Uno como cualquiera II... o sea, otro


Wilson Papelongui, un tipo que quiere ponerle onda a la vida pero no le sale.

(Si se está preguntando el por qué del título, es porque el primero fue esssste).



Son las seis de la mañana, y suena el despertador.
Papelongui despierta, se despereza y realiza todos los menesteres habituales de quien abandona la calidez de la cama y se dispone a comenzar un nuevo y rutinario día.
Al momento de vestirse, y luego de mas o menos veinte minutos de deliberaciones mentales, finalmente, y como está de buen humor, decide usar una corbata de colores alegres para que haga contraste con la impecable camisa blanca que se propone estrenar.
-Hoy tengo ganas de cambiar- piensa alegremente Papelongui -Así que en lugar de desayunar mi habitual té con galletitas, voy a prepararme un buen desayuno, pues el desayuno es la comida mas importante del día ¡Claro que si!-.
Entonces va a la cocina y se prepara un café con leche bien cargadito, cuatro tostadas con bastante manteca y mermelada, dos huevos revueltos, un sándwich tostado de jamón y queso, un yogur y un buen vaso de jugo de naranja exprimido.
Cuando todo está listo, enciende el televisor, se acomoda en la mesa y desayuna mientras mira el noticiero.
Al terminar, limpia todo como corresponde y se prepara para salir.
Estando a punto de abandonar su hogar, siente un ataque de sed, quizás provocado por el suculento desayuno que acababa de consumir, así que antes de partir bebe un buen vaso de soda fría.
Ya refrescado, entonces, parte silbando una canción, hacia la parada del colectivo.
-Presiento que hoy va a ser un buen día- piensa Papelongui -¡Vamos todavía!-.
Sonríe.

Papelongui llega a la parada del colectivo.
En un momento nota una pequeña pelusa en su hombro que resalta en la oscuridad de su saco, así que se la quita delicadamente.
Debido a este detalle, decide por si acaso dar una ojeada general a su vestimenta para eliminar cualquier otra imperfección que empañe la pulcritud de su atuendo, cuando algo llama poderosamente su atención.
Papelongui se da cuenta de que se ha manchado la camisa con café con leche.
Y que, encima, además, la visible mancha tiene una mas que reconocible forma de miembro masculino erecto, con testículos y todo.
-¡Upa lalala, que macana!- piensa Papelongui.
Amaga con volver para cambiarse (incluso llega a dar un par de pasos) pero se da cuenta de que ya no tiene tiempo, así que lo único que se le ocurre es prenderse el saco para ocultar el vergonzoso y pornográfico manchón.
-Bueno, ahí está. Por suerte queda bastante escondida la mancha. Lástima que la mañana esté tan templadita- piensa Papelongui, que, de inmediato, comienza a cagarse de calor.
Pero eso ya no importa. No hay tiempo para hacer nada mas, porque ya viene el colectivo.
-Este pequeño contratiempo no me va a arruinar el día ¡No señor!- piensa Papelongui y sonríe.

Papelongui hace la seña para detener el colectivo.
El transporte aminora su marcha y se aproxima al cordón.
Papelongui se acerca a la puerta y pretende cancherear y subir al vehículo de un salto antes de que éste se detenga por completo.
Lamentablemente calcula mal la distancia, tropieza con el primer escalón y toda su humanidad cae estrepitosamente sobre los otros dos escalones.
Hace tanto ruido que todo el mundo lo mira, hasta los de la última fila.
Papelongui se incorpora inmediatamente y se sacude un poco el polvo mientras mira medio de reojo para todos lados algo incómodo y poniéndose un poco colorado.
Una vez recuperado (y bastante dolorido porque se hizo puré una rodilla y se torció la muñeca) le indica su destino al conductor.
Se acerca a la máquina expendedora pero justo cuando va a pagar se le caen las monedas.
-¡Pucha!- piensa Papelongui mientras se agacha para recogerlas, pero justo en ese momento el colectivo, que se había detenido por un semáforo, retoma repentinamente su marcha, por lo que Papelongui pierde completamente la estabilidad y, luego de dar un par de tumbos, cae medio de costado y un poco despatarrado en medio del pasillo atestado de pasajeros.
-¡Uyuyuyuy!- murmura Papelongui, y trata de ponerse de pie, agarrándose de donde puede.
Por desgracia una de las cosas de las que se agarra resulta ser la pollera de una señora entrada en kilos que estaba ahí parada, la cual, automáticamente, da un estruendoso grito al sentir sus verguenzas al aire.
Todos miran a Papelongui que se deshace en disculpas, se pone un poco mas colorado que antes y empieza a transpirar.
Superado el incidente vuelve a intentar depositar las monedas en la máquina y una vez mas, una de ellas se escapa de entre sus nerviosos dedos.
Papelongui amaga a ir tras ella pero se detiene en seco.
-De la experiencia se aprende- murmura y, para evitar otro accidente, esta vez primero se sostiene con una mano del respaldo del asiento del chofer y recién ahí se agacha para buscar la monedita.
En ese momento se oye claramente un RRRRRRRiiiiiippppppppp que le anuncia que la costura posterior de su pantalón ha cedido.
Y ha cedido de una manera importante, tanto que, de inmediato, siente una fresca brisa penetrando por su parte posterior.
-¡Upa upa upa!- piensa Papelongui mientras se endereza rápidamente, mirando otra vez de reojo para todos lados.

Finalmente Papelongui logra abonar su boleto.
Rápidamente se dirige, dando unos pasitos cortitos, medio como frunciendo, hasta la mitad del colectivo que, como siempre, está bastante lleno.
La fortuna hace que justo encuentre un sitio al lado de una atractiva señorita que lo mira y le sonríe.
-¡Epa epa, por fin una buena!- piensa Papelongui, mientras retribuye la sonrisa.
Apenas segundos después, ambos intercambian unas palabras, mayormente referidas a lo recientemente acontecido y ríen.
La señorita, además de ser bella, parece ser muy agradable.
De repente Papelongui comienza a sentir algo en su pecho. -Uyuyuy, debe ser la emoción- piensa. Mira a la señorita y sonríe.
La señorita continúa dándole conversación sin dejar de sonreír y dando evidentes muestras de interés.
-Opa lalá. Como siempre digo, siempre hay algo bueno incluso cuando todo parece salir mal- piensa Papelongui ilusionado, mientras formula mentalmente una frase genial y ocurrente con la cual intentar seducir a la chica.
La sensación en su pecho se intensifica.
Papelongui aguarda el instante preciso para efectuar su movimiento. Evalúa. Piensa. Escucha. Observa atentamente las señales enviadas por su interlocutora mirándola muy fijo.
Finalmente decide que es el momento.
Sonríe medio de costadito, levanta un poco una ceja, toma aire y abre la boca para decirle a la señorita algo sublime, dulce, algo que definitivamente haría que ella cayera inevitablemente rendida a sus pies, pero por una mala jugada del destino, justo el colectivo agarra un pozo y aquella extraña sensación que sentía crecer en su pecho se libera imprevista e inconteniblemente.
Papelongui se echa un terrible eructo.
La señorita lo mira frunciendo un poco el ceño y arrugando la nariz.
Papelongui se congela.
-No debería haber tomado ese vaso de soda antes de salir- piensa.
La mira fijo. Transpira. Piensa que debe decir algo enseguida para salir rápidamente de esa lamentable situación. Debe ser algo inteligente. Ocurrente. Tanto que haga olvidar completamente el penoso incidente.
-Se dice buen provecho- es todo lo que atina a decir.
La chica ahora lo mira arrugando aún mas su nariz, con una evidente mezcla de incredulidad y asquito.
La situación es terrible. Papelongui comienza a ponerse ansioso y además, por los nervios, tiene mucho calor. Siente que se ahoga.
-Ayayayay, lo único que me faltaría ahora es descomponerme delante de la señorita y quedar como un pusilánime- piensa, por lo que se arroja impetuosamente a tratar de abrir una ventanilla.
Lamentablemente la ventanilla está muy dura y fracasa en su primer intento.
Se pone colorado. No puede ser. No se puede dar el lujo de ser derrotado por una ventanilla justo ahora. ¿Qué va a pensar la señorita?
Vuelve a intentarlo. Tira. Hace fuerza. Se pone bordó. Gime.
La señorita lo mira. La señora sentada debajo de la ventanilla también. Y dos o tres que están en las cercanías también.
Finalmente, firmemente decidido a abrir esa maldita ventanilla, Papelongui aprieta los labios, se afirma bien, toma impulso y logra abrirla de un tirón bien fuerte.
Tan fuerte que, por el gran esfuerzo, se le escapa un gas.
Un gas que se oyó claramente incluso por sobre el ruido proveniente de la calle.
Papelongui se queda estático con ambas manos aún en la ventanilla y la vista clavada en el vacío. Apenas respira. El tiempo parece detenerse. -¿Por qué?- se pregunta mentalmente.
En su cabeza se agolpan millones de frases, intentando seleccionar alguna que lo ayude para evadirse rápidamente de ese mal momento.
-Es que desayuné mucho y no estoy acostumbrado- le dice a la señorita, pero ésta ya hace como que mira para otro lado y actúa como si no lo escuchara.
Papelongui piensa que hubiera sido mejor quedarse callado.

Papelongui se acerca a su destino.
Se despide de la señorita que no le contesta y mira para afuera.
Un poco decepcionado, Papelongui se mueve hacia la puerta trasera por el pasillo esquivando gente. Gente que lo mira mal. Incluso alguno le dice “¡Asqueroso!” por lo bajo.
Papelongui intenta apresurarse para darle fin a este viaje infernal, pero en el apuro no se percata de un bolso que está ubicado en el suelo y tropieza, cayendo de rodillas y con ambas manos sobre los senos de una señora que estaba sentada y que se espanta escandalosamente.
Papelongui tartamudea una disculpa casi con lágrimas en los ojos mientras intenta reincorporarse. Las piernas le flaquean.
En ese momento el colectivo realiza un brusco movimiento que lo arroja con violencia hacia la fila de asientos de enfrente, lo cual lo deja sentado en el regazo de un sorprendido señor que lo mira con los ojos muy abiertos.
-Uy uy uy disculpe señor, disculpe- le dice Papelongui visiblemente incómodo y mientras comienza a realizar todo tipo de movimientos poco coordinados en un intento por abandonar cuanto antes esa posición tan comprometida.
En eso, sin darse cuenta y en el apuro, apoya su mano con todo su peso sobre la entrepierna del caballero, que solo atina a esgrimir un quejido sordo antes de reclamarle que salga de una vez, y que cierra su reclamo con un contundente “¡Pelotudo!”.
Papelongui quiere explicar, pero nota ha llegado a destino y debe bajarse rápidamente del colectivo para no pasarse.

Como puede, Papelongui llega a tocar el timbre.
El colectivo abre la puerta, mientras aminora la marcha.
Papelongui no puede esperar para abandonar el vehículo, así que baja de un salto.
Lamentablemente otra vez no calcula bien y apenas al tocar el suelo trastabilla un par de veces y se termina cayendo y rodando por la vereda.
Por lo extremo de los movimientos la rotura de su pantalón se agrava aún mas, dejándolo prácticamente con el culo al aire y, además, se le salen todos los botones del saco, con lo cual queda al descubierto la mancha de café con leche con forma de poronga que tiene en la camisa.
Papelongui se pone de pie como puede, lleno de tierra y todo despeinado, se sacude un poco y comienza a caminar con la cabeza gacha y mirando de reojo a ver si alguien se dio cuenta de lo que le había pasado.
Por no mirar para adelante se lleva puesto un poste de luz.
Da un par de vueltas y se dirige, algo tambaleante y agarrándose la cara con ambas manos y diciendo bajito "Ayayayayayay", hacia su trabajo.

En el colectivo todo el pasaje lo ve alejarse.
Se miran entre si, luego miran al frente todos al mismo tiempo y dicen a coro “¡¡Que papelooooongui!!” y estallan en carcajadas por unos segundos.
Después se quedan todos estáticos como si fuera una imagen congelada, mientras el chofer tararea una especie de musiquita de comedia.

Un rato después vienen del manicomio y se los llevan a todos por creerse que estaban en un programa de televisión.

33 comentarios:

Samain dijo...

LO VI VENIR!! lo del pedo lo RE vi venir!

Igual, la verdad... extrañé al cocinero... Papelongui es too nabo

Viejex dijo...

Papelongui tiene razón, se dice buen provecho. Tuvo suerte. De no ser por ese providencial accidente capaz que se enganchaba con esa maleducada.

Yoni Bigud dijo...

A lo mejor la señorita era una de esas viudas negras como las que agarraron a ese jugador de Independiente y lo dejaron con lo puesto.

Para mí fue para mejor. Lo salvó la fuga de gas. Hay que ver el lado positivo, como hace el bueno de Papelongui. Si no, no se puede seguir adelante.


Un saludo.

Renegado dijo...

Samain: Gas, señorita. Se dice "gas" o "flato" o "petú".
Y si con eso de que "lo vió venir" me quiso decir que soy muy obvio... bueno, es probable, pero es lo que hay. Que le vamos a hacer.

El Chef Lopes volverá en breve. Está haciendo cursos de perfeccionamiento culinario.

Sr. Viejex: Si señor. La belleza es lo de menos. Lo importante es la educación.

Sr. Bigud: Puede ser. Nadie está exento de ser engañado por un par de señoritas de vida airosa que se aprovechan de la bondad y la inocencia de uno.
Bah. yo si, porque NO hago esas cosas, por supuesto.

Y si, hay que ver siempre el lado positivo de todo, aunque a veces está tan escondido que uno duda de que exista tal cosa.

Dany dijo...

Imaginé el relato como una iamgen en HD y logró hacerme reir. Papelongui.......estará naciendo un nuevo Canuto Cañete*.
Me alivió el dia......upa la la.

*Desenfrenado personaje hecho por un desenfrenado Carlitos Balá.

capitanfla dijo...

En un momento del texto, creí haber leído la frase "levantó una ceja".
Es un detalle poco común.

¿Será que conocemos a Papelongui?

No creo que se haya tomado todo ese trabajo para denostar a...

Marialauchi dijo...

ES-PEC-TA-CU-LAR!!! Chapó señor renegado, es usté un maestro del humor!!!

me voy a la cama con una sonrisa!!!

Sir Lothar Mambetta dijo...

Un final excelente. Me alegra que los del manicomio estén ocupados porque si se pasaran por este espacio...

Coincido con Papelongui: "El desayuno es la comida más importante... de la mañana".

Un abrazo, capo.

Viejex dijo...

A la perinola! mire el elogio que le dejaron ahí nomás, un poco más arriba! Y después se queja de que recibe pocos comentarios...ve lo que le decía en el correo interno, chambónazo?

Viejex dijo...

Perdón, en vez de "chambónazo" debe decir "chambonazo", sin acento. Es que primero iba a poner "chambón" nada más. Que paparulo!

Samain dijo...

Renegado, no sea cola de paja. Lo vi venir porque... vamos, seamos honestos, ¿quién no se ha tirado maaaanso ped... FLATO haciendo fuerza con otra cosa?

Y gracias por lo de señorita, últimamente me vienen diciendo DEMASIADO "señora" not good... not good at all...

Nefertiti dijo...

mire, con el tremendo desayuno que se mandó, pensé que el problema iba a venir por otro lado, y la rotura del pantalón no iba a ayudar en nada...

Definitivamente, si se estrena camisa hay que desayunar con el repasador enganchado en el cuello.

Renegado dijo...

Dany: Que haya logrado hacerlo reír me alegra.
Ahora, que Papelongui sea un nuevo Canuto Cañete lo dudo.
Vea: "Wilson Papelongui, conscripto del siete" ¿Vio? No pega.

Capitanfla: ¡¡De ninguna manera!! Jamás de los jamases. Nada que ver. Nunca me tomaría tanto trabajo para eso.

Marialauchi: Ay pero que exagerada que es Ud.. Muchas gracias.
(¿Cuento le debo?).

Sir Lothar: ¿Y quien le dijo que ya no pasaron y todos estamos escribiendo desde el loquero? ¿Eh? ¿Eh? Aaaahhhhh... eehhhjejejeje... Le dejo la duda y me voy en moto... BRROOMMM BRROOMMM BRRROOOOOOOOoooommmmmmmmmmm

Sr. Viejex: ¿Usted dice que mejor la calidad que la cantidad? Puede ser, puede ser...
Igual vio como soy yo, medio pelandrún para estas cosas.

Samain: No se, señorita, no se.
Igual, y dado lo que acaba de confesar, tendré en cuenta no llamarla si alguna vez necesito correr muebles o cosas así.

Renegado dijo...

Nefertiti: Habría que ver como siguió su día, pobre Papelongui.

Y si se va a estrenar una camisa, creo que debería haber desayunado en pijama y bata, y cambiarse después.
A mi, en lo personal, nunca se me ocurriría desayunar cambiado porque es fija que me mancho.

Jazmin dijo...

Eutanasia social para Papelongui.

Mire que soy positiva yo, eh. Hasta el incordio, le diría, pero a éste pobre cristiano no hay con qué ayudarlo.
De todas maneras, tiendo a creer que fue sólo un mal día. Un f**king mal día. Si fuera una jornada habitual, no habría llegado a la mayoría de edad.

A mí no me pasa nunca. Nada de todo eso. Sobre todo caer sobre la falda de un señor.
Aunque sí se me han caído monedas, pero me las llevo pateando.

Me estresa, me angustia Papelongui.
Él, no usté. Usté me hace ir a la cama con una sonrisa.



(qué? la repetición no suma?)



Me hizo reír. Mucho.

Viejex dijo...

Otra. No puede negarlo, tengo razón. No es cierto, bobalicón?

Renegado dijo...

Jazmín Ah, menos mal. Ya me estaba poniendo mal.

Me alegro haber logrado que se fuera a la cama con una sonrisa. Suele pasar...

Y usted siempre suma. Haga lo que haga (¡Faaaaaaaaaaaa que galan! ¡BOIINNGG!).

Sr. Viejex: No se, no se. Para mi que Ud. les está pagando para que pongan esas cosas atorrantón.

Viejex dijo...

¡Epalaleta! ¿Cómo se le ocurre semejante cosa, si sabe que no me sacan un morlaco ni que vengan degollando, pavote?

Jazmin dijo...

Qué pasa? No está el Sr. Bugman?

Como se hacen tanto los pizpiretos...




(y "gas" es una palabra espantosa... se dice "pepis")

Briks dijo...

Efectivamente, el Sr Bugman, no está.
Y SE NOTA

"Alguien" dijo CULO

yo lo leí

Samain dijo...

Briko, sos un alcahuete. TODOS vimos que ALGUIEN dijo Culo... botón!

Renegado, si quiere puede llamarme para mover cosas pesadas, no se preocupe. No me tiro gases asesinos!

Briks dijo...

tengo muchas cosas para responderle pero temo contradecirla y que ud se ponga nerviosa y se desgracie


deje

Samain dijo...

Briko...
Sabia decisión. (?)

Jazmin dijo...

Todo es una gran desgracia.

Papelongui... Samain y sus "plin plin plin" asesinos... "Alguien" diciendo C**O.

Cuántas camisas de fuerza hay que encargar, dice?

Samain dijo...

Oigan, pero yo dije... bueno... no importa... ahora soy la pedorrera del MiB. ¡RAYOS!

Elvis dijo...

Ya no hacen pantalones como los de antes... ni ventanillas... ni pasajeros condescendientes con la aerofagia... ni... bueno, ni papelonguis como éste...
Genial el relato, le diría que es lo que más me ha hecho reir en estos últimos meses si no fuera porque acabo de leer un pasaje de la Biblia...
Abrazo.

Marialauchi dijo...

oigame, señor Renegado, no le cobro nada... (la factura le llega a Briks a fin de mes)

pero tengo la impresión que tendría que haber patentado lo de "ir a la cama con una sonrisa"...(no se me ofenda señorita Jazmín)

Dany dijo...

Briks: ¿Hay radio hoy?

Renegado: Tiene razón no pega.
hace una hora que estoy frente al teclado.......
Con ese nombre no me dejó lugar para la rima fácil.
¿Uruguayo el hombre?

El Señor F. dijo...

Y bueno, yo a los días así los llamo "Jueves".

Mona Loca dijo...

Renegado, morí de risa.
Mientras leía veía el transcurrir del episodio ante mis ojos.

Pobre Papelongui. Enfin...creo que con esto ha aprendido una lección memorable: siempre se puede estar un poquito peor.

Felicitaciones, me hizo reir mucho.

Renegado dijo...

Sr. Viejex: Cierto, me había olvidado que Ud. es recaudador de profesión. Es que ando medio tonturucho.

Jazmín: ¿Pepis? ¿Y eso es aplicable en todos los casos? Porque mire que hay algunos a los que el simpático nombrecito les quedaría chico.

Sr. Briks: No se de que está hablando (Cof cof ¡Alcahuete! cof cof).

Samain: Ok, es bueno saberlo. Cualquier cosa la llamo, incluso a riesgo de asesinar mi tendencia a idealizar a las mujeres.

Jazmín: A verrrr... serían ocho para el plantel y como, no se, unas doscientas para los que nos leen.
¿Harán precio por cantidad?

Elvis: Gracias por el comentario.
Eso si, acá me dice Dios que a partir de ahora ande con cuidado porque Él también anda con ganas de reirse.

Marialauchi: Buenísimo. Me quedo mas tranquilo entonces.

Dany: No, no es uruguayo (A ver si todavía me gano la antipatía de un país entero).
Se llama Wilson porque el padre se llamaba Wilmar y le decían Wil. Entonces el es el hijo de Wil. Wil son (Es medio rebuscado pero, bueno, son una familia rara).

Sr. F.: Sus jueves deben ser días muy solitarios.

Mona: Bueno, muchas gracias. No sabe lo bueno que es saberlo.

Jazmin dijo...

Srta.Marialauchi, no me ofendo!
Es más, haberlo escrito en itálica fue señal de reconocimiento.
Quizás debería haber agregado comillas... o tal vez, haber puesto paréntesis + dixit...

Mah, ahora me voy a la cama preocupada.


;)

Marialauchi dijo...

no se preocupe sta Jazmín... en seguida le envió la factura (me siento halagada de que mi piropo sea tan popular)