Mensajes de Luz

Columna de enseñanzas espirituales.


Escribe el Maestro Amor Sol - Gurú espiritual, mensajero de paz y un verdadero hijo de una gran Luz.



Hola queridos hermanos y hermanas de la Eterna Luz

Bienvenidos y gracias por estar ahí para compartir conmigo esta profunda y trascendental experiencia de comenzar a transitar este camino de conocimiento interior, sabiduría eterna y crecimiento espiritual.
Gracias por estar en este viaje. Gracias por existir. Gracias por Ser. Y gracias… hacen los monos en el zoológico. Si, porque los monos también son creaciones divinas. También son seres de Luz, creados de la Luz, hijos de la Luz, como nosotros, aunque a ellos mucho no se les note por esto de que son así medio mugrientos y se comen los piojos entre ellos y te tiran caca y eso, pero, hermanos y hermanas, eso no deja de ser simplemente parte de la envoltura carnal e impermanente que vestimos todos los seres que venimos a este plano a realizarnos y a evolucionar.
Y todo eso no es mas que una ilusión.
La realidad es que en el fondo, en esencia, todos los seres vivos somos lo mismo. Somos energía. Energía divina. Divina energía. Ellos y nosotros. Nosotros y los otros. Los otros y los monos. Los monos y el todo. Yo los conozco. Son ocho los monos. Pocho, Toto. Cholo y Tom. Moncho, Rodolfo, Otto y Pololo. Stop. Stop.

Y claro, queridos hermanos y hermanas del corazón de la sagrada Luz Infinita, claro que a algunos esta afirmación les resultará chocante. Inaceptable. Incomprensible. Inoxidable. Incompisintrampable. Lo entiendo. Y los amo. Y lo acepto sin juzgarlos, porque sé que vuestras vidas hoy están dominadas por el ego, y esto les impide ver mas allá del vacío de las formas. Es como que son medio chicatos todavía. Pobres. Pero ya se les va a pasar. Y los amo igual, aunque no les de.
Porque llegará el día en que comprendan que las formas que nos son mas que formas. Entidades conceptuales. Creaciones de nuestra mente perceptiva que vemos ocultas detrás de ese oscuro manto que es el ego. El ego. Siempre el ego. Está en todo el ego ¿Y que es el ego? Es como un vidrio empañado que no nos permite ver la existencia en toda su brillantitud. Una cortina sucia que nos tapa el sol de la objetiviantad de las cosas. Y no vemos que las cosas son cosas, que no son nada, aunque sean cosas.

Pero, no os preocupeis amados hermanos y hermanas de la impoluta Luz porque, en definitiva, el ego no es mas que un estado intrascendente y pasajero de la mente. Y como es pasajero, no tiene por que ser definitivo. Por eso es pasajero. Porque pasa. Tal y como todo lo que nos rodea en este mundo físico de las formas y las cosas. Este mundo de límites, dolor y juicios donde vivimos y transitamos nuestra dolorosa existencia sin sentido y sin saber que hacer ni para donde disparar. Bueno, ustedes... Yo la tengo un poco mas clara.

La verdad, hermanos y hermanas de la remismísima Luz, es que la verdadera comprensión radica en saber que todos, en realidad, somos nada. Y a la vez somos todo. Y luego nada de nuevo. Y otra vez todo. Porque el todo y la nada, son la nada y el todo. Lo uno y lo otro. Un par indivisible de opuestos que se complementan y forman la plenidad de la totalitud. Alfa y Omega. Principio y fin. Ying y yang. Noche y día. Ping y pong. Optimus Prime y Megatron. Pares indivisibles que forman el todo. Que en realidad es el uno. Pero que comprende al todo.
Si, queridos hermanos y hermanas hijos de remil luces, porque en la Divina Creación somos todos uno. Es así. Somos parte del todo y a la vez somos el todo mismo. En serio. Es así. Se los re juro. Aunque nuestra mente limitada, bueno, la suya, no lo pueda entender y se empaque y diga que no, que nada que ver y que no entiendo un pomo de que me estás hablando y que se yo. Esto es así. Esto simplemente ES. Y es así. Así es ¿Como? Así ¿Qué les acabo de decir? Eso. Que uno es mil. Pero también puede ser dos, o tres, o diez, pero en esencia es uno y ese uno es el todo. Y ese todo somos todos. Y uno.
Y ese todo uno es evolución, hermanos y hermanas hijos de una gran Luz. Es eterna e infinita evolución.
Y así andamos, evolucionando, como buenos hijos de Luz que somos.
Eternamente, andamos, porque somos eternos, aunque no tengamos memoria de ello.
Transitamos nuestro destino así, medio a los tumbos, pero seguimos andando, porque a eso venimos. Y seguimos. Y nos vamos. Y volvemos. Y vamos y venimos. Y aprendemos que caer es parte del caminar. Y el dolor es parte del caer. Y levantarse es parte del seguir. Y seguir es parte del andar. Y una fracción es parte de un entero. Y un entero mas un entero da dos enteros. O de última será un entero mas grande. Que se yo. Estoy medio perdido porque matemáticas me la llevé siempre a Marzo.
Tan perdido como todos los que estamos naufragando en este océano interminable de posibilidades infinitas al que llamamos vida.
Porque todos estamos perdidos, en definitiva. Si, es así. Aunque cueste reconocerlo. La verdad es que nadie sabe bien bien adonde va, de donde viene o por que está aquí. O por que está allá. O por que siguió cuando debía detenerse. O donde doblar. O si es contramano o doble mano. Y así nos va. Cada vez manejamos peor.
Porque, hermanos y hermanas queridos del alma de la Luz luminosa, somos ignorantes de nuestra mas profunda naturaleza. No sabemos nada. Pero nada de nada. En serio. Somos unos adoquines espirituales. Damos lástima a veces. Y un poco de vergüencita. Bueno, ustedes, mas que nada.
Pero por eso estamos aquí. Porque no sabemos nada y necesitamos aprender. Y solo hay una forma de aprender. Uno aprende aprendiendo.
Y en ese aprendizaje nos equivocamos, si, muchas veces. Demasiadas veces. Tantas veces que ya medio que da bronca y decís “¡Pero será posible! ¡No pego una! ¡Siempre el mismo infeliz! ¡Siempre metiendo la pata! ¡Soy una tosca! ¡No aprendo mas! ¡Me quiero matar!” y cosas así, pero eso es un error. Porque no hay que castigarse. Hay que amarse. Siempre. A pesar de todo. Incluso en el error. Incluso aunque sean la porquería miserable que son hoy. Ámense. Porque la imagen no es nada. El amor es todo. Como la sed. Sed de amor. Sed de conocimientos. Sed de trascendencia.
Y esa sed junto con el hambre, nos hacen lo que somos. Unos muertos de hambre. Y de sed. Unos pordioseros de la vida que se arrastran en el fango inmundo de los juicios de la mente. Y de allí es de donde debemos escapar. Y elevarnos. Y pegar un par de vueltas en el aire. Y seguir. Y trascender nuestra existencia carnal hasta alcanzar nuestra verdadera naturaleza espiritual eterna y pura y lograr hacernos uno con el Todo. Aunque ya somos todo, pero sabiendo que en el fondo no somos nada. Porque somos todo pero a la vez nada, y debemos ser todo todo. Pero todo de en serio. Un todo así como mas completo. Y con mucho amor. Y Luz.

Ese es el fin último de la existencia.

Tan simple como eso. Mas simple imposible. Mas claro echale agua.



Mucha Luz y bendiciones para todos, hijos de una gran Luz.


P.D.: Y una buena manera, amados hijos de Luz, de comenzar a transitar el camino de la elevación iluminada, llena de bondad y compasión, es la de votar a este maravilloso sitio de Luz como Mejor Blog de Humor en los premios Bitácoras.com.
Si no lo hacen, o les da fiaca, o se hacen los giles y dicen que votaron pero en realidad no votaron nada, se cargarán de mal karma y en su próxima existencia reencarnarán en un bicho canasto.
O sea, seguirán siendo seres de Luz, porque todos somos seres de Luz, pero menos porque, bueno, porque se van a pasar la mayor parte de su vida como un gusano que vive adentro de un canastito hecho con palitos, baba y basuritas.

No se. Ustedes sabrán los que hacen.


Ahora si, Luz y bendiciones.