Las vedettes al poder

Existe un falacia que consiste en poner énfasis en una parte de un enunciado con el fin de dar a entender algo distinto de lo que el enunciado dice. Lea los titulares en un diario on line o aguce la vista en un cartel que ofrece un auto 0 km con cuotas mensuales de $250 y verá a qué me refiero. Mire, aún a riego de perderlo cuando recién acabamos de empezar a caminar, le comento el nombre técnico de esta falacia. Ahí va: "falacia de énfasis". Usted probablemente esté pensando que hice uso de ella con el título y ahora voy a suavizar la afirmación. "Las vedettes al poder...dijo Moria Casán" o "Las vedettes al poder...bailar y cantar, tienen más chances de ser contratadas". Pues, no. No es así así. Cuando digo "las vedettes al poder" quiero decir exactamente eso. Es más, si me permite ser más concreto, le digo que se trata del poder político.

Piénselo bien: los cargos más relevantes en un país están a cargo (valga la redundancia) de personas que no tuvieron que hacer un psicolaboral. Imagine los problemas que podríamos ahorrarnos con un sencillo filtro.

"¡Uh, pero que megalomanía jodida!".

"Es cierto, es maníaco-depresivo pero ¿cómo va a afectar eso a la economía?".

"¿A que no adivina quién tiene una compulsión al juego?".

"¡Caramba! Su psicopatía es manifiesta. Así que usted debe odiarnos mucho a todos ¿no? Disculpe, ¿me daría tiempo para sacar mis ahorros y mudarme a Timbuktú?".

Puestos a elegir entre personas sin ningún tipo de filtro, sostengo que -en igualdad de condiciones- debemos elegir a las vedettes sobre nuestra clase política. Dejeme fundamentar:

Caso 1: Un Jefe de Gabinete concurre como invitado a un programa humorístico. De repente, el ambiente se pone tenso. Se habla de política. Una vedette confronta al Jefe de Gabinete. La mayoría de la gente piensa como la vedette. (Aníbal Fernandez vs. Amalia Granata)

Conclusión: las vedettes tienen una mejor lectura de la realidad que los políticos.

Caso 2: Un Canciller discute con un ex-jefe del Banco Central. La discusión se pone álgida. El canciller invoca temas de polleras. Una vedette le sale al cruce y le pone los puntos. El Canciller reconoce su error y pide disculpas. (Héctor Timermann vs. Luciana Salazar)

Conclusión: las vedettes controlan sus impulsos mejor que los políticos.

Caso 3: se produce un corte en alguna calle o avenida de la ciudad. Cunde el malestar entre los ciudadanos. Lo extremo de la medida hace que se les haga imposible manifestar su apoyo. El motivo de la protesta ya no interesa.

Una vedette corta una avenida por alguna causa relacionada con animales. Dice que se va a desnudar. Los ciudadanos cunden en la avenida. El único malestar tiene que ver con qué las vallas les impidan manifestar su apoyo. El motivo de la protesta ya no interesa. (Nicole Neumann en Avenida Corrientes)

Conclusión: la vedettes están más buenas que los políticos.

Es evidente que los ciudadanos han hecho su elección. No conforme con la ventaja retrospectiva, uno podría proyectar varias ventajas en el desempeño del gobierno:

- Los mensajes por Cadena Nacional se harían con imagen borrosa y audio claro. Los libidinosos de la patria se quedarían mirando la pantalla a la espera de ver algo. Las señoras escucharían a "esa zorra" (epíteto aplicable a cualquier mujer con más de 90 de busto) para ver qué pueden decir de malo sobre ella. La repercusión es total.

- Barack Obama esta vez sí pasaría por el país en sus giras. También Sarcozy, Berlusconi, Rodríguez Zapatero, el sultán de Brunei, el Príncipe Alberto de Mónaco, varios presidentes que ya no están en funciones, una horda de futbolistas e incluso algunos músicos.

- Las costumbres libertinas de este tipo de muchachas permitirá que muchos hombres (e incluso algunas mujeres) puedan acceder al puesto de primer caballero y/o primera dama. O sea, se aumenta el compromiso y la participación política de muchos argentinos. Quizás al principio sea un poco confuso para algunos mandatarios ver que la presidente llega a cada G-20 acompañada de alguien distinto, pero es subsanable. Para los orientales, por caso, "los musculosos engominados occidentales son todos iguales".

- A diferencia de la clase política actual, las vedettes tienen una gran confianza en el sistema judicial. Es sabido que cualquier reyerta en la que consideran que otra persona ha "roto un código" es motivo de una carta documento y que la cuestión pase a manejarse entre abogados. Si eso no es división de poderes ¿la división de poderes donde está?

- Un programa como, por ejemplo, "A dos voces" se convertiría en una versión de "Intrusos" con eventuales citas a Aristóteles, Hobbes o Weber.

"Una vez vi en la revista Hola! la casa de Aristóteles y tenía una reja di-vi-na. Y me dije: 'necesito ya algo así en mi despacho de la Rosada' ".

"¿Hobbes? ¡Es una amor! A mí los tigres de peluche me pueden".

"Es verdad. Lo confirmo: tuve una relación con Javier Weber".

Bueno, tampoco esperen tanto.

Que lo disfruten con conciencia cívica.