Escape hacia la libertad.

The bugshank redemption, by El Sr. F.


Es de noche.
Creo. No tengo reloj.

No tengo nada, en realidad, más que la ropa (juro por Dios que no tengo idea de por qué tengo botas de montar) un rollo de papel higiénico y un dolor de cabeza terrible. Tampoco tengo muy claro por qué estoy atado de pies y manos a una silla, o por qué tengo una pantalla gigante frente a mí. Pero sospecho que no es nada bueno.

Y no tengo ni idea de por qué tengo ninguno de esos artículos.

Bueno, probablemente el dolor de cabeza se deba a la partuza de anoche… Bah, creo que fue anoche… por la barba que tengo, parece que hace una semana que no me afeito. Y yo estoy seguro de haberme afeitado antes de ir a la fiesta. Y de haberme puesto zapatillas.

Trato de hacer memoria y recordar qué pasó en esa fiesta. Los recuerdos son borrosos, pero empiezan a volver… Pablo absolutamente desenfrenado, subido a una mesa y gritando incoherencias acerca del ente y su madre (la del ente, no la de él), Renegado disfrazado de Telletubbie, Viejex rociando una pila de libros contables con alcohol etílico mientras sonaba “Burn, baby, burn”, Mariano echándole pimienta a unos caramelos “Media Hora” y pasándoselos a Briks que… oh, no... ¡¡¡¡BRIKS!!!! ¡¡Dios!! Eso es ilegal hasta en Tailandia!!!!

Después, recuerdo que entre Yoni y Mariano me ataban a un caballito de madera.. y me decían que la fiesta era para “gente grande”.. los desgraciados no me pasaron un mísero fernet en toda la noche (sigo sin entender por qué el dolor de cabeza)

Por suerte, Viejex olfateó (podría jurarlo) que el caballito estaba hecho de madera.. y lo tiró al fuego (después de un par de puteadas preventivas, conseguí que me desatara antes de hacerlo)

Y ahí estábamos, ya liberados, desenfrenados, sin pensar en el mañana… estábamos todos locos, no hay vuelta que darle... y de repente, cuando el compilado ochentoso de Mariano llega a “la Pachanga”…

Bugman, en la puerta.

Dijo venir en son de paz… nos ofreció un whisky… o algo que él dijo que era whisky… y de repente se me aflojan las piernas, me caigo al piso, y escucho la ya célebre risa maligna de Bugman. Lo siguiente es borroso, recuerdo fragmentos como “...utos quieren hacer terapia de grupo...", "...emana en el bosque, solo con la naturaleza...", “una lata de atún y un rollo de papel higiénico..”, "...eviven pueden ver las cosas bajo otra luz", "...ulos rotos...".

Y ahí lo entiendo todo.

Y estoy realmente indignado. El pelado de porquería no me dio mi lata de atún.

De repente, una voz retumba en el silencio de la sala: “¿Cómo que Pelado de Porquería? Mocoso insolente!”

-Bugman! ¿Dónde está? ¿Dónde estoy? ¿Qué día es hoy? ¿Cómo salió Racing? ¿Cómo hizo para leer mi pensamiento???

-¡SILENCIO! –la cabeza de Bugman, ligeramente distorsionada, aparece en la pantalla. Me hace acordar a Zordon, el de los Power Rangers- Las primeras tres preguntas son irrelevantes. La tercera, si le digo no me lo cree. Y la cuarta.. usted lo dijo en voz alta. El encierro lo está afectando, Efe. Debería tomar algo de aire..

-ENTONCES LIBERÉREME; MALDITO CALVO!

-No se ponga insolente, so gandul. Usted será liberado a su debido tiempo. Pero antes, deberá pagar por sus acciones.

-¡El que debería pagar es usted, negrero! Vengo trabajando desde septiembre y todavía no vi un mango!

- No es cierto, F, yo siempre tengo un mango en el frutero de mi oficina –claramente el poder absoluto atrofió el fino humor de Bugman-. Pero no se preocupe. No le voy a cobrar monetariamente. No me refiero a que me tenga que compensar por los útiles de oficina que se roba –léase, una birome que me llevé a la facu- Tampoco espero que en este... eh… “retiro espiritual” realice esfuerzos físicos, a diferencia de algunos de sus compañeros… la ART no cubre nada y quiero que llegue vivo a fin de mes -¿Qué querrá decir con eso de “a fin de mes”?- de todos modos, su lamentable estado físico...

–¡¡OIGA!! Tampoco estoy tan mal!

–Su estado físico, decía, no lo va a eximir de recibir justo castigo. Verá, con el Licenciado Gargiulo –jiji- nos dimos cuenta que uno de los momentos más desestabilizadores para el grupo fue cuando usted mandó cierto video…

-¿Se refiere al video del que advertí que PUEDE GENERAR RECHAZO, NÁUSEAS Y DESEOS DE ARRANCARSE LOS OJOS y recomendé seriamente no ver?

-No es excusa, F, usted sabe que sus colegas son unos rebeldes, tendría que haber supuesto…

-Ah, no, nada. Si los señores no hacen caso a una indicación tan clara y se quieren hacer los guapos, después no se quejen...

-¡¡NO ME VENGA A HABLAR DE DESOBEDIENCIA; BOTARATE! POR DIFUNDIR ESE VIDEO INFAUSTO USTED MERECE SER EMPALADO EN EL AVERNO!! –La palabra “empalado” parece alterarlo. Su normalmente inescrutable rostro se conturba, se pone medio verdoso. Una vena se le marca en la frente. Comienza a hiperventilar. Unos segundos después, mientras repite “estoy en un lugar feliz, estoy en un lugar feliz” se calma, y prosigue con el mismo tono parsimonioso y ligeramente agudo que los redactores de MIB aprendimos a temer- Como decía, F, usted deberá purgar –otra vez se altera, pero puede contenerse- digo, pagar, su pena… De una manera justa. Para eso, voy a recurrir a un proceso correctivo revolucionario. Se llama Tratamiento Ludovico.-revolucionario? Este donde estuvo en los últimos 40 años? Eh, pará, QUE???- Por su cara de espanto, veo que está familiarizado con el tema.. muejejejeje. Bueno, Efe. Se me hace tarde. Tengo que ir a ver como progresan sus compañeros. Lo dejo con el video, creo que le va a resultar entretenido.. Au Renoir, Monseiur Eff!

-NO! VOLVÉ! NE ME QUITTE PAS; PELÁD DE MERD!!!

La pantalla vuelve a estar oscura. Pasan los segundos, y mi cuerpo se tensiona, tratando de encontrar una manera de escapar. El silencio me mata… no sé con qué me torturará Bugman, no quiero saberlo, quiero huir…

La pantalla se enciende de vuelta. Como en una película vieja, veo pasar la cuenta regresiva. 10, 9, tengo que escapar, 8, la putquelopareó al pelado, 7, estos nudooos!, 6, quiero escapar, quiero escapar, 4, QUE PASÓ CON EL CINCO!, 3, 2, 1…

Un arcoíris. (No, maldito alopécico, no fuiste capaz) Unas letras (No, maldito afrancesado, eso está prohibido por la convención de Ginebra) Una canción. (NOOOO! PIEDAD!!!!)


Pequeño pony , pequeño pony,
no es el mundo un sitio ideal?
Pequeño pony, pequeño pony,
donde tú estés quisiera estar...

¡El horror! Trato de cerrar mis ojos, pero es imposible. No puedo ni siquiera parpadear. Busco no escuchar, trato de pensar en un tema de AC/DC, en Megan Fox, en el organigrama de la Administración Pública Nacional , en lo que sea, pero no puedo bloquear esa cancioncita horrenda, ni esos colores, ni esas risitas afeminadas.. ni… Bugman vas a pagar por esto!!

Calculo que con una hora más de esto, mi psiquis va a sufrir daño irreparable. Debo escapar. Debo liberar mis miembros.. MIEMBROS! ESO ES!

De repente recuerdo la instructiva charla que nos dio Briks de “cómo escapar de una sesión de bondage sadomasoquista si uno se olvidó la palabra clave”. En cuestión de segundos, libero mis manos. Ya suelto, desato mis piernas y me saco las benditas botas (eso me llevó un rato). Apago el proyector (contengo mis ganas de destruirlo al darme cuenta de que Bugman me haría pagarlo) y, escabulléndome por el ducto del aire (mientras me pregunto cómo hacía Arnold para pasar por un espacio tan estrecho) escapo hacia la libertad…

(continuará)

Mientras tanto, en MIB...

Me despierto sobresaltado. Por unos momentos, no logro darme cuenta de dónde estoy. De pronto, se abre una puerta, y entra un individuo de aspecto patibulario, cargando un extraño artefacto. 



Me cachendié, es el tipo de la limpieza que viene a pasar la aspiradora, pero si le dije que viniera a las cuatro, ya no se puede ni dormir una siestita en esta redacción. Y yo que pensaba que con los muchachos de vacaciones iba a estar tranquilo.  "Sí, sí, pase, está bien, no hay problema, yo salgo un rato y vengo".

La verdad es que, a pesar de que alquilé sus puestos de trabajo a una empresa de telemarketing, se los extraña un poco. No nos vienen mal los ingresos extra, pero estos esclavos cubiculares no son nada entretenidos. Hacen su trabajo todo el santo día sin emitir una queja, y a su Supervisor (la versión corporativa del Amado Líder) lo odian, pero no le dicen nada porque le tienen miedo. Ahhh...qué diferencia con mis muchachos, con los que tenemos una relación cordial basada en el respeto mutuo, donde las pequeñas diferencias y los reclamos no significan que...¿¡Pero qué estoy diciendo!? ¡Ese hato de gandules debería aprender de estos empleados leales y productivos! ¡Todos calladitos desempeñando sus tarea a toda velocidad, porque si no...hay tabla! El Supervisor no me quiere decir cuál es su secreto. Me dice que es porque les pagan un sueldo que depende de sus resultados. Je. Si llegara a establecer un sistema así en MIB, todos los meses deberían pagarme a mí. Hummmm...interesante.

Ahora que estoy acá solito, ¿debería hacerme cargo de todas las secciones fijas de MIB? No es justo, ellos de vacaciones y yo haciendo su trabajo.

A ver...¿Y ahora qué le pasa? no presentaría mayores dificultades, podría ser que los lectores preguntones notaran alguna diferencia porque el Señor F. está loco y yo no, pero con suerte lo atribuirían a un cambio de medicación. Las crónicas desde las posaderas del mundo ya se me hacen un poco cuesta arriba, porque ni ebrio ni dormido pienso someterme a esas actividades proletarias como viajar en transporte público o concurrir a un estadio de football . Mi espíritu altruista y generoso se sentiría agredido en caso de tener que escribir acerca de Los miserables, aunque tal vez podría encararlo como un estudio ontológico. Para las Viñetas de oficina tampoco veo grandes impedimentos. Aquí mismo estamos llenos de Maldinis y Ramirez..es. Sin embargo sería un hipócrita si, como defensor del escepticismo y el espíritu crítico que soy, contribuyera a difundir las patrañas de ese pseudoinvestigador inmaduro que aparece en los Expedientes Lunaretti. Tengo alguno que otro personaje para presentar en Exhumaciones , pero la sección tiene una aparición tan esporádica que me puedo hacer el distraído, igual que con The Bugman True Fairy Tales Stories, que parece ser otra temática que nadie extraña. Pero de ninguna manera podría revolcarme en el lodo maloliente de Tocador de Damas. Eso sí que no. Tolero esa sección porque...porque...hummmm...caramba...no se muy bien por qué la tolero. Tal vez deba hablar con el Señor Briks cuando vuelva de sus vacaciones.


Bueno, como sea. No pienso hacer el trabajo de estos granujas. "¿Eh? ¿Cómo dice? No, no se si puede ir al baño ahora. Pregúntele a su supervisor". 


La verdad, ahora que tengo tiempo de observar cuidadosamente la redacción, me doy cuenta de que hay mucho espacio desperdiciado. Claramente es innecesario que cada uno de los pillos de MIB tenga tanto espacio individual. ¿Cuánto necesitan para hacer lo que malamente hacen? Ni la mitad. Si corro los paneles, me quedan unos bonitos cubículos de...msmgbgdsds...me llevo uno...mgsbsbsbs...dos metros cuadrados. Pufff. Podrían vivir allí con sus familias. Y entonces podría agrandar el salón y cobrar más caro por el alquiler. Tengo que anotar estas cosas, que después vienen los muchachos y me vuelven loco con sus rezongos y me olvido.

¿Oia? ¿Qué hace esta lata de atún acá? ¿Alguien se olvidó el atún?

Espero que los muchachos estén capitalizando la experiencia de sus vacaciones. Todavía no se cuánto me va a costar el chiste, cuando les pregunto a ellos, se ríen, nomás. Curioso sentido el humor tienen estos tipos. Por llamarlos de alguna manera.

"¿Ya está jefe? Bueno, gracias." Ya terminó de pasar la aspiradora, me vuelvo a la oficina. A seguir durmiendo la sies...digo, a seguir trabajando.

NORRUEGAS

Frío.

Creo que fue eso lo que me despertó. El frío húmedo de la gramilla del bosque…
o el roedor de generosas dimensiones que mordisqueaba el dedo gordo de mi pie izquierdo. Mi pierna más hábil.

Dí gracias a Yisus por eso el dedo gordo; cuando uno esta desnudo e inconciente debe ser agradecido.
Qué hubiera sido de mí si el animalejo optaba por entretenerse con otra parte más prominente de mi anatomía.
La nariz, por ejemplo.
Ud, muchas veces, no sabe qué puede encontrar a su lado al momento de despertar por lo que aconsejo, a la par de ser agradecido, ser rápido de reflejos.

Despedí al simpático ratoncito con un shot que lo hizo surcar los cielos emulando a Laika. Lo ví perderse por entre los pinos más altos y sentí cierta nostalgia.
Caí en la cuenta que me encontraba en un lugar totalmente desconocido, sólo, desnudo y con un fuerte dolor de cabeza…en fin, una experiencia nada nueva para mi.

De inmediato advertí, también, que me encontraba con ambas manos atadas. Otra experiencia nada nueva.

Acto seguido recordé el día después de aquella celebración en casa de Claudia y eso dibujó una lánguida sonrisa en mi rostro; sin embargo, evocar a Claudia me puso del mejor ánimo. Traté de pensar en otra cosa por temor a que hubiera más roedores por las inmediaciones.
Desatarme fue tarea sencilla.
Quien puede abrir un corpiño con una sola mano, sin mirar y con la cabez...con la mente ocupada en otra cosa, no encuentra obstáculo en un nudo, por más complicado que éste sea.

Libre de ataduras y ropas me avoqué a analizar la situación. Mi último recuerdo me remite a la fiesta organizada por…DEMONIOS! El Sr Bugman ! Me parece oír su risa maligna en el aire; lo atribuyo al viento que cruza de sur a norte por entre los árboles, lo que me indica, también, que sigo desnudo.
El detalle de la dirección del viento me lo brinda el musgo que crece en los troncos. En general, según la especie, alcanzan una altura de 1 a 10 cm, aunque existen algunas de mayor envergadura. Algo que siempre respeté. El tamaño es importante, digan lo que digan.
Guiado por mis amigas briófitas, emprendí la marcha en procura de alimentos y respuestas.

Ah! si claro, y ropas, si, si, eso.

A poco de iniciado el camino me asaltó una sincera preocupación por la suerte corrida por mis compañeros de aventuras. Si - como sospechaba - ellos se encontraban en una situación similar a la mía…convengamos que – sin pretender subestimarlos - el Sr. F no tiene el aspecto de un marine, precisamente y la última vez que lo ví al Sr. Renegado andaba con un traje de teletubbie, es decir…

Estaba seguro que el Sr Viejex encontraría la manera de hacer un fueguito.
Siempre lo hace.
Eso le otorga la innegable ventaja del calor y la luz, en caso de no ser rescatado antes de que caiga la noche, o que se caiga, de noche.
El mismo Sr Yoni, con su versatilidad - que algunos confunden con “panquequismo” – sabría adaptarse a las circunstancias. Por más extremas que éstas fueran, o sea… tampoco me lo figuro caminando en sunga por estas espesuras, pero imaginarlo en tal situación es absurdo, por lo demás…podría estar bien.
El que no tiene ninguna chance es el Sr Pablo.
Ruego a los duendes del bosque que él esté bien, no sé…en su casa, con su familia…escuchando esa música que a él le gusta, caramba! Me doy cuenta que nunca me dijo qué clase de música escucha. Lo aprecio al Sr Pablo, aún cuando desconozco su segundo nombre, creo que alguna vez lo escuché al Sr. Bugman decir que era Luis.
Algo así.
En uno de sus infinitos coloquios consigo mismo, el Sr. Bugman - refiriéndose al Sr Pablo - decía algo de Pablito Luis esto, Pablito Luis aquello; igual…fue el mismo día que creí que me harían un regalo de cumpleaños y ya sabemos como terminó eso.

El que no tendrá ningún inconveniente es el Sr Mariano. Tiene pasta. Es un hombre acostumbrado a los sufrimientos, hace años que es hincha de Racing. Tanto él como yo somos hombres férreos, de espíritu inquebrantable, osados, valientes y temerarios; capaces de arremeter contra ordas de…HHHHAAAAAAAAAYYYYYYYY UNA ARAÑAAAAAAAAAAA!!!!
huyendo del gigantesco arácnido…bueno…gigantesco…era inmenso..bah, grande seguro, si, si, no sé…del tamaño de…eeeemmm… esteeeemm…, bueno! Huyendo en loca carrera, no advertí las raíces que asomaban por entre la hojarasca; tropecé con ellas y rodé cuesta abajo por la ladera del monte, y rodé y rodé y rodé y rodé y rodé y rodé…
aaaaffffhhhh (aire)
… y rodé y rodé y rodé
y rodé y rodé y rodé
y rodé hasta terminar, finalmente, en un claro.
En medio del mismo…UNA CARPA
Estoy salvado! Me dije y caminé hacia ella haciendo eses como un borracho. La caída había tenido sus consecuencias.

Al llegar y antes de anunciar mi presencia, cavilé sobre qué argumentos dar para explicar mi desnudez. Argumentar que era un viajero del futuro al mejor estilo “Terminator” no era una opción…ensimismado en mis pensamientos no percibí que alguien se aproximaba por detrás de mí…

- porr fin yegaste !
- Holasoyunviajerodelfuturo ! – casi grité sobresaltado.
- Nada Brriks, sabemos muy bi-en quién erres - respondió la más alta de las rubias

Como lo lee.
Tres voluptuosas blondas me miraban desafiantes y lujuriosas. Las tres vestían igual: borceguíes, medias blancas, mini short de jean y camisa leñadora roja (anudada a la cintura). Sus nombres eran Lene Alexandra, Helene Rask y Pernillo Holmboe. Ignoro cómo lo sabía, pero LO SABIA, también sabía que eran suecas…
- NORRUEGAS – me interrumpió una de ellas (aunque, técnicamente, yo no había abierto la boca) – y querremos mostrarrte todos nuestrros secretos -

Si bien hubo una época en la que yo era ferviente cultor del sexo casual (tenía sexo sólo por casualidad) había algo que no me cerraba con estas jovencitas, mas cuando quise ensayar una protesta no me lo permitieron, entonces no dije nada. No me gusta improvisar y no iba a hacer una escena así nomás, sin ensayo

- Trranquilo Brriks, sólo somos una prroyeksión de tus fantasías. Hemos venido a tu “dimensión” - parra decirlo de algun manerra - con el objeto de desenmascarrarr un siniestrro plan – dicho esto, se me acercaron y una de ellas me extendió su mano abierta, en ella había una pastilla azul
- Bébela – ordenaron al unísono.
- chicas…entiendo que no me tengan fe…no me conocen...por otro lado con este frío…pero les aseguro que no necesito…
- SILENCIO, si quierres saberr toda la verrdad sobrre aquel al que vosotrros yaman liderr debes beberr esta píldorra. De lo contrrarrio, si optas porr perrmanecerr en la ignorrancia deberremos suministrrarrte esto otrro - dijo mientras de una mochila sacaba lo que parecía ser un supositorio del tamaño de un hamster adulto

Pedí agua para beber mi pastilla




(Acabo en la próxima)(si me permiten)





¡Que noche Teté!

Fiesta, que fantástica, fantástica esta fiesta, que fantástica, fantástica esta fiesta, esta fiesta con amigos y sin ti.


Rafaela Carrá - Cantante, bailarina y actriz italiana. Ahora debe tener como ochenta años.


La fiesta está en pleno apogeo. La música suena a todo volumen, las luces centellean por todo el salón, las imágenes se vuelven difusas por el humo y nosotros estamos felices. Tan felices como hace tiempo no nos sentíamos.
Y es que, de verdad, estábamos necesitando esto. Un poco de diversión. Un poco de relax. Y, por sobre todo, ¡Un poco de bebida de verdad!.
Casi llegamos a las lágrimas con los muchachos cuando pudimos volver a saborear el dulzor de una gaseosa, o el inconfundible y amargo sabor de una cerveza fría.
El la redacción, la última vez que pudimos festejar algo (creo que fue el cumpleaños de alguien) solo se nos permitió hacerlo durante los diez minutos que tenemos como horario de almuerzo, y cuando le solicitamos (siempre de rodillas y mirando al piso como lo estipula el contrato) al Sr. Bugman si, aunque sea, nos podría proveer de una gaseosa para brindar, él nos dijo que si, que como no, y nos dio un sifón de soda y un pomo de témpera naranja.

Fue un festejo bastante patético.

Pero bueno, ahora estamos aquí, viviendo esta escapada nocturna, saboreando unas horas de deliciosa libertad y disfrutando de unas aun más deliciosas bebidas.

Y estamos contentos. Nada puede salir mal.

Sin embargo, en un momento mientras nos acomodábamos para realizar el décimo brindis de la noche, inesperádamente la música se corta de repente y las luces rítmicas dejan de parpadear.
Un silencio perturbador invade de golpe el salón, mientras un potente foco de luz blanca se enciende iluminando directamente a la entrada.
Las puertas se abren y vemos, no sin algo de espanto, que una inconfundible figura hace su ingreso.

Si … ¡Es el Sr. Bugman!.

-Buenas noches caballeros - dice levantando una ceja y con una sonrisa de satisfacción dibujándose en su rostro.
Un frío nos corre por la espalda. ¿Cómo supo donde estábamos? ¿Cómo nos encontró? ¿Cómo podríamos hacer para llevarnos algunas botellas sin que se note? ¿Cómo íbamos a pagar lo que consumimos si ninguno salió con plata encima? ¿Cómo hace para que le brille tanto la pelada? ¿Se la lustra? En nuestras mentes solo había interrogantes.
-¿Realmente pensaron que podrían hacer algo como esto sin que yo me enterara? - disparó desafiante.
-Eeehhhmmmm … Yyyyy … Si … - respondió el Sr. Briks mientras volvía a ponerse la camisa.
-Bueno, ya ven que no - contestó el Sr. Bugman -Yo lo sé todo.
-¿Ah si? ¿Siete por ocho? - preguntó rápidamente el Sr. Pablo.
-Cincuenta y seis - respondió de inmediato el Sr. Bugman.
Todos miramos en silencio al Sr. Pablo aguardando la confirmación de la respuesta dada por Bugman.
El Sr. Pablo se quita los anteojos, baja la cabeza, y nos hace un gesto afirmativo.
Nos invade el asombro, y también un cierto temor.
-Bien caballeros, dejémonos de perder el tiempo con preguntas intrascendentes - dijo el Sr. Bugman -Solamente vine hasta aquí para decirles algo. Lo que les quiero decir es...
-¿Qué nos quiere mucho? - arriesga el Sr. Mariano que ya estaba bastante bebido.
-No - contesta el Sr. Bugman algo confuso.
-¿Qué a partir de este momento estamos todos en blanco? - se ilusiona el Sr. Bigud.
-No, tampoco eso …esper...
-¡¡Bien Don Bugman!! - exclama el Sr. Briks aplaudiendo.
-No, no, dije que no es eso. Si me perm….
-¿Qué nos va a empezar a comprar café de verdad? - pregunto por mi parte mientras, disimuladamente, me guardo un puñado de maníes en el bolsillo para tener provisiones cuando regresemos al sótano.
-No, no … si me dejan hab….
-¿Que estamos todos despedidos? - insinúa el Sr. Viejex mientras quema unas servilletitas de papel.
-¡No! Nada que ver. Pero déjenm…
-¿Qué somos una manga de gandules? - aventura el Sr. F..
-No … Bueno, si … Pero no, no es eso. Si me dejaran terminar de dec….
-Bueno, dennos una pista ¿Con que letra empieza? - le pregunto algo ansioso y tratando de distraerlo para que no vea que me estoy guardando unos sanguchitos de miga en la billetera.
-¡Bueno basta! - grita el Sr. Bugman medio nervioso -No vine aquí a jugar. Lo que tengo que decirles es que (hace una pausa dramática) … Es que este lugar es mío. Yo soy el dueño.
Todos nos quedamos sin palabras. El Sr. Viejex intenta apagar un cortinado que había comenzado a quemar.
-Asi es señores - continúa diciendo Bugman -Esto es mío, y todo lo que han consumido ha sido a cuenta mía. ¿O de verdad se creyeron que vendrían a un sitio como este, y solo diciendo que eran “del famosísimo blog Men In Blog” todo lo consumido les sería obsequiado?.
-Y … Si - respondió nuevamente el Sr. Briks.
-Bueno ... ¡NO! No es así - contestó el Sr. Bugman algo fastidiado. Pero luego suspiró y continuó diciendo -Pero no se preocupen. Está bien. También vengo a decirles que no me deben nada. Que pueden seguir disfrutando de la fiesta, que yo pagaré por todo. Pidan lo que quieran. Las instalaciones son suyas por esta noche. Se lo han ganado.
El asombro y la sorpresa provocados por esas palabras nos dejan una vez mas sin aliento. El Sr. Briks se desmaya. El Sr. Pablo llora de la emoción. El Sr. Viejex vuelve a prender fuego la cortina con los ojos llenos de lágrimas de felicidad.
-Y eso no es todo - continúa diciendo el Sr. Bugman -Sé que he sido algo severo con ustedes y que quizás me he excedido en mis pretensiones y mis exigencias, y es por eso que, si me lo permiten, quisiera compensarlos con un detalle mas.
Levanta su mano derecha y chasquea los dedos.

Las puertas del salón se abren, comienza a sonar la canción de “Nueve semanas y media” y, una a una, van ingresando seis bellísimas señoritas apenas vestidas con diminutos y sensuales trajecitos alegóricos: una vestida de bombera se dirige hasta el Sr. Viejex, una vistiendo como colegiala se ubica junto al Sr. Pablo, una disfrazada de policía va con el Sr. Briks que como por arte de magia recuperó la conciencia, fue corriendo, besó la calva del Sr. Bugman y volvió a su lugar, todo sin dejar de sonreír como poseído, otra vestida como la Princesa Leia (cuando fue esclava de Jabba The Hutt) se acomoda junto al Sr. Bigud, otra vestida como jocketa y montando un caballito de madera se dirigió hasta el Sr. F y, finalmente, una enanita muy sexy se arrojó a los brazos de un encantado Sr. Mariano.

Yo me quedé asombrado ante el espectáculo, pero no pude dejar de notar que faltaba algo.

-No se preocupe Sr. Renegado - me dijo el Sr. Bugman palmeándome el hombro y con una amplia sonrisa -Para Ud. también hay regalito acorde a su identidad de esta noche.

Fue en ese momento que me percaté de que estaba vestido de Po, el Teletubbie rojo (La verdad que no se por qué siempre termino vestido de maneras tan ridículas) y, debo reconocerlo, un poco me avergoncé. Supuse que no iba a causarle una muy buena impresión a la señorita que me tocara en suerte pero, de todas formas, me intrigaba saber de que forma estaría ella vestida para concordar conmigo.
De repente sentí que el piso comenzaba a temblar ligeramente.
Pensé que sería el efecto de la bebida y el calor (el traje de Teletubbie es bastante caluroso), pero al observar el vaso que sostenía en la mano y ver las ondas en el líquido, supe que no era yo sino que, efectivamente, el piso algo temblaba.

Lentamente miré hacia la puerta del salón.

El vaso cayó de mi mano. La respiración me abandonó. Mis ojos, abiertos hasta casi salirse de sus órbitas, no podían dar crédito a lo que veían.

Una gorda de unos ciento veinte kilos vestida como Teletubbie amarillo hacía su entrada.
Tenía los cachetes colorados y transpiraba como testigo falso adentro de ese traje, y se acercaba a mi con sus regordetes brazos extendidos y tratando de realizar un caminar sensual moviendo sus gigantescas y tambaleantes caderas.
La imagen era tremenda. Espeluznante. Yo no sabía si ponerme a llorar o tirarme por una ventana.

Algunos de los muchachos se tiraban al piso de la risa. Otros preparaban sus celulares para sacar fotos, pero apenas si los podían sostener en las manos de cómo se reían.

El Sr. Bugman, en tanto, volvió a levantar su ceja y con una amplia y socarrona sonrisa me dijo "De nada” antes de soltar una estruendosa carcajada.

Y eso fue lo que me hizo reaccionar.

Enfurecido, tomé una botella, la rompí contra el borde de una mesa, y empuñándola como un cuchillo me arrojé sobre él al grito de “¡¡¡Peladohijode …”.


Despierto dando un grito.

-Uy, disculpá ¿Te quemé? - me dice el Sr. Viejex que se encontraba quemando cosas cerca mío.
-No, no - le respondo algo confundido y un poco agitado.
A mi alrededor la fiesta continuaba como si nada. Mis compañeros seguían divirtiéndose y disfrutando.
Evidentemente, yo había caído dormido víctima del cansancio, la falta de costumbre de salir de noche, la bebida, y este estúpido y caluroso traje de Teletubbie.

Todo había sido un sueño. Solo un sueño.

Y si. Debí haberme dado cuenta en el momento en que el Sr. Bugman se mostró comprensivo y generoso.
Y por supuesto, también cuando todos nosotros aceptamos sin reparos que unas señoritas de vida airosa y ligeras de ropas pretendieran hacernos compañía. Obviamente, eso fue lo mas irreal del asunto. Claro, porque nosotros somos hombres comprometidos y jamás aceptaríamos hacer algo así. Por favor. De ninguna manera. Faltaba mas. Que horror. Nonononono. Nunca. Por ningún motivo accederíamos a algo así. Es inmoral. De solo pensarlo me da náuseas. Uyuyuyuy que porquería. Ojalá nunca nos pase. Ay no, nonono, por favor … Uffff … Jamás … Nononono …

Me encontraba así perdido en mis pensamientos cuando, de repente, la música se corta, las luces dejan de parpadear, y mientras el silencio de adueña del recinto, una potente luz blanca ilumina la puerta de entrada.

-No ... No puede ser- pienso.

Pero si. Es él.

-Buenas noches caballeros ¿Realmente pensaron que podrían hacer algo como esto sin que yo me enterara? - nos dijo el Sr. Bugman con cara de pocos amigos.

Me invade un temor rayano con la desesperación. ¡Está pasando todo como en mi sueño!

¡¡Oh no!! ¡¡La gorda!! ¡¡Ahora va a venir la gorda!!

-Pero no se preocupen. Solo vine hasta aquí para decirles que no me molesta que tengan su momento de diversión. Debo reconocer que se lo han ganado. Y por eso, además, me he permitido traerles un regalo. Un detalle. Como para que a la noche no le falte nada - continuó diciendo Bugman ya mas relajado y esbozando una tímida sonrisa.

-¡¡NO!! - grito medio sacado y haciendo ademanes, lo cual con el traje de Teletubbie quedaba bastante ridículo -¡¡Yo no quiero. Yo estoy bien así!! ¡¡No quiero nada!!.

-¿Pero que le pasa Sr. Renegado? ¿No le gusta el whisky importado? - me responde el Sr. Bugman con gesto de asombro.

-¿Whisky importado?

-Si, whisky importado. Añejo. De mi colección privada. Uno muy exclusivo que quiero compartir con ustedes - dice el Sr. Bugman casi con humildad.

Todos quedamos perplejos por unos segundos, pero de inmediato recuperamos la conciencia y rodeamos al venerable y generoso calvo acercándole nuestros vasos.

Brindamos por el éxito, por la amistad y por la lealtad, y bebemos. Todo vuelve a ser felicidad.

De repente se escucha un golpe seco.
Es el Sr. F. que cae redondamente al suelo.
A los pocos segundos el Sr. Mariano lo sigue. Luego el Sr. Pablo. Y el Sr. Briks.
Yo empiezo a sentirme débil y mareado.
Cae el Sr. Viejex. La vista se me empieza a nublar.
Cae el Sr. Bigud.
Las piernas me flaquean. Mientras voy cayendo apenas escucho la voz del Sr. Bugman dicendo algo como "...utos quieren hacer terapia de grupo...", "...emana en el bosque, solo con la naturaleza...", "...eviven pueden ver las cosas bajo otra luz", "...ulos rotos...".

Todo se vuelve negro…


Despierto lentamente.

Estoy bañado en sudor. La cabeza me duele terriblemente. Estoy algo mareado y tengo la garganta seca.
Tardo algunos minutos en recuperar del todo la conciencia. Estoy desorientado y un poco débil.
Me encuentro tendido en el suelo. Un suelo húmedo. Con pasto.
El viento silba entre las copas de los árboles que me rodean. La vegetación es abundante. Y verde. Y si. Generalmente es verde. Bueno, ya dije que estoy todavía medio tololo.
Como puedo me incorporo. Doy un par de tumbos. Me sostengo contra el tronco de un árbol. Trato de tranquilizarme y respirar lentamente. Lentamente. Mas lento. Mas. Mas. Mas lento. Mas …
….


…….


………..

Vuelvo a respirar porque casi me ahogo. A veces se me va un poco la mano con las cosas.
Miro a mi alrededor. No tengo ni la mas remota idea de donde estoy ni de cómo cuernos llegué hasta este lugar.

De algo estoy seguro.

Estoy perdido. Y solo.


(Continuará)

Elige mi propia aventura


Me despierto. Todo está totalmente oscuro. La superficie en la que estoy acostado es fría y dura, como si fuesen azulejos. Doy algunos pasos. ¡Ay! ¡larecontraremilpu....cha! Me golpeo el dedo chico del pie contra una mesa de luz. Mientras salto en una pata y me refriego el dedo, manoteo desesperadamente hasta que doy con un interruptor. La oscuridad desaparece, la confusión no.

Me encuentro en un cuarto sin puertas ni ventanas, como la mónada leibnitzeana. A mi alrededor prácticamente no hay muebles y -efectivamente- tanto las paredes como el piso están cubiertos por azulejos blancos corroídos por el moho. Los únicos elementos que hay en la habitación son la inexplicable mesa de luz a pocos pasos de donde me encuentro, un carrito que parece ser de venta ambulante de panchos* en el ángulo opuesto y una televisión de pocas pulgadas empotrada en el techo. Trato de acercarme a la televisión alejándome de la mesita de luz. Siento un tirón. Estoy encadenado. Miro a mi alrededor en busca de una respuesta. La televisión no dice nada. El carrito de panchos no dice nada. La mesita de luz no dice nada (pero juraría que sonríe socarronamente) En la mesa de luz alcanzo a distinguir un cajón. Lo abro con avidez para encontrarme con 3 elementos: un sobre, un control remoto y una cuchara. Dentro del sobre hay un papel que dice escuetamente: "Abrí el cajón". Tiro el papel por improcedente y me concentro en la cuchara y el control remoto.


a) Si considera que debo apretar el control remoto y ver qué hay en la televisión, pase al párrafo siguiente.

b) Si considera que debo apretar la cuchara y ver qué pasa, hágase ver.


No estaba preparado para lo que encontré cuando prendí la televisión. Desde allí, con una mueca de satisfacción y una ceja levantada, el Amado Líder parecía contemplarme.

Bugman: - Buenas tardes, señor Pablo. Veo que ha logrado sortear el segundo obstáculo. Y digo el segundo porque veo que el de la mesa de luz no pudo.

Yo: - ¿Cómo supo...?

Bugman: - Es irrelevante. Lo importante es que lo merecía por la comparación de la habitación con una mónada leibnitzeana.

Yo: - ¿Cómo supo...?

Bugman: - Es irrelevante. Y para que no siga con la misma cuestión, presuponga que lo sé todo. Lo estoy viendo.

Yo: - ¿Skype?

Bugman: - Es irrelevante. No sé si le interesará saber por qué está aquí, pero lo más importante es que a mí me interesa contárselo. Tampoco sé si lo sabe, pero tanto usted como el resto de los sátrapas han pasado a formar parte de nuestro nuevo programa de Recursos Humanos "Banquenselás, caramba" con el fin de fomentar el trabajo duro y...bueno, eso nomás.

Yo: - ¿Qué pasó con el resto de los muchachos?

Bugman: - Es irrelevante. Lo que a usted debe importarle es que este ejercicio templará su ánimo y hará de usted mucho más que una mejor y más completa persona, hará de usted un empleado servil.

Yo: - ¿Y la cuchara? ¿qué tiene que ver en todo esto?

Bugman: - Es irrelev...¡ah, no, eso sí que importa! ¿Ve aquél carrito que está allá?

Yo: - Sí.

Bugman: - ¿Reconoce el logo que se encuentra en la parte delantera?

Aguzé la vista.

Yo: - ¡NOOOOOOO!

Buman: - Sí, señor Pablo, es un carrito ambulante de la heladería Freddo. Usted tiene una cuchara en la mano y dos opciones: o la usa para abrir el candado y en ese caso quedará atascada (aunque usted será libre), o corre hacia el carrito gritando como un loco esperando que la pata de la mesa de luz se lastime más que su propia pata y eventualmente logre cucharear algo.


a) Si considera que debo usar la cuchara para liberarme y después ver qué hago, mande "cuchara" al 2020.

b) Si considera que debo correr desaforadamente hacia el carrito de Freddo ignorando las leyes de la física, tóquese la nariz con la mano derecha.


¿Seguro? Bueno. ¡BANZAAAAAIIIIIII!

Después de 15 minutos de esfuerzos vanos, invocaciones procaces sobre la familia del Amado Líder y llantos desesperados, quedé tendido en el suelo, exhausto y sollozante. Entonces se me ocurrió: ¡claro! ¡abriría el candado con la cuchara y comería el helado con la mano! Antes de que pudiése decir "formúlemelo" ya me había quitado la cadena y abría un único pote, gigante, pletórico de helado.

Yo: - ¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!

Bugman: - ¿Qué pasa, Benegas, no le gusta la Vainilla?

Echó la cabeza hacia atrás y comenzó a reír estertóreamente. En ese momento, un portón verde que estaba en uno de los costados se abrió. Miré a Bugman, que se secaba una lágrima mientras seguía riendo. Volví a mirar el hacia el portón: parecía entrar luz. Nuevamente miré a Bugman, que había caído en un acceso de tos. En las películas, las puertas no se abren para que uno vaya a contarle a sus amigos el julepe que se pegó. No, no. En general te llevan a otro lugar todavía más complicado. Y sin embargo ¿qué puedo hacer?


a) Si considera que debo ovillarme en el piso y quedarme llorando mientras espero que las cosas cambien mágicamente, escriba un final alternativo y mandemelo por mail.

b) Si cree que debo aventurarme hacia la puerta con la esperanza de que el cerebro protegido por la calva no haya pergeñado nuevas crueldades, pase al párrafo de abajo.


Así, esperando que el cerebro protegido por la calva no haya pergeñado nuevas crueldades, me aventuré hacia la puerta. Subiendo una escalera me encontré en el centro de lo que parecía ser un gran galpón. En el centro del galpón, una pequeña mesita sostenía un teléfono de esos viejos, negros y pesados, con el logo de Entel en el centro del disco de discado (¿es redundante decir "el disco de discado"?) Súbitamente, el teléfono comenzó a sonar. Agitado, reclinándome un poquito para atrás y con la expresión de quién está por recibir un pelotazo en la cara, descolgué el auricular:

- ¿Hola? -tragué saliva- ¿Eh? No, me parece que no es lo de Pezzuti. Debe haberse equivocado...no, no tengo idea si se mudaron hace mucho, lo que pas... sí, sí, entiendo que la vida los fue llevando por caminos dist...claro, claro. No lo juzgo, pero sinceram...desde ya que tiene la libertad de llamarlo después de varios años. ¿Ocho dice? Si, el tiempo pasa indefectiblem...no, de ninguna manera pienso que le fuese a pedir plata. Pero lo que pasa es que esto es un galpón, así que dudo mucho...bueno, bueno, le mando sus saludos. Hasta luego, Cacho..sí, ta' luego...


No era Bugman. Era Cacho.


El teléfono sonó nuevamente.

Yo: - ¿Hola?

Bugman: - ¿Usted me está cargando, Benegas? ¿cómo va a usar el teléfono en medio de la prueba? Además, había desabilitado las llamadas.

Yo: - No fui yo, Señor Bugman, fue Cacho -protesté, mientras me mordía la lengua por no haberme avivado de pedir auxilio.

Bugman: - ¿Quién diablos es Cacho?

Yo: - Un amigo de Pezzutti. El tema es que no se ven como hace 8 años y ahora...

Bugman: - Yo no sé si está permitido decirlo tantas veces el mismo días, pero claramente esto es irrelevante. Escuche bien, Pezzutti...

Yo: - Benegas.

Bugman: - Sí, sí, escuche bien: usted no se halla en cualquier galpón, se halla en el galpón abandonado donde se junta el fan club masculino de Pablito Ruiz. Se trata de individuos vejados socialmente durante mucho tiempo. Ahora mismo están reunidos en el salón que se interpone entre usted y la salida. Y están advertidos de que usted aparecerá allí. Tiene dos posibilidades: o entra, expone sus reparos sobre las capacidades artísticas del artista en cuestión y soporta la descarga de años de frustraciones de parte de un grupo grande de frustrados, o canta un par de estrofas y se va alegando que llega tarde a algún lado. Sepa que, una vez que se vayan, sus posibilidades de salir descenderán a cero. Usted decide.


a) Si considera que debo ser fiel a mis principios éticos y estéticos y bardear al club de fans de Pablito Ruiz, teclee 4, 8, 15, 16, 23, 42 en la computadora.

b) Si le parece que macho es que el que cantó canciones de Pablito Ruiz y no le gustó, pase al párrafo siguiente.


Entré al salón. Por lo menos quince (¡quince!) tipos se quedaron congelados. La tensión se hizo presente. El silencio era atronador. Catorce pares de ojos me escrutaban. En el último par detecté un guiño. Tomé aire, traté de hablar pero no pude. Las palabras simplemente no salían. Cerré los ojos y tomé nuevo impulso. Una lágrima se escapó irremediablemente por mi mejilla mientras un hilo de voz reprodujo lo irreproducible.

"...oh, mamá. Ella me ha besado..."

Entonces se desató la locura. El descontrol general.

"...OH, MAMÁ. ESTOY ENAMORADO DE ELLA..."

Mientras saltaba con los 15 acólitos de lo peor de los ochentas, el nudo de mi garganta -quizás a causa de la gravedad, en sus dos acepciones- bajó hasta mi pecho. Me dolía el alma.

"¡¡¡¡UOOOOOOOO. UO MI MAMÁAAAAAAAAAA!!!!!"

Incluso uno, cuando vió las lágrimas incontenibles, comentó: "Ay. ¡Se emocionó el pavote!".

Cuando gané la calle ya no era yo mismo. Un pedazo de mí había muerto allí adentro. Sólo quería hacer algo que me permitiera no pensar en la imagen del abrazo grupal. Algo que no dejase que mi mente volviera sobre la imagen del poster que me habían regalado. Necesitaba que el trabajo compulsivo me secase el espíritu hasta que no se pudiesen detectar rastros de humanidad. Necesitaba, a fin de cuentas, ir a la redacción de Men in Blog.

"Caramba -pensé- este método de Bugman realmente funciona".


a) Si le parece que debo escribir sobre las desventuras de esta experiencia, vaya al primer párrafo.

b) Si le parece que yo merezco lo que me pasó, pero usted no que lo atormente con mis escritos, vaya al siguiente texto.



FIN



*hot dogs, salchichas calientes, pan con una salchicha adentro, harina amasada yuxtapuesta con un embutido derivado lejanamente del cerdo. Panchos.





Yoni in Bugmanland



Acápite: El despertar. Desesperación. Reconstrucción fragmentaria de una noche lujuriosa. Llegada a un extraño mundo.



Dios mío, qué dolor de cabeza…

¿Por qué estoy en este bosque?

¿Cuánto tiempo llevo aquí?

¿Adónde están todos?

Hago un esfuerzo por recordar, pero es en vano. Lo único que viene a mi mente son fragmentos aislados de la fiesta que organizamos con los muchachos. Espero que las cosas no hayan terminado muy mal.

¡Oh Dios mío! ¡No por favor! ¿Por qué tengo puesto el calzón de leopardo del Señor Briks?

Es más, ¿por qué es lo único que tengo puesto?

Es mejor que algunas preguntas permanezcan sin respuesta. Al menos por ahora.

Mi mochila, necesito mi mochila.

Malditos. Alguien se comió casi todo el atún de mi lata, y para colmo me gastaron todo el rollo papel higiénico. Entiendo que luego de tanto ajetreo tuvieran un poco de hambre, pero lo del papel fue solo por el gusto de hacer daño. Ya me van a oír.

El bosque es demasiado espeso. Por suerte tengo bien frescos los conocimientos de supervivencia que adquirí cuando hice el servicio militar allá por el año noventa y tres.

Me unto el rostro y el torso con el barro de una charca en orden a transformarme en un ente absolutamente indetectable para cualquier forma de vida que ronde por la zona.

¡Oh Dios mío! ¡No por favor! Mi mente se inunda con imágenes de la fiesta. El Señor Briks unta su cuerpo desnudo con un oloroso aceite que extrae de una lata con cuatro de los cinco dedos de su mano derecha. Ahora ya sé qué pasó con mi atún.

Como medida precautoria arrojo a la charca lo poco que me quedó, y por supuesto entierro la lata.

Emprendo la marcha. Tengo frío, y encima con este calzón estampado me parezco a tarzán. Aunque no creo que el rey de los monos anduviera paseándose por la selva en colaless.

¡Dios mío Señor Briks! ¿En qué diablos pensaba cuando se compró esto?

Justo en el instante en que la desesperación está por vencerme, un conejo se atraviesa en mi camino. Lo primero que se me cruza por la cabeza es hacerlo a la cacerola con unas ricas cebollas y unas zanahorias cortaditas en rodajas.

¡Oh Dios mío! ¡No por favor! El Señor Briks… las zanahorias… prefiero no recordar. Por suerte este flash no me involucra en primera persona. Pero las imágenes son terribles.

Podrá parecer increíble; sin embargo juro por mi casco y mi capa que el bicho este hace toda clase de ademanes para que lo siga a través del bosque.

Corro detrás de él más movido por el hambre que por la curiosidad. Espero que no sospeche su destino de cacerola, o no sé qué voy a comer en este páramo.

Mis piernas responden como en la mejor de las épocas. La distancia con mi almuerzo se acorta segundo a segundo, pero justo cuando estoy a punto de alcanzarlo, el muy artero se arroja de cabeza dentro de un agujero negro y estrecho.

¡Oh Dios mío! ¡No por favor! Otra vez esas imágenes. Es tremendo. Señor Briks… ¿cómo diablos fue que me hice amigo suyo?

Exploro el hoyo con desconfianza, pero los bordes son aceitosos y termino cayendo dentro.

Durante la caída una serie de nuevas imágenes inundan mi mente. Tendamos un manto de piedad.

Termino en una extraña habitación. Soy muy pequeño en relación a las cosas que hay en ella, y encima mi almuerzo acaba de escaparse a través de una puerta que ahora está cerrada con llave.

En el piso, justo delante de mí, hay una botellita que contiene un extraño líquido (a juzgar por el olor parece aceite de atún), y junto a ella, un sobre con mi nombre escrito al dorso.

Abro el sobre y tomo la nota que hay dentro:

“Señor Bigud: ¿Quería terapia? Yo le voy a dar su terapia. Beba el aceite. Buenas noches.”

El peor de los escenarios. El Amado Líder.


Una frase llega difusa a mi memoria...

“Puedes retirarte si lo deseas. Pero también puedes quedarte y descubrir cuán profundo te lleva el hoyo”.

¡Oh Dios mío! ¡No por favor! ¡Otra vez él!

Comienzo a sospechar que no voy a salir con vida de esta aventura, pero si lo hago pienso exigirle al Señor Briks que lave la capa y el casco antes de devolverlos.

Continuará...

Tengan ustedes muy buenas noches.

I Will Survive

"Para probar el temple de un hombre, basta una semana en el bosque, solo contra la naturaleza. Los que sobreviven pueden ver las cosas bajo otra luz"

(Charles de las Mercedes Bugman)




Bitácora de supervivencia - Día 1

Me despierto mareado.Tengo la boca reseca, la garganta hecha trizas, varias yemas de los dedos ampolladas y una sensación de náuseas importante.
Comienzo a sospechar que haber planificado esa inocente escapadita nocturna con el señor Briks y el resto de los muchachos, tal como lo sugiriese el licenciado Gargiulo, no fue una elección acertada. No sé cuánto tiempo llevo acá. Descubro que lo que sí llevo es algo puesto en la cabeza. Estoy sentado contra el tronco de un árbol. Alrededor todo es vegetación. Espesa. Como la sensación que me sube por el esófago. Tengo las manos atadas. Delante mío sólo una lata de atún, un rollo de papel higiénico y lo que parece, según la distancia, ser una nota redactada a mano. Intento zafar las cuerdas. No puedo. Vuelvo a intentar. Tampoco puedo. Comienzo gritar. Nadie responde. Vuelvo a la carga, una vez más, pero es en vano mi intento por desatarme.
Empiezo a recordar, como si se tratase de una película en blanco y negro, la figura del señor Bugman. Más precisamente su pelada. Como una catarata, varias frases cobran sentido en mi cabeza: "...utos quieren hacer terapia de grupo...", "...emana en el bosque, solo con la naturaleza...", "...eviven pueden ver las cosas bajo otra luz", "...ulos rotos...". Por un momento temo que se haya vuelto gangoso. O noruego. De este lado del mundo más de uno podría confundirlos con absoluta tranquilidad. Lentamente vienen a mi memoria las imágenes de la aquella noche de farra. El señor Briks vaciándose una botella de vaya uno a saber qué sobre su torso desnudo. El señor Renegado, disfrazado de teletubbie rojo, saltando alrededor de las mesas mientras profería un derrotero de frases picarescas, todas terminadas en "ete". El señor Bigud, mucho más mesurado, organizando una catarata de champagne con media docena de copas al tiempo que pedía al señor Pablo que le diera una mano con algo que no llego a recordar, pero incluia jalea. O barro. Como bien dije, no lo puedo recordar. Lo que sí recuerdo es ver a un Viejex en llamas, literalmente, sacudirse por todo el salón al ritmo del clásico "Dame fuego" de Sandro, mientras en un rincón, y de modo muy ingenuo, el señor F. se hamacaba espaciadamente montado sobre una muy bien lograda réplica de un caballito de madera. Si bien como dije ya dos veces no tengo un recuerdo fehaciente de la noche, una sensación de sana orgía todavía empapa mi cuerpo.

Intento desatarme por tercera vez. Necesito saber qué está pasando, tomar esa nota y, fundamentalmente, ir al baño. En un rapto de lucidez, evoco un viejo truco que me enseñara el entrañable amigo Briks acerca de cómo desatar un corpiño con una sola mano y de espaldas. Consigo, con un pase de muñeca, desentrelazar la primera vuelta del nudo. El resto es pan comido. Logro soltar mis manos. Me incorporo. Estoy mareado y con una sensación similar a la resaca. Intento tomar la nota pero desisto. Ya he tomado bastante, no es una buena idea continuar con dicho comportamiento. Despliego al papel en el piso, entre la lata de atún y el rollo de papel higiénico. "Estimado señor Mariano, dada su aparente apatía hacia las tareas realizadas por el grupo, su poca colaboración en las reuniones editoriales y sus continuos amagues de renuncia, de vuelta, de nuevas partidas y de perpétuos regresos, he tomado la decisión -ya que le pago además la obra social y le proveo vistosos y calentitos trapos de piso para que use como frazada por las noches- de que usted sea la prueba viviente que demuestre que mi método es mucho más efectivo que esa terapicucha grupal que el resto de sus gandules compañeros intentan llevar adelante apañados por el medichuco ése de nombre Gargiulo. Una semana en el bosque, con los elementos que le adjunté, forjará su temple y volverá hecho un hombre nuevo. En algún lugar de este inmenso bosque, hay escondida una mochila. Cuando la encuentre, sabrá cómo volver a casa. Buena suerte y buenas noches. Pd: Si llegase a encontrarse con Briks, destruya este papel, sobre todo antes de que vea el nombre del locólogo".

Seguidamente de leer la misteriosa misiva, como una revelación divina, los trozos de aquella noche ("recuerdos", léase "recuerdos") se precipitan sin parar. Las luces del reducto que se apagan, la música que se detiene, gritos, la puerta que se abre y una calva familiar se recorta a trasluz rodeada por varios hombres encapuchados. Luego, un golpe en la nuca; después, la nada absoluta.


Bitácora de supervivencia - Día 2

Me despierto con el primer rayo de sol. Después de dormir durante meses en un sótano oscuro y cobijado bajo trapos de piso con olor a lavandina, sentir el sol sobre mi cara me sobrelleva una rara mezcla de satisfacción y espanto. Tengo que activarme, no puedo perder demasiado tiempo. Tampoco puedo renunciar, o decirle al señor B. "pido gancho" porque aparentemente no se puede. Leí el reglamento y ahí dice que no se puede, entre otras cosas, ni claudicar ni "pedir gancho". Mucho menos cantar piedra libre para todos mis compañeros. Así es el señor B. Ayer a la noche, mientras buscaba hojas secas para construir mi cama, di con un extraño objeto: una pelota de tenis a la cual bauticé "Dunlop". No se cuánto tiempo voy a estar acá, a la intemperie, solo. Mal no me viene un compañero de viaje, alguien con quien charlar.


Bitácora de supervivencia - Día 3

La sensación de libertad es inmensa. Tanto que me dediqué todo el día a no hacer nada. Sólo me la he pasado repitiendo la palabra "culo", la palabra "aguinaldo" y la palabra "peine", tres palabras que tenemos prohibidas pronunciar en presencia de nuestro amado líder. Dunlop me mira sin comprender demasiado. A lo lejos escucho ruidos. Según alcanzo a distinguir parecen ser varios hombres hablando en un dialecto extraño. Y vienen hacía mí. Preparo la lata de atún y el papel higiénico. Esto se puede llegar a poner interesante...



 
Continuará...

El libro de mi vida

No podemos arrancar una página del libro de nuestra vida, pero podemos tirar todo el libro al fuego. (George Sand)
Hay quien cruza el bosque y sólo ve leña para el fuego. (Leon Tolstoi)
La leña torcida da fuego recto. (Dicho popular)

Acápite: Como es de público conocimiento, el amado líder accedió a que tomemos sesiones de terapia de grupo. Tras una amable charla con el terapeuta luego de cierto episodio con un muñeco de los que se conocen como tentempié o tentetieso, ha convencido al terapeuta para que emplee con nosotros una técnica novedosa.


Salí de la mansión anciana al consultorio del terapeuta munido de una cámara oculta -que me facilitó un amigo investigador de fenómenos paranormales para poder grabar la sesión- y mi mas preciada pertenencia: mi magnífica pistola lanzallamas. Estaba tan entusiasmado!! La primera sesión fue memorable, sólo faltaron los fuegos de artificio. Por eso esta vez llevé los accesorios necesarios para registrar esta sesión. Nunca pensé que una terapia podía ser tan emocionante.

Cuando llegué a la sala de espera de su consultorio dos cosas llamaron mi atención: la primera fue la profusa colección de diplomas en las paredes -que curiosamente ninguno se relacionaba con la psicología- y la segunda fue la ecléctica variedad de fotografías familiares. A todas luces el dueño de casa provenía de una familia de rancia estirpe. De manera acorde, toda la casa emanaba un aroma a aceite rancio.

No quiero entretenerlos con estas nimiedades, un poco por no aburrirlos, y otro poco por asco.

 "Menuda fogata podría hacer con esta casa" pensaba cuando el terapeuta se apersonó en la estancia.

Transcribo a continuación la desgrabación de la entrevista  -que filmé integra- pero desafortunadamente no pude grabar bien la voz del profesional, por lo que sólo leeran mis palabras.

El tipo parecía asustado. Aterrado diría. Con el transcurrir de la entrevista noté que cada vez que yo nombraba al amado líder bajaba -aún más- su casi inaudible tono de voz. Esa fue la principal razón por la que no pude grabar su voz. Al mismo tiempo las manos le sudaban -¡agggh, que repugnancia!- y su aliento se hacía cada vez mas fétido. Esa fue otra de las razones por las que no pude grabar su voz: cada vez que hablaba yo trataba de mirar a otro lado para no sentirlo.



-Buenos días, doctor… ¿debo decirle doctor o licenciado?

-Ah, ok, licenciado Gargiulo (jejeje, ¡cuando Briks escuche ese nombre!)

-¿Eh? No nada, es una sonrisa nerviosa, me parece…vea, no sé cómo empezar… ¿no iba a ser una terapia de grupo, esto? ¿Donde están los demás? ¿Hoy va a darnos otro de esos maravillosos muñecos suyos? La última sesión fue tan...

-¿Uno para cada uno?que magnífica idea, ¡y pensar que después algunos ingratos andan diciendo que el amado líder es un tacaño, un amarrete capaz de vender a su madre...otra vez!...¿Cuándo empezamos con la quema del muñeco? Esta vez vine preparado! traje mi mag...

-¿que reconsideró qué?

-Aha...y que pasó después de esa "reconsideración de costo-beneficio" del amado líder?

-¿Reducción de Costos?! ¡Maldición! ¿Se da cuenta? Siempre está con el tema de los costos…¡No puede privarnos de los elementos terapéuticos así por que si! USTED DEBERÏA ADVERTIRSELO!

Un silencio incomodo se mantuvo por unos instantes interminables.

-Bueno, bueno, Gargiulo, no llore, no es para tanto...

Me conmovió. Alce un brazo para abrazarlo y al notar una mancha de origen incierto en el hombro izquierdo llevé mi mano a la cabeza y simulé rascarme. Por suerte él sollozaba cabizbajo y no lo percibió. Intenté cambiar sutilmente de tema. Muy poco sutilmente, a decir verdad.

-¿No se da cuenta que así no se puede seguir? ¿qué busca? ¿quiere que arda Troya? Pero bien que para los viajes de negocios siempre hay suficiente para los pasajes…

-Sí, tiene razón, quise decir para sus pasajes…uno de estos días va a explotar todo...literalmente...¡Oiga!, al final no me contestó, ¿qué pasó con los demás?

- ¡Pero me ca-piii en los pu-piiii costos! ¡Qué obsesión! ….¿Eh? ¿qué es ese pitido de mier-piii? Ahí está, ése….

-Circuito ultrarápido de supresión de términos malso-qué?

-Ah, entiendo… ¿por qué no dijo simplemente el “Buguermatic Anti-Q-LO 4.0”? ¿Acá también instaló uno? ¿Ve lo que le digo? Para esos firindulis estrambóticos nunca falta la plata, pero si pedimos un miser-piii- caf-piii – EHHH!!! ¡Esas no son malas palabras!!

-Malsonantes… entiendo… (suspiro) Bueno, me va a decir de una vez qué pasó con los demás?

-QUUUUEEEE?????!!! Es una broma, ¿no? Una terapia de grupos en cuotas es un oxímoron.

-Un contradictio in terminis…

-Ufa, Gargiulo, un absurdo, quiero decir.

-Bueno, está bien. Cálmese. Créame que lo entiendo. Sé de lo persuasivo que puede llegar a ser el amado líder....¿Tiene frío? ¿quiere que prendamos un fueguito para que se le pasen los temblores?

-OK, empecemos con la sesión entonces. ¿Por dónde empiezo?

-…a ver...la mía fue una infancia feliz. Por la mañana iba a la escuela, una escuela de doble turno, salíamos a las 17 y llegaba a casa alrededor de las 19:00 hs...

-Si, la escuela estaba un poco lejos, sobre todo para volver a pie... entre las 19:00 y las 21:00 hacia la tarea, a esa hora el horario cambiaba según el día de la semana: lunes, miércoles y viernes iba a hacer gimnasia correctiva, para el pie plano...

-Era aburrido y agotador. Pero dio bastante buen resultado, sí. Aún hoy mantengo los pies planísimos. Mi huella tiene la forma de un riñon tratado por una aplanadora. Retomando, los martes y jueves iba a las clases particulares de inglés…los sábados ayudaba a mi padre con los arreglos de la casa o a mi madre con…

-¿Demasiado estructurado? No creo, los domingos entre las 19:00 y las 19:30 podía hacer lo que quisiera. Generalmente esos días dedicaba a ordenar mi cuarto…

-Oh, sí, ¡por supuesto! Tenía infinidad de amigos. Imaginarios todos.

-No, en la escuela… disculpe… (se oye una fuerte inspiración) en la escuela sólo me querían las palomas del patio...bah, hoy no sabría decirle si ellas realmente me querían. Me escuchaban siempre y aunque no me agradecían, yo sabía que el pan que les daba les gustaba. ¿Alguna vez usted asó una paloma?

-Claro que tengo recuerdos agradables: por ejemplo cuando aprendí que en el norte del país crían llamas. Debe ser un lugar fascinante. Ardo en deseos de conocerlo. ¡Oia! nunca pregunté al amado lider cuando nos corresponden las vacaciones...

-No, no sentía rechazo por parte de mis compañeros. Quizás si me hubiesen prestado atención podría haberlo notado, pero la verdad es que...
-¡Desde luego! intenté de muchas maneras llamar su atención. Mi mayor éxito fue cuando acopié durante todo el año las ramas secas de la plaza que quedaba cerca de la escuela, y con ellas hice, en el patio central, una bellísima pira que inicié con los mismísimos lápices de mis propios compañeros…¡Ahhhh!¡Qué hermoso! ¡Debería haber filmados sus rostros, ante el formidable espectáculo de sus lápices achicharrados! Pero en ese entonces me faltó esa chispa de inspiración y recursos.... Más o menos como lo que me pasa todos los días…

La terapia es puro grupo


Un buen estratega sabe que hay un tiempo para ponerse firme y otro para ceder, aunque solo un poco, y sin perder de vista el objetivo. A veces para seguir avanzando hay que retroceder unos pasos. No siempre una recta es el camino más corto entre dos puntos.
Lo que quiero decir es que me ganaron por cansancio.


Es que ya estaban insoportables. Quejas, quejas, todo el tiempo quejas. Al principio venían a mi oficina con la excusa de mostrarme lo que estaban escribiendo, traer una sugerencia, preguntarme mi opinión sobre algo, y después así, como al pasar, se quejaban. Este...Amado Líder, no quisiera parecer desagradecido, pero tal vez, si no se lo impiden sus ocupaciones, podría  mandar a arreglar la pérdida de la cañería del sótano...es que el agua ya nos llega  a las rodillas...bueno, no quería molestarlo, hasta luego. Cosas de ese tenor, expresadas con respeto, hasta me daban ganas de hacer algo y todo.
Pero después se les acabaron las excusas, y parece que también los modales. Nada más empezaron a irrumpir inopinadamente  en el sanctasanctórum y a comenzar sus plañidos sin introducción alguna. El Señor Briks llegó al colmo de hacer todo eso ataviado únicamente con una pequeña pieza de ropa interior. 

Así que los llamé a reunión de personal y les anuncié que les iba a autorizar esa tontería de la terapia, pero antes intenté convencerlos de las bondades de mí método (una semana en el bosque, sólo contra la naturaleza, los que sobreviven pueden ver las cosas bajo otra luz). No hubo caso, y eso que les ofrecí, además de la lata de atún, medio rollo de papel higiénico. Los dejé que se ocuparan de los detalles, que eligieran al terapeuta (sin pasarse del presupuesto, en eso fui muy claro) y todo eso. 

Hace dos días que están mansitos como corderos. No es que me guste vanagloriarme, pero cuando uno resuelve con simpleza un problema complicado, siente una satisfacción intelectual que...un momento. ¿Qué son esos ruidos? ¿Gente cantando? Voy a ver.

Guiado por los sonidos cada vez más claros, llegué a nuestra sala de reuniones y me asomé por la ventana que da al pasillo, intentando no ser visto. Precaución innecesaria, la gente que estaba en el interior de la estancia se veía tan concentrada en lo que estaba haciendo que difícilmente notaran una manada de búfalos depilados corriendo frente a sus ojos. Estaban todos, El Señor Briks, el Señor Bigud, el Señor Pablo, el Señor Renegado, el Señor F, el Señor Viejex y el Señor Mariano, que parecía no estar integrado a las actividades y negaba con la cabeza todo el tiempo. Además, había otra persona, un individuo pintoresco, para decirlo de alguna manera. De alguna manera que de a entender que era un sujeto bastante roñoso pero sin tener que usar esa palabra..
Con excepción del Señor Mariano, que tenía los brazos cruzados, todos los demás estaban formando un círculo, tomados de las manos. Canturreaban algo, como si fuera un salmo. No pude entender todos los versos, pero creí entender las palabras pelado, compadre y madre. Sin dudas, un himno a la amistad y una exhortación a respetar a nuestros progenitores. Tardé un momento en entender que el tipo pringoso era el terapeuta, y que la extraña ceremonia que se estaba celebrando ante mis ojos era parte de la famosa terapia.
Decidí observar un poco más.

El terapeuta abrió una bolsa de lona como esas que llevan los marineros y comenzó a sacar unos objetos cilíndricos, aproximadamente de un metro de largo, al parecer de madera, y le dio uno a cada uno. El Señor Mariano agarró el suyo mientras negaba con la cabeza. Caramba, entonces sí los va a hacer luchar, pensé yo con un renovado respeto por las modernas técnicas psicoanalíticas. Me froté las manos esperando el espectáculo. Mientras me preguntaba si sería ético hacer apuestas sobre quién iba a partirle la cabeza a quién, el experto sacó de las bolsa otro objeto curioso : un muñeco inflable, de esos con forma de pera que tiene un peso abajo y se mantienen siempre parados. 
Ah, qué desilusión, le van a pegar al muñeco, dije para mis adentros, y efectivamente, el Señor Pablo, ya estaba dando unos tímidos golpecitos al personaje de plástico relleno de aire. El terapeuta lo animaba a pegar más fuerte, pero nada. El Señor Pablo no se entusiasmaba. Los demás empezaban a mirar el piso, me pareció ver un destello y una pequeña llama en las manos del Señor Viejex. Evidentemente el pringoso por más profesional que fuera no estaba preparado para conducir semejante runfla de gandules. No pude evitar sentir cierta lástima, se lo iban a comer crudo. Y después los iba a tener que aguantar yo,  por eso sentía lástima. De mí mismo.
Entonces, el hombre tomó un marcado grueso y dibujó un par de detalles en el rostro del muñeco, que no alcancé a ver porque lo tenía de espaldas. 
Y eso desató la locura. 
El Señor Pablo, todo un filósofo, una de las personas menos violenta que conozco, estaba pegándole al pobre tentetieso como si no hubiera un mañana. Gritaba como un bárbaro, y a la vez se reía. Espontáneamente el Señor Briks se unió al castigo mientras el terapeuta intentaba convencerlo para que esperara su turno. Fue inútil, la algarabía se contagió rápidamente y en menos de lo que se tarda en decir linchamiento todo el grupo estaba encima del muñeco pegándole con los palos, con las rodillas, con los pies y con las manos. El Señor Mariano se mantenía un poco apartado, y de vez en cuando contribuía escupiéndolo. El terapeuta se alejó y observó con impotencia la escena. De pronto, una llamarada surgió y todos se quedaron mirando fascinados al pelele mientras era consumido por el fuego. El Señor Viejex lloraba de felicidad. 

Cuando entré con el extinguidor y sofoqué el pequeño incendio, todos parecieron despertar de un sueño. Estaban como avergonzados, se escabullieron cabizbajos y meditabundos. Apenas si notaron mi presencia.
Entre los restos del semiderretido muñeco se podía distinguir su rostro, y el detalle que el terapeuta había dibujado. No pude menos que sonreír, el tipo sería roñoso pero era un genio. 
Estaba sentado en una silla, y se agarraba la cabeza. Cuando me acerqué, empezó a balbucear.

-Yo...no sabía...no creí que...no pude...
-Quédese tranquilo, hombre, no pasó nada.
-Usted es...-me miró y se quedó mudo.
-El mismo. 
-Esto es muy incómodo, yo..le pido disculpas, no se suponía que usted viese esto.
-No me lo hubiera perdido por nada del mundo.
-¿Y no está enojado? 
-¿Enojado? ¿Por esta tontería? Claro que no, al contrario, estoy muy contento.
-¿Sí?
-Por supuesto. Venga, vamos a hablar a mi oficina. ¿Cómo dijo que se llamaba?
-Eh...soy el Licenciado Gargiulo.
-Oh. ¿Le dijo al Señor Briks cuál era su apellido?
-No, ellos me llaman por el nombre. ¿Por qué?
-Por nada, por nada, pero siga así.
-¿Seguir?-me miró con los ojos algo extraviados-¿Seguir? ¿Después de este incidente? ¿Está loco?
-Supongo que usted estará más calificado que yo para responder esa pregunta. 

Mientras hablábamos, lo había tomado del brazo y lo estaba llevando afuera de la sala, un poco a rastras. Pasamos por al lado de los restos humeantes, y señalándolos, le dije al confundido Licenciado Gargiulo:
-Cometió un error, ¿sabe?
-¿Ah, sí?¿Uno...solo?-respondió sin entender.
-Sí, uno pequeño. Dibujó al muñeco con la ceja derecha levantada. Yo levanto la izquierda.

UNA BICICLETA PARA NAVIDAD

MARZO 22. OFICINA DEL SR. BUGMAN


Sr. Pablo: mñmñmñm en grupo
Sr. Bugman: mñmñmñ algo que le gustaría al Sr Briks?
Sr. Pablo: mñmñmñmñ
Sr. Bugman: mñmñm diván extragrande mñmñm acuestan mñmñmñ algo que sugirió el Sr. Briks?



Me dirigía al "buffet" (como pintorescamente llamamos al tablón donde el Sr. Bugman nos deja los mendrugos de pan duro que constituyen nuestro desayuno diario) cuando acerté a pasar por frente de la oficina de nuestro amado líder (en realidad es inevitable. Es su manera de controlar que no vayamos más de una vez). Lamentablemente estaba en compañía del Sr. Bigud, digo "lamentablemente" porque su casco de Darth Vader hace un ruido tremendo y no pude escuchar más que fragmentos de la conversación.
De todas maneras no necesité más.

Como un indeseado reclamo intestinal, se manifestó de inmediato y abruptamente, el verdadero significado de aquella reunión bilateral.
Sabedores de la proximidad de mi cumpleaños, los muchachos del MIB estaban planeando regalarme una de las cosas que más ansío.


QUE DETALLE !!


Incluso, cuando volvía, me pareció escuchar al Sr. Bugman hablando en soledad (cosa habitual) y en su discurso alcancé a oír la palabra "orgía". Otra vez no estoy seguro, no pude escuchar bien, pero ahora la culpa era del Sr Renegado, quien tose constantemente a causa del humo que suele salir del cubil del Sr Viejex. Ellos están apenas separados por un toallón con la cara de Charles Chaplin, que hace las veces de cortina divisoria. Pobre Sr Renegado; eso y el café lo están matando. Está re flaco, parece un palo de escoba.


ABRIL 05. SALA COMUN

Ayer fue mi cumple.
Nadie me regaló nada.
Eso me desanimó un poco; sobre todo porque - prevenido - me había (des) vestido para la ocasión, pero para no arruinar la sorpresa preferí no decir nada. los muchachos me miraron raro todo el día. Cuando me los cruzaba en los pasillos me limitaba a sonreír. Estaba muy feliz, sin embargo, conforme llegó la noche y con ella, cada uno se acurrucó sobre el cartón donde dormimos, me sentí defraudado. Quise encararlos y desnudar mi alma pero ninguno me lo permitió, me dijeron que ya bastante desnudo estaba, que me cubriera y que mejor hablábamos de día. Hoy, indignado, fui a plantearles mi inquietud y...a que no saben qué?

Los sorprendí a todos reunidos hablando en voz baja. Al verme entrar cambiaron rápidamente de tema, incluso el Sr Viejex salió presuroso de la habitación con un perchero al hombro.
Cualquiera, je !

Es evidente que siguen planeando mi regalo. No debe ser fácil organizar algo así. Ya me dijeron que me prepare, que mañana necesitan que me reuna con ellos y alguien más para algo grupal... jijiji

LOS QUIERO A TODOS


Intentando mitigar esta ansiedad que me carcome, me dediqué a buscar material para mi próximo informe, lo que me condujo al fascinante mundo del cine

Revisando los títulos de mi videoteca de estudio, descubrí lo que resulta ser un recurso tan provechoso como ligero: El parodiar películas exitosas con su versión condicionada.

Así todos hemos visto...bueno...no sé si TODOS las han visto, pero ahí están y son:

Último polvo en París, Tetanic, El cartero la mama dos veces, La guarra de las Galaxias, Entrevista con el pepino, Seminator, Robin Hot, Mujeres al borde de un ataque de miembros, Por un puñado de polvos, La banana mecánica, Peter Pene, Duro de mamar, Arma rectal, Follando con lobas, Mamatrix, Los Pijapiedras, Sexo sentido, El quinto coño, 7 Pollas para 7 hermanas, Lo que el polvo se llevó y Ya sé quién te la chupó el último verano, entre otros títulos de renombre.

Mientas me ponía una batita porque estaba refrescando y la sunga abriga poco, no pude menos que imaginar cómo serían las versiones condicionadas de estas películas ATP:
NOTA: la administración del blog y el autor de este articulo - en particular - desean dejar expresa constancia que las modelos que lo acompañaron durante la redacción del mismo eran todas y sin excepción, mayores de 18 años. La elección de las películas en cuestión sólo busca un golpe de efecto. Gracias.
ningún animal ha resultado lastimado - a excepción del autor - ni se han dañado bienes materiales - a excepción del reproductor de DVDs del Sr Bugman







RAPIDO Y FURIOSO. Un desgarrador drama erótico. Las impericias de un eyaculador precoz.







BÚSQUEDA IMPLACABLE. LA historia del esquivo punto G femenino. (o el arte de acariciar el clítoris).





BICHOS. Porque hasta los más feos tienen derecho a gozar del sexo. La versión nacional contaría con la participación de Esther Goris, Alejandro Müller y el protagónico de ZL (no se me permite nombrarlo)







VECINOS INVASORES. Descarnada visión condicionada de las orgías propias de los countrys. Ese maravilloso mundo del barrio privado y el sexo público.





MONSTERS VS ALIENS. Sexo interracial con imágenes verdaderamente explícitas.











EN BUSCA DEL VALLE ENCANTADO. Film erótico dirigido por Campanella.Cuando las sutilezas y las metáforas se dejan de lado para mostrar al sexo femenino en todo su esplendor.











TOY STORY. Graciosa comedia de enredos sicalípticos con los más grotescos consoladores del mercado








LA VERDADERA HISTORIA DE CAPERUCITA. Un lobo que no era tan feroz, un leñador cariñoso y una caperucita dominatrix y gerontofilica.









EL CADAVER DE LA NOVIA. Porno hard no apto para espíritus impresionables. Necrofilia explícita.





SR Y SRA SMITH. Escabrosa visión de una pareja swinger.










SIN CITY. El título lo dice todo, Un bacanal lujurioso e indecente.










CHICAS SUPERPODEROSAS. Lesbianismo explícito, Gang Bang y accesorios.







Puede haber más...