ya me estaba sintiendo incómodo, máxime considerando que por una puerta del salón entraban dos tipos más (estos con bata azul), arrastrando una máquina de aspecto atemorizante.
-Lo que sucede a veces con chicas así. Blanquita se enamoró de un muchacho de buena familia, se casaron, tuvieron un montón de críos y ella no tuvo más tiempo para estupideces y engordó una barbaridad.-Esto último lo dijo con una especie de deleite perverso. Uno de los doctores le clavó una gruesa aguja conectada a un tubo en el muslo derecho. Ella ni se inmutó.
-¿Y usted? La historia dice que la expulsaron del Reino.-dije dispuesto a terminar, la máquina tenebrosa se acercaba junto a sus dos servidores.
-No, no. Yo simplemente me retiré. Enviudé, el difunto me dejó bastante bien económicamente, y me dedico a disfrutar de la vida, y a mantenerme bella. ¿Usted cuántos años creería que tengo?-preguntó la Señora, y se quedó mirándome fijo. Quería que le contestara.
-Eh...-titubeé-buennno... considerando los años que tiene la historia...sin basarme en su aspecto, claro...yo diría que...unos setenta y...¿ocho?
Se produjo un silencio profundo en la sala, matizado únicamente por el ¡chuf-chuf! del aparato de liposucción que le habían aplicado al muslo.
La Señora no dijo nada. Me miró con los ojos muy abiertos durante varios segundos, hasta que se le cayó un párpado. Literalmente. Se desprendió del rostro y se deslizó hasta el piso. Un cirujano lo recogió y lo puso en un frasquito.
La Señora levantó un dedo sin dejar de mirarme, y al instante salieron de quién sabe donde una media docena de muchachos fornidos de uniforme negro. Me tomaron por debajo de las axilas y me trasladaron algo menos que amablemente hasta la salida. Pero antes me molieron un poquito a palos.
Lo próximo que supe es que estaba en la calle de acceso a la mansión, que me dolía bastante todo lo que en mi cuerpo estuviera conectado a una terminal nerviosa, y que ya era de noche. Me incorporé lentamente acompañando la operación con quejidos. En ese instante sonó mi teléfono celular.

-¿Hola?
-¿Señor Bugman?-dijo una voz un tanto cómica.
-Sí, él habla.
-Tengo información para usted.
-¿Quién habla?
-Baje la cabeza.
-¿Usted se refiere que debo ser humilde y evitar que mi ego me domine?
-No, no, que mire abajo.
-¿Quiere decir que no pierda de vista a los desposeídos, a los que están en la base de la sociedad?
-¡NO! ¡Que mire abajo, idiota!

Sentí un súbito empeoramiento del malestar general, pero localizado en uno de mis tobillos, lo que hizo que, efectivamente, bajara la vista. Lo que vi fue un enano vestido de elegante traje azul de tres piezas y barba impecablemente recortada sosteniendo un teléfono celular de esos nuevos que hay ahora llenos de firindulis, y que tenía todo el aspecto de haber originado mi repentino dolor mediante la adecuada aplicación de la física en forma de patada.

Continuará


¿Y ahora qué le pasa?


Consultorio de ramos generales para el lector atribulado (o la lectora atribulada), by El Sr. F.





Al hacerme cargo de ¿Y ahora qué le pasa? sabía que, tarde o temprano, tendría que hacer frente a una duda trascendental, a una cuestión de vida o muerte. Sabía que algún día, mi respuesta tendría la posibilidad de cambiar (para bien) una vida.

Ese día llegó, más temprano que tarde.

Un comentarista anónimo nos deja, en la primera edición, este desgarrador pedido de auxilio, que espero saber contestar.

EFEEEE!!!

YO Sí QUE TENGO UN PROBLEMA!

PASÉ POR EL BLOG DE MARIANO Y SE ME PEGÓ "SACA LA MANO, ANTONIO!"

LLEVO 10 HORAS CANTANDO LAS PRIMAAAS!!

AYUDA!

Estimadísimo lector:


Lamento informarle que en este momento, no tiene un problema, sino dos: No sólo se le pegó a usted, sino que ahora se me pegó a mí. Agradezca haber permanecido el anonimato, porque si no, estaría en problemas. Sépalo.

Sí, ya se que ya está en problemas. Es un decir.

Bueno, volviendo al problema que lo aqueja.

Como en mi blog, cuando escribía, tenía una sección llamada "El Tema barato ochentoso de la semana", tengo un poco de experiencia en eso de despegarme temas chiclosos. Hay varias técnicas que puede usar, le dejo aquí las más eficaces.

a- El efecto neutralizador: Consiste en tratar de reemplazar la canción pegada por otra que sepamos que no se nos va a pegar. De lo posible, una inocua, o de ritmo difícil de seguir: Ejemplos usables son el "Feliz Cumpleaños", o el Himno Nacional. A menos, claro, que sea usted alemán, de lo contrario va a estar cantanto Deustchland Über Alles por un mes.
ADVERTENCIA: Bajo ningún concepto se puede usar la Marcha Peronista. Esa se pega seguro, y entre ir por la calle cantando Las Primas o sentir la necesidad de tararear la marcha que inmortalizó a Hugo del Carril, me quedo con las primas.

b- El "reemplazo": Básicamente, cantar un tema que nos encante, hasta olvidarnos del tema pegado. Si se pega el tema "b", mala suerte, pero, al menos, este nos gusta.

El "Efecto bola de billar" (SOLO PARA CASOS EXTREMOS): Si "a" no funcionó, y ya nos hartamos de "b" con MUCHÍSIMO CUIDADO intentar el plan C: Consiste en encontrar un tema igual de barato (antes de que Mariano salte a cortarme la yugular, aclaro que "barato" no quiere decir malo), y tararearlo, con tal de que "rebote" contra el tema ya adherido. El riesgo, claro está, es que se pegue el tema "C", generando una serie infinita de temas baratos, y convirtiendo así a nuestra mente en una fiesta de casamiento. Para este caso, la dosis recomendada sería un Paz Martínez, o en su defecto, un "Tarzan boy" de Baltimora. (oh oh oh oh oh oh o oo ohoh! Uau chu nat! Kiwi y Melón, Kiwi y Melón!!).

Espero que le haya servido..

Y le digo, anónimo, que tuvo suerte. si se quedaba un ratito más en lo de Mariano, lo que se le iba a pegar era "Te quiero tanto" de Sergio Denis.

----------¿Y a usted qué le pasa?----------

El gran amigo de la casa, Relato del Presente, nos manda la siguiente inquietud:

Estimado Señor F: Mi historia es un poco particular, le cuento: Yo era fanático del Show Creativo de las épocas en que se llamaba el Show del Clío y lo conducían Gujis y un tal Julio Lagos. Resulta ser que allí veía las publicidades que nunca puedo ver en la tele normal, y un día me lo levantaron y no lo pusieron más. Y la verdad es que cuando veo las publicidades que pasan hoy en día, y sin siquiera tener el Show Creativo como para ver cosas como la gente, me dan ganas de inmolarme en alguna facultad de publicidad o comunicación social; no puedo creer que haya gente que estudie seis años para esas bazofias. Menos puedo creer que haya gente que les pague. Puntualmente, las cintas de publicidades que tenía (le juro que lo grababa) se me están gastando. Qué puedo hacer?


Mi queridísimo RDP

Mucha gente que sufría un problema similar al suyo descubrió solaz en un sitio llamado "iutúb", o algo así. Con respecto a sus deseos de inmolarse en alguna facultad de comunicación social, le sugiero que evite hacerlo. El trotyl está demasiado caro como para gastarlo en "creativos". Y de todos modos, no conseguiría más que eliminar a una porción mínima de esas sanguijuelas sociales que pululan en los medios, tratando de convencernos que el Activia es bueno, y que si una mujer se viste de morado, seguro que está constipada.

Por último le ruego que digitalice las cintas, y si encuenta este iutub o como se llame, las suba, para disfrute del mundo. Y si de casualidad tiene esa propaganda inglesa de preservativos, que eran un monton de tipos disfrazados de espermatozoides siguiendo al tipo, y quedando atrapados en un condón gigante, aviseme, que hace rato que no la veo y quiero mandarsela al responsable del infame "Sin triki triki no hay bang bang"

saludos!

pd: consultas de cualquier índole (menos sexuales, de esas se encarga Briks) aaaaaa.... yahoraquelepasa@gmail.com!



Yo soy la aventura, y tú la realidad, tu la ternura, yo soy la libertad, tú la esperanza, la vida que me das no me alcanza, no me alcanza.... MARIANO; TE ODIOOOOOO!

Knockout



Buenos Aires Martes 13:15 hs

Oficinas centrales de Kag & Onos Corp.


Maldini, Ramírez, Marina, Beatriz, López y Pérez charlan mientras comparten el almuerzo en el comedor de la empresa.

Maldini: Ahora que se vienen los días lindos estaría bueno si hacemos un asado con las familias, ¿no?
Ramírez, Marina, López y Pérez asienten con entusiasmo.

Marina: ¡Genial!

Pérez: ¡Excelente idea Maldini! podríamos ir nuevamente al predio en las islas del Tigre al que fuimos el año pasado.

Ramírez: O al recreo del sindicato, pero me gusta mas la idea de ir al delta. ¡Mis hijos se divirtieron como nunca allá!

Beatriz, la nueva, se mantiene callada. López percibe que algo en la propuesta le incomoda.

López: ¿Que le pasa Beatriz? ¿no le gusta el Tigre?

Beatriz; No, no es eso, señor López. Me encantaría ir al Tigre. Pero mi marido jamás me acompañaría.

Marina: ¿Por qué?

Beatriz: Porque es muy antisocial. No puedo ir a ningún lado con él. El mismo dice que es muy "chúcaro", no le gusta ir a ningún lado si no conoce de antemano a la gente.
Maldini: Bueno, ¡vení sola entonces!
Beatriz: Si, bueno, pero no es lo que a mi mas me gustaría, entendeme.
Maldini; Claro, claro...
Ramírez: No veo porque tenés que tolerar eso. ¿Vos no lo acompañas acaso a ver a sus amigos, sus familiares...?
Beatriz: Si, lo hago, pero el dice que no le gusta y se queda ahí...vos no lo conocés, es muy tozudo...
Maldini: No me parece justo, en una pareja los dos tienen que ceder un poco, de eso se trata, ¿no? de que los dos cedan un poco a los gustos y necesidades del otro...¿qué pasa si le decis...?
Pérez, interrumpiendo: Bueno, son asuntos familiares, Maldini. ¡Respetemos su privacidad, caramba!

Marina: Pero no es justo, señor Pérez. No está bien que una ceda siempre a los caprichos del otro.

Pérez: No, claro, entiendo, entiendo...yo sólo...

López: ¿cual es la manera que usted propone, Maldini?
Maldini: Que le diga al marido que si no lo acompaña nosotros vamos a pensar que ella es divorciada...

Todos se quedan pensando en la propuesta de Maldini. Pérez, López y Marina asienten en silencio. La idea les parece razonable. Puede funcionar. Ramírez, en tanto, gira la cabeza y mira hacia la ventana, sumido en sus propias cavilaciones. Al cabo de unos segundos balancea la cabeza como diciendo "no" y dice:
Ramírez: No, Beatriz. Con eso no vas a llegar a ningún lado. Pensemos un poquito esto. ¿que va a responder tu marido? -imposta la voz como imitando burlonamente con voz gruesa al marido de Beatriz, a quien paradójicamente no conoce-"Ah, no, Beatriz, eso no puedo permitirlo! ¿Divorciada? ¡que horror! ¡de ahora en adelante te voy a acompañar siempre!". No señores. El marido sencillamente le dirá "no me molestes", o ni siquiera le contestará y seguirá viendo el partido de fútbol o lo que sea que esté haciendo...No. No sirve. Es un buen intento, pero no sirve. Tenemos que aprovechar el elemento sorpresa. Tu marido...¿como se llama tu marido, Beatriz?
Beatriz: Ernesto.
Ramírez: Bien, Ernesto no sabe que vos planeas torcer su voluntad. Es claro que vos no tenés la capacidad de sostener una larga discusión con Ernesto. Llevás siempre las de perder. Te tomo el tiempo. Ni podés ser contundente, dialécticamente hablando. No sin una preparación adecuada. Por todo eso tenemos que aprovechar que Ernesto estará con la guardia baja. Lo que le digas tiene que pegarle donde mas le duele, lo tiene que dejar atontado, inerme, groggy(*), ¿entendés? tiene que ser un mazazo que lo deje sin reacción posible...un golpe de knockout(*). Sólo así vas a conseguir algo de provecho...

Maldini, Perez y López intercambian miradas. Los tres se muestran fastidiados con el pomposo discurso bélico-boxístico de Ramírez.

Pérez: ¿Y que sugiere entonces, Ramírez?

Ramírez: ¿No es claro, acaso? que no le diga que parece divorciada... ¡que le diga que parece viuda!

(*)groggy: voz inglesa para describir a una persona que esta mareada o no puede hacer pie pr intoxicación, sueño, un golpe, etc.


(*) knockout : yo prefiero la voz inglesa que combina las palabras knock (golpe o choque) y out (fuera) al americanismo nocaut, que se estima va a aceptar la real academia en el futuro cercano. Se dice asi de un golpe, en el boxeo o en otros deportes de lucha, que deja a quien lo recibe fuera de combate.

UPDATE: chúcaro: voz que proviene del quechua “chucru” que significa duro, arisco, bravío.