Escribe Oscar Ángel "Marciano" Lunaretti - Investigador Profesional de Fenómenos Paranormales - Platovoladorólogo - Superviviente empastillado - Loco lindo.
Como seguramente no recuerdan como venía la historia, por si a alguien le interesa recordarlo (cosa que dudo) esta es la primer parte, y esssta la segunda. La conclusión es esssssssta de acá abajo.
Sábado 07 de Noviembre – 19:35 hs.
De repente me encuentro completamente solo, a medio camino de la cima del Uritorco y en un lugar al que llegué por un sendero que no pertenece al recorrido turístico.
O sea, y para decirlo de otra manera, estoy recontra perdido.
Encima está atardeciendo. El sol lentamente va desapareciendo en el horizonte. Empieza a refrescar, y ya comienzan a oírse todo tipo de ruidos provenientes de la naturaleza salvaje que me rodea.
Comienzo a sentir pánico. Intento calmarme. Soy un pro-fe-sio-nal. Estoy entrenado para situaciones como esta. No tengo de qué preocuparme. Respiro hondo. Cierro los ojos. Me relajo. Abro nuevamente los ojos. Todo se ve nublado, con extraños destellos de luz que distorsionan todas las imágenes. Debe ser que tengo los ojos llenos de lágrimas porque me largué a llorar.
Me siento en una piedra y, mientras hago pucheros y me seco los mocos con la manga, realizo un inventario de mis pertenencias para ver con que cuento para sobrevivir.
Por suerte no le dejé mi mochilita también al guía para que me la cuidara.
Bien, tengo los remedios (gracias a Dios), tengo un sánguche de salchichón para comer, tengo mi linterna, mi libreta de anotaciones, papel higiénico, y la otra botella de Fernet.
Bueno, supongo que podría ser peor.
Por lo menos tengo algo de comida.
Sé que no me queda mucho tiempo de luz, así que lo mejor va ser que diagrame una estrategia de supervivencia.
Lo primero que debería hacer es dejar de llorar, así que es hora de tomar un par de pastillas más para calmarme, y también alguna otra para darme energía ya que, aparentemente, la noche va a ser larga.
Por desgracia ya no tengo mas agua, así que no me queda mas remedio que pasarlas con un trago de Fernet.
No creo que me haga mal. Al fin y al cabo el guía me dijo que era una bebida natural hecha de hierbas.
Afortunadamente el medicamento hace efecto rápidamente (extrañamente, mucho mas rápido que de costumbre) y me vuelvo a sentir con energías y de un inesperado buen humor.
Ya no me queda mucha luz así que debo actuar rápido.
Las sombras comienzan a ganar espacio a mi alrededor, dando lugar a extrañas formas que parecen tener vida propia, moviéndose serpenteantes contra las rocas.
La verdad es que la imagen no es para nada tranquilizadora. Y menos si a eso se le suma que cada vez hay mas ruidos raros que parecen provenir de todas partes a mi alrededor.
De repente siento que todo comienza a temblar.
“¡Un terremoto! ¡Lo único que me faltaba!” fue lo primero que pensé, pero no tardé mucho en darme cuenta de que no era la tierra la que temblaba, sino yo.
Es que por un instante tomé consciencia de mi situación: estoy solo en medio de la nada.
Siento que se me baja la presión y pierdo el conocimiento. Las piernas me flaquean. Tengo que reaccionar rápidamente antes de que sea demasiado tarde. Es hora de tomar una decisión, así que decido tomarme otra pastilla más.
No puedo darme el lujo de colapsar ahora.
Me recupero. Ahora sí me siento bien. Se ve que tomar los medicamentos con esta bebida de hierbas revitalizantes hace que surtan efecto mucho mas rápido.
Enseguida me inunda una sensación de euforia. Doy un grito. Río a carcajadas. Corro en círculos. Luego en zigzag. Me caigo. Me levanto. Río.
Me calmo un poco. Me siento en posición de loto y comienzo a meditar mis próximos movimientos.
Decido que es hora de poner en acción todos mis conocimientos de supervivencia (De algo tienen que servir todos esos programas que vi en el Discovery Channel).
Veamos: lo primero que debo hacer es evaluar la posibilidad de retornar a la civilización por mis propios medios.
Negativo. No tengo ni la mas puta idea de donde estoy ni de cómo salir de acá. Ja Ja Ja. Que perdido que estoy. Ja Ja Ja.
Bueno, sigamos: sé que si uno sigue un río corriente abajo, tarde o temprano llega a algún punto habitado.
Lástima que acá no hay un río. Pero igual yo río. Ja Ja Ja. Así río. Ja Ja. Me siento tan bien que no me explico por qué. Tampoco me importa. Lástima que no tengo torta. Aahhh Ja Ja Ja Jaaaa. ¡Que loco que sos Oscar! ¡¡¿¿Quién dijo eso??!! Ah, fui yo mismo. Aaahhh jajajajajajajajajajaaaaaaa.
Mejor sigo analizando. Así ando. Analizando. ¡¡Uuuhhhh como estoy!!
Ay Dios, bueno, dadas las circunstancias, lo mejor que puedo hacer es construir un refugio para pasar la noche y por la mañana veo como sigo.
¡Si, eso! Voy a construir un refugio. ¡¡Re fu gio!! ¡¡Re fu gio!!
Rápidamente y mientras canto el arroz con leche (estas pastillas son fenomenales) me hago de una buena cantidad de ramas, unos troncos, pasto y musgos.
El pasto y el musgo es para colocar a manera de colchón y así aislar mi cuerpo del frío del suelo, con los troncos puedo armar una estructura simple en forma de triangulo y luego cubrirla con las ramas. Soy un genio.
Lo termino mas rápido de lo que esperaba. Estoy a full.
Por desgracia, con el apuro no me di cuenta y me olvidé de dejarle una entrada.
Me quedó re bien pero ahora no puedo entrar.
Intento mover algunas ramas para ver si logro hacer una abertura para meterme por ahí, pero hago demasiada fuerza y se me cae todo encima. Río. Lloro. Río otra vez. Salgo de debajo del montón de ramas. Grito. Salto. Me sacudo. Pataleo. Es que tenía una araña en el brazo. Lloro otra vez.
Vuelvo a intentar construir el refugio, pero ya estoy medio nervioso porque se me viene la noche. Encima hay arañas.
Esta vez me cuido de dejar una abertura. Sin embargo, ahora no me quedó tan bien como antes. Son tres palos cruzados con ramas y pasto encima. Bueno, algo es algo. Río a carcajadas. Me siento bien, pero de a ratos me angustio de nuevo. No sé por que. Tampoco me importa. O si. O mas o menos. No se. Creo que no estoy bien. Ahora si. Ahora no. Ahora si.
Casi no me queda luz.
Debería hacer fuego.
Mejor después. Necesito energía. Toda esta actividad me dio hambre y sed así que tomo un trago de fernet y me dispongo a comerme mi sánguche de salchichón. El salchichón se llama así porque parece una salchicha muy grande. Eso lo leí en un famosísimo blog escrito por una persona genial. Todos deberían visitar ese blog. Y mandarle plata al que lo escribe.
De repente, escucho un ruido entre las rocas.
Me sobresalto, grito y le arrojo lo primero que tengo a la mano.
Lástima que era el sánguche. Ahora me quedé sin comida.
O sea que además de hacer fuego, también debo conseguir comida.
¡Cierto! El fuego. Debo hacer fuego ¡¡Fue go!! ¡¡Fue go!!
Lo intento frotando dos maderitas secas durante media hora. No pasa nada. Mejor intento con dos piedras. Seguro que si las golpeo entre sí lo suficiente puedo lograr una chispa. Al primer intento me aplasto un dedo. Grito. Lloro. Aplaudo. Le grito a la piedra. Le pido perdón por gritarle. Tomo una pastilla para calmarme.
Mejor busco comida. Tengo hambre. Tomo otro trago de fernet para engañar al estómago.
Ya casi no hay luz. Busco mi linterna. Debo comer algo. Lo siento por los seres que me rodean pero esto es la predominancia del mas apto, y ahora el mas apto soy yo. Soy un salvaje. Estoy en la cima de la escala alimenticia. Soy un depredador. Estoy en modo supervivencia. Estoy preparado para comer cualquier cosa. Lo que sea.
Encuentro un grillo. Lo atrapo. Los insectos son proteína. Ahí nomás me lo meto en la boca y lo mastico.
Casi me muero del asco. Vomito. Lloro. Vomito otro poco. Voy a morir de hambre. Lloro vomitando.
Es hora de tomar otra pastilla. Cualquiera. O todas las que quedan. Es que tengo mucha hambre y ya se hizo de noche. Mejor trato de dormir.
Me meto en mi refugio con la linterna encendida. Ahí recién me doy cuenta de que me quedó medio chico porque me quedan las piernas afuera. Hace un poco de frío. Me acurruco mientras me canto el arro rró intentando conciliar el sueño.
La linterna se apaga. Se ve que no tenía mucha pila. No pego una.
La oscuridad ahora es …. mas oscura.
Por suerte hay una tenue luz de luna que tiñe todo de un pálido color grisáceo.
Hay ruidos raros y algo de viento. Empiezo a sentir palpitaciones. No se si llego a la mañana. Esto es horrible.
Encima me quedan solo dos pastillas. Y ni se de cuales son. No importa. Me las tomo igual con un generoso trago de fernet.
A los pocos minutos ya me siento bien. Bien mareado. Pero otra vez contento.
De repente la noche se vuelve día.
Un zumbido apenas perceptible precede a una brisa fuerte y, por los intersticios de las ramas de mi refugio, veo una intensa luz blanca que aparece y desaparece detrás de un pico cercano.
Salgo enseguida, pensando que es un helicóptero de rescate.
Pero no hay nada.
Solo silencio y contornos dibujados por el reflejo de la luna.
Me dispongo a volver a mi refugio cuando escucho un crujir de ramas a mis espaldas.
Se me corta la respiración. Me quedo inmóvil.
Me doy vuelta lentamente.
No puedo ver bien, pero alcanzo a distinguir a escasos metros de mi a una pequeña figura que se acerca.
Me quedo estático. Petrificado. Algo tambaleante y con la vista bastante nublada por los efectos del fernet y los medicamentos. ¡Medicamentos! Necesito urgente otra pastilla. Pero ya no tengo. Me tomo una piedrita buscando el efecto placebo. No resulta.
El pequeño ser se detiene como a dos metros de donde estoy.
“Saludos” dice con una voz algo metálica.
No lo puedo ver bien, pero es pequeño. Debe ser un niño, supongo. Es muy delgado, parece vestir como un enterito gris y, aparentemente, o es calvo o tiene puesta como una gorra de baño ya que su cabeza parece brillar. También parece estar usando anteojos negros (no sé por que si es de noche). Es medio raro el chico.
“Hola pibe” le respondo medio trabado quizás por el exceso de fernet “¿Qué hashhés por acá? ¿Te perdiste?”.
“Saludos” repite el flaquito.
“Bueno, si, si, hola, como te va. Che ¿tus papás essshtán porgh acá? ¿Shhabes como salir? Porque ssho quisiera volver a la ciudad viste?” le digo entre eructos.
En un instante y sin que pudiera darme cuenta, dos pequeños mas aparecen al lado del primero. Todos con su gorrita de baño y sus grandes anteojos negros.
“Ah, son musshhos. ¿Qué shon de un colegio? ¿Están de campamento? ¿Son boy scouts? ¿Por qué están con gorras de baño y anteojos? ¿O son antiparras? ¿Están en algún camping con pileta por acá? ¿Me llevan? Yo estoy medio perdido”.
Los flacuchos se miran entre ellos.
De repente me encuentro completamente solo, a medio camino de la cima del Uritorco y en un lugar al que llegué por un sendero que no pertenece al recorrido turístico.
O sea, y para decirlo de otra manera, estoy recontra perdido.
Encima está atardeciendo. El sol lentamente va desapareciendo en el horizonte. Empieza a refrescar, y ya comienzan a oírse todo tipo de ruidos provenientes de la naturaleza salvaje que me rodea.
Comienzo a sentir pánico. Intento calmarme. Soy un pro-fe-sio-nal. Estoy entrenado para situaciones como esta. No tengo de qué preocuparme. Respiro hondo. Cierro los ojos. Me relajo. Abro nuevamente los ojos. Todo se ve nublado, con extraños destellos de luz que distorsionan todas las imágenes. Debe ser que tengo los ojos llenos de lágrimas porque me largué a llorar.
Me siento en una piedra y, mientras hago pucheros y me seco los mocos con la manga, realizo un inventario de mis pertenencias para ver con que cuento para sobrevivir.
Por suerte no le dejé mi mochilita también al guía para que me la cuidara.
Bien, tengo los remedios (gracias a Dios), tengo un sánguche de salchichón para comer, tengo mi linterna, mi libreta de anotaciones, papel higiénico, y la otra botella de Fernet.
Bueno, supongo que podría ser peor.
Por lo menos tengo algo de comida.
Sé que no me queda mucho tiempo de luz, así que lo mejor va ser que diagrame una estrategia de supervivencia.
Lo primero que debería hacer es dejar de llorar, así que es hora de tomar un par de pastillas más para calmarme, y también alguna otra para darme energía ya que, aparentemente, la noche va a ser larga.
Por desgracia ya no tengo mas agua, así que no me queda mas remedio que pasarlas con un trago de Fernet.
No creo que me haga mal. Al fin y al cabo el guía me dijo que era una bebida natural hecha de hierbas.
Afortunadamente el medicamento hace efecto rápidamente (extrañamente, mucho mas rápido que de costumbre) y me vuelvo a sentir con energías y de un inesperado buen humor.
Ya no me queda mucha luz así que debo actuar rápido.
Las sombras comienzan a ganar espacio a mi alrededor, dando lugar a extrañas formas que parecen tener vida propia, moviéndose serpenteantes contra las rocas.
La verdad es que la imagen no es para nada tranquilizadora. Y menos si a eso se le suma que cada vez hay mas ruidos raros que parecen provenir de todas partes a mi alrededor.
De repente siento que todo comienza a temblar.
“¡Un terremoto! ¡Lo único que me faltaba!” fue lo primero que pensé, pero no tardé mucho en darme cuenta de que no era la tierra la que temblaba, sino yo.
Es que por un instante tomé consciencia de mi situación: estoy solo en medio de la nada.
Siento que se me baja la presión y pierdo el conocimiento. Las piernas me flaquean. Tengo que reaccionar rápidamente antes de que sea demasiado tarde. Es hora de tomar una decisión, así que decido tomarme otra pastilla más.
No puedo darme el lujo de colapsar ahora.
Me recupero. Ahora sí me siento bien. Se ve que tomar los medicamentos con esta bebida de hierbas revitalizantes hace que surtan efecto mucho mas rápido.
Enseguida me inunda una sensación de euforia. Doy un grito. Río a carcajadas. Corro en círculos. Luego en zigzag. Me caigo. Me levanto. Río.
Me calmo un poco. Me siento en posición de loto y comienzo a meditar mis próximos movimientos.
Decido que es hora de poner en acción todos mis conocimientos de supervivencia (De algo tienen que servir todos esos programas que vi en el Discovery Channel).
Veamos: lo primero que debo hacer es evaluar la posibilidad de retornar a la civilización por mis propios medios.
Negativo. No tengo ni la mas puta idea de donde estoy ni de cómo salir de acá. Ja Ja Ja. Que perdido que estoy. Ja Ja Ja.
Bueno, sigamos: sé que si uno sigue un río corriente abajo, tarde o temprano llega a algún punto habitado.
Lástima que acá no hay un río. Pero igual yo río. Ja Ja Ja. Así río. Ja Ja. Me siento tan bien que no me explico por qué. Tampoco me importa. Lástima que no tengo torta. Aahhh Ja Ja Ja Jaaaa. ¡Que loco que sos Oscar! ¡¡¿¿Quién dijo eso??!! Ah, fui yo mismo. Aaahhh jajajajajajajajajajaaaaaaa.
Mejor sigo analizando. Así ando. Analizando. ¡¡Uuuhhhh como estoy!!
Ay Dios, bueno, dadas las circunstancias, lo mejor que puedo hacer es construir un refugio para pasar la noche y por la mañana veo como sigo.
¡Si, eso! Voy a construir un refugio. ¡¡Re fu gio!! ¡¡Re fu gio!!
Rápidamente y mientras canto el arroz con leche (estas pastillas son fenomenales) me hago de una buena cantidad de ramas, unos troncos, pasto y musgos.
El pasto y el musgo es para colocar a manera de colchón y así aislar mi cuerpo del frío del suelo, con los troncos puedo armar una estructura simple en forma de triangulo y luego cubrirla con las ramas. Soy un genio.
Lo termino mas rápido de lo que esperaba. Estoy a full.
Por desgracia, con el apuro no me di cuenta y me olvidé de dejarle una entrada.
Me quedó re bien pero ahora no puedo entrar.
Intento mover algunas ramas para ver si logro hacer una abertura para meterme por ahí, pero hago demasiada fuerza y se me cae todo encima. Río. Lloro. Río otra vez. Salgo de debajo del montón de ramas. Grito. Salto. Me sacudo. Pataleo. Es que tenía una araña en el brazo. Lloro otra vez.
Vuelvo a intentar construir el refugio, pero ya estoy medio nervioso porque se me viene la noche. Encima hay arañas.
Esta vez me cuido de dejar una abertura. Sin embargo, ahora no me quedó tan bien como antes. Son tres palos cruzados con ramas y pasto encima. Bueno, algo es algo. Río a carcajadas. Me siento bien, pero de a ratos me angustio de nuevo. No sé por que. Tampoco me importa. O si. O mas o menos. No se. Creo que no estoy bien. Ahora si. Ahora no. Ahora si.
Casi no me queda luz.
Debería hacer fuego.
Mejor después. Necesito energía. Toda esta actividad me dio hambre y sed así que tomo un trago de fernet y me dispongo a comerme mi sánguche de salchichón. El salchichón se llama así porque parece una salchicha muy grande. Eso lo leí en un famosísimo blog escrito por una persona genial. Todos deberían visitar ese blog. Y mandarle plata al que lo escribe.
De repente, escucho un ruido entre las rocas.
Me sobresalto, grito y le arrojo lo primero que tengo a la mano.
Lástima que era el sánguche. Ahora me quedé sin comida.
O sea que además de hacer fuego, también debo conseguir comida.
¡Cierto! El fuego. Debo hacer fuego ¡¡Fue go!! ¡¡Fue go!!
Lo intento frotando dos maderitas secas durante media hora. No pasa nada. Mejor intento con dos piedras. Seguro que si las golpeo entre sí lo suficiente puedo lograr una chispa. Al primer intento me aplasto un dedo. Grito. Lloro. Aplaudo. Le grito a la piedra. Le pido perdón por gritarle. Tomo una pastilla para calmarme.
Mejor busco comida. Tengo hambre. Tomo otro trago de fernet para engañar al estómago.
Ya casi no hay luz. Busco mi linterna. Debo comer algo. Lo siento por los seres que me rodean pero esto es la predominancia del mas apto, y ahora el mas apto soy yo. Soy un salvaje. Estoy en la cima de la escala alimenticia. Soy un depredador. Estoy en modo supervivencia. Estoy preparado para comer cualquier cosa. Lo que sea.
Encuentro un grillo. Lo atrapo. Los insectos son proteína. Ahí nomás me lo meto en la boca y lo mastico.
Casi me muero del asco. Vomito. Lloro. Vomito otro poco. Voy a morir de hambre. Lloro vomitando.
Es hora de tomar otra pastilla. Cualquiera. O todas las que quedan. Es que tengo mucha hambre y ya se hizo de noche. Mejor trato de dormir.
Me meto en mi refugio con la linterna encendida. Ahí recién me doy cuenta de que me quedó medio chico porque me quedan las piernas afuera. Hace un poco de frío. Me acurruco mientras me canto el arro rró intentando conciliar el sueño.
La linterna se apaga. Se ve que no tenía mucha pila. No pego una.
La oscuridad ahora es …. mas oscura.
Por suerte hay una tenue luz de luna que tiñe todo de un pálido color grisáceo.
Hay ruidos raros y algo de viento. Empiezo a sentir palpitaciones. No se si llego a la mañana. Esto es horrible.
Encima me quedan solo dos pastillas. Y ni se de cuales son. No importa. Me las tomo igual con un generoso trago de fernet.
A los pocos minutos ya me siento bien. Bien mareado. Pero otra vez contento.
De repente la noche se vuelve día.
Un zumbido apenas perceptible precede a una brisa fuerte y, por los intersticios de las ramas de mi refugio, veo una intensa luz blanca que aparece y desaparece detrás de un pico cercano.
Salgo enseguida, pensando que es un helicóptero de rescate.
Pero no hay nada.
Solo silencio y contornos dibujados por el reflejo de la luna.
Me dispongo a volver a mi refugio cuando escucho un crujir de ramas a mis espaldas.
Se me corta la respiración. Me quedo inmóvil.
Me doy vuelta lentamente.
No puedo ver bien, pero alcanzo a distinguir a escasos metros de mi a una pequeña figura que se acerca.
Me quedo estático. Petrificado. Algo tambaleante y con la vista bastante nublada por los efectos del fernet y los medicamentos. ¡Medicamentos! Necesito urgente otra pastilla. Pero ya no tengo. Me tomo una piedrita buscando el efecto placebo. No resulta.
El pequeño ser se detiene como a dos metros de donde estoy.
“Saludos” dice con una voz algo metálica.
No lo puedo ver bien, pero es pequeño. Debe ser un niño, supongo. Es muy delgado, parece vestir como un enterito gris y, aparentemente, o es calvo o tiene puesta como una gorra de baño ya que su cabeza parece brillar. También parece estar usando anteojos negros (no sé por que si es de noche). Es medio raro el chico.
“Hola pibe” le respondo medio trabado quizás por el exceso de fernet “¿Qué hashhés por acá? ¿Te perdiste?”.
“Saludos” repite el flaquito.
“Bueno, si, si, hola, como te va. Che ¿tus papás essshtán porgh acá? ¿Shhabes como salir? Porque ssho quisiera volver a la ciudad viste?” le digo entre eructos.
En un instante y sin que pudiera darme cuenta, dos pequeños mas aparecen al lado del primero. Todos con su gorrita de baño y sus grandes anteojos negros.
“Ah, son musshhos. ¿Qué shon de un colegio? ¿Están de campamento? ¿Son boy scouts? ¿Por qué están con gorras de baño y anteojos? ¿O son antiparras? ¿Están en algún camping con pileta por acá? ¿Me llevan? Yo estoy medio perdido”.
Los flacuchos se miran entre ellos.
“Saludos” vuelve a decir el primero.
“Uuhh bue ¡¡Holaaaa!! Holaholaholahola ¿Todo bien chicos? Bueno, me alegro. Mató mil. ¿Y de donde son che? ¿Vamos yendo?” pregunto cargándome la mochila al hombro dispuesto a que me conduzcan hasta el camping.
El primero de los pibes (parece que es el único que habla, aunque para ser sincero jamás ví que moviera sus diminutos labios) me dice “Venimos desde muy lejos” y apunta su largo y delgadísimo dedo hacia arriba (se ve que no les dan de comer muy bien en el campamento porque la verdad que están muy muy flaquitos pobrecitos).
“¿Paraguay?” arriesgo.
“No” me responde “Lejos” y eleva aún mas su dedo apuntando hacia arriba.
“¿México?” vuelvo a intentar.
“¡No!” me dice con cierto fastidio mientras extiende su brazo hacia arriba sacudiendo el dedo.
“¿Estados Unidos? ¿Canadá? ¿El polo norte? Que se yo nene. No me podes decir y listo?” le retruco ya medio caliente porque me quiero ir.
“Venimos en paz” insiste el pequeño nadador.
“¡Ahhhh La Paz! ¡Son de Bolivia!” Hubieran empezado por ahí” digo eufórico.
Los tres seres se miran entre si, menean sus cabezas (bastante grandes por cierto. Pobres pibes, lo que los deben cargar en el colegio), se dan vuelta y comienzan a alejarse.
“No chicos esperen” grito intentando correr “Díganme donde están parando ¿Tienen teléfono ahí? ¿Me puedo quedar a pasar la noche?”.
Me tropiezo y caigo. Me levanto. Doy dos pasos y caigo de nuevo. Todo me da vueltas pero logro ponerme de pie.
Los pequeños nadadores bolivianos desaparecen tras los arbustos. Mala onda estos pibes. Cero solidaridad. No se que les enseñan en ese campamento.
Trato de seguirlos pero no puedo. Cada vez me siento mas mareado y encima no veo nada.
Segundos después, otra vez una intensa luz blanca y cegadora convierte la noche en día por unos instantes y con un zumbido desaparece repentinamente, dejando todo en el mas absoluto silencio.
No entiendo que pasó, pero mejor no arriesgarme por las dudas. Mañana veo.
Vuelvo al refugio y, finalmente, consigo dormir.
Me despierta la luz del día, lejanos ladridos de perros y voces extrañas que gritan mi nombre.
Como puedo, salgo medio arrastrándome y me pongo de pie. Me duele la cabeza.
Vuelvo a escuchar que alguien grita mi nombre. Definitivamente alguien me está buscando.
Quizás los pequeños nadadores bolivianos no hayan sido tan ortivas después de todo y me mandaron a alguien para conducirme a su camping. Que suerte. No puedo esperar a zambullirme en la pileta.
Grito para guiarlos hasta mi.
Pocos minutos después un grupo de hombres llegan hasta donde estoy al grito de “Lo encontramos”.
Todos me palmean la espalda y me preguntan si estoy bien.
Les respondo que si, pero cuando les pregunto si son los responsables del camping donde está acampando el grupo infantil de nadadores bolivianos, sus gestos cambian abruptamente y comienzan a murmurar no se que sobre que alguien está delirando.
“Somos del grupo de búsqueda que contrató tu mamá” me dice uno de ellos “Quedate tranquilo que ya pasó todo. Te vamos a llevar con tus padres”.
En eso, uno del grupo que estaba recorriendo los alrededores vuelve gritando medio exaltado “¡¡Vengan!! ¡¡Miren miren!!”.
Todos corren, casualmente hacia el mismo sitio por donde se fueron los pibes anoche. Yo también voy. Total.
Subimos una pequeña loma y tras ella, frente a nosotros, se despliega una enorme extensión de pastos quemados de forma perfectamente circular.
Todos se miran entre si en silencio y con gesto de asombro.
“Que barbaridad” digo yo “Mucho equipito de natación, mucho campamento, pero no les enseñan que acá no se puede hacer fuego. Encima se ve que se les descontroló, por la dimensión de la mancha. Que irresponsables. Yo creo que habría que ir a multarlos, o por lo menos dejar asentada una queja formal en la Embajada de Bolivia ¿No?”.
Ahora todos me miran a mi con el mismo gesto de asombro. Y un poco de lástima.
Un par de horas después ya estoy nuevamente en la civilización.
Mi mamu está re feliz por mi regreso.
Mi papá, en cambio, está medio enojado, creo que porque tuvo que suspender su estadía en el Spa y, además, pagar todo lo del grupo de recate y eso.
Además, creo que también le cayó medio mal eso de que me hayan robado todo el equipo.
Yo le dije que son gajes del oficio, pero él solo aprieta los dientes, se pasa la mano por la cara, y se va murmurando algo así como con bronca (algo que, curiosamente, siempre termina en “ludo” o “tudo”).
Por suerte, ya nos volvemos para casa.
Lástima que tenemos que volver en micro porque quedamos medio cortos de fondos.
Al final no conseguí nada de lo que vine a buscar, pero bueno, estas cosas son así.
Si no es hoy será mañana. Lo importante es no desanimarse y mantenerse firme en el camino.
Porque el mundo todavía guarda muchos misterios, y mi misión es estar allí para investigarlos.
Cuando me vuelvan a comprar todo el equipo, obvio…
“Uuhh bue ¡¡Holaaaa!! Holaholaholahola ¿Todo bien chicos? Bueno, me alegro. Mató mil. ¿Y de donde son che? ¿Vamos yendo?” pregunto cargándome la mochila al hombro dispuesto a que me conduzcan hasta el camping.
El primero de los pibes (parece que es el único que habla, aunque para ser sincero jamás ví que moviera sus diminutos labios) me dice “Venimos desde muy lejos” y apunta su largo y delgadísimo dedo hacia arriba (se ve que no les dan de comer muy bien en el campamento porque la verdad que están muy muy flaquitos pobrecitos).
“¿Paraguay?” arriesgo.
“No” me responde “Lejos” y eleva aún mas su dedo apuntando hacia arriba.
“¿México?” vuelvo a intentar.
“¡No!” me dice con cierto fastidio mientras extiende su brazo hacia arriba sacudiendo el dedo.
“¿Estados Unidos? ¿Canadá? ¿El polo norte? Que se yo nene. No me podes decir y listo?” le retruco ya medio caliente porque me quiero ir.
“Venimos en paz” insiste el pequeño nadador.
“¡Ahhhh La Paz! ¡Son de Bolivia!” Hubieran empezado por ahí” digo eufórico.
Los tres seres se miran entre si, menean sus cabezas (bastante grandes por cierto. Pobres pibes, lo que los deben cargar en el colegio), se dan vuelta y comienzan a alejarse.
“No chicos esperen” grito intentando correr “Díganme donde están parando ¿Tienen teléfono ahí? ¿Me puedo quedar a pasar la noche?”.
Me tropiezo y caigo. Me levanto. Doy dos pasos y caigo de nuevo. Todo me da vueltas pero logro ponerme de pie.
Los pequeños nadadores bolivianos desaparecen tras los arbustos. Mala onda estos pibes. Cero solidaridad. No se que les enseñan en ese campamento.
Trato de seguirlos pero no puedo. Cada vez me siento mas mareado y encima no veo nada.
Segundos después, otra vez una intensa luz blanca y cegadora convierte la noche en día por unos instantes y con un zumbido desaparece repentinamente, dejando todo en el mas absoluto silencio.
No entiendo que pasó, pero mejor no arriesgarme por las dudas. Mañana veo.
Vuelvo al refugio y, finalmente, consigo dormir.
Me despierta la luz del día, lejanos ladridos de perros y voces extrañas que gritan mi nombre.
Como puedo, salgo medio arrastrándome y me pongo de pie. Me duele la cabeza.
Vuelvo a escuchar que alguien grita mi nombre. Definitivamente alguien me está buscando.
Quizás los pequeños nadadores bolivianos no hayan sido tan ortivas después de todo y me mandaron a alguien para conducirme a su camping. Que suerte. No puedo esperar a zambullirme en la pileta.
Grito para guiarlos hasta mi.
Pocos minutos después un grupo de hombres llegan hasta donde estoy al grito de “Lo encontramos”.
Todos me palmean la espalda y me preguntan si estoy bien.
Les respondo que si, pero cuando les pregunto si son los responsables del camping donde está acampando el grupo infantil de nadadores bolivianos, sus gestos cambian abruptamente y comienzan a murmurar no se que sobre que alguien está delirando.
“Somos del grupo de búsqueda que contrató tu mamá” me dice uno de ellos “Quedate tranquilo que ya pasó todo. Te vamos a llevar con tus padres”.
En eso, uno del grupo que estaba recorriendo los alrededores vuelve gritando medio exaltado “¡¡Vengan!! ¡¡Miren miren!!”.
Todos corren, casualmente hacia el mismo sitio por donde se fueron los pibes anoche. Yo también voy. Total.
Subimos una pequeña loma y tras ella, frente a nosotros, se despliega una enorme extensión de pastos quemados de forma perfectamente circular.
Todos se miran entre si en silencio y con gesto de asombro.
“Que barbaridad” digo yo “Mucho equipito de natación, mucho campamento, pero no les enseñan que acá no se puede hacer fuego. Encima se ve que se les descontroló, por la dimensión de la mancha. Que irresponsables. Yo creo que habría que ir a multarlos, o por lo menos dejar asentada una queja formal en la Embajada de Bolivia ¿No?”.
Ahora todos me miran a mi con el mismo gesto de asombro. Y un poco de lástima.
Un par de horas después ya estoy nuevamente en la civilización.
Mi mamu está re feliz por mi regreso.
Mi papá, en cambio, está medio enojado, creo que porque tuvo que suspender su estadía en el Spa y, además, pagar todo lo del grupo de recate y eso.
Además, creo que también le cayó medio mal eso de que me hayan robado todo el equipo.
Yo le dije que son gajes del oficio, pero él solo aprieta los dientes, se pasa la mano por la cara, y se va murmurando algo así como con bronca (algo que, curiosamente, siempre termina en “ludo” o “tudo”).
Por suerte, ya nos volvemos para casa.
Lástima que tenemos que volver en micro porque quedamos medio cortos de fondos.
Al final no conseguí nada de lo que vine a buscar, pero bueno, estas cosas son así.
Si no es hoy será mañana. Lo importante es no desanimarse y mantenerse firme en el camino.
Porque el mundo todavía guarda muchos misterios, y mi misión es estar allí para investigarlos.
Cuando me vuelvan a comprar todo el equipo, obvio…
30 comentarios:
Farsante! esta idea era mia! Pero debo reconocer que ha sido brillantemente escrita.
Papá: No te metas, por favor. Esto es un asunto mío
"Pequeños nadadores bolivianos". Genial.
Eso pasa por darle al chupi! Nunca se esta lúcid en el momento que se necesita!!!
Y lo asusto la araña? No se puso a pensar que hay Yararás, De la cruz, y Corales (de esta no hay antídoto) habitando debajo de las rocas? Será que me las encontré todas yo? Haaaarmoso.
Anavril: Usted es una inconsciente o una perversa. ¿cómo le va a decir eso? ¿que quiere, que Lunaretti se nos muera de un infarto?
Che ,qué historia bárbara ,te pasó de verdad o lo soñaste ?Si llegás a ir nuevamente me llevás ? me gustaría conocer a los pequeños nadadores bolivianos..
Cariños
jajajajajaja... ay, Lunaretti... No me río de Ud., claro que no, es de alivio por saberlo sano y salvo. Bah, salvo.
¿No pensó en tener un compañero de misión? De esta forma disminuiría la cantidad de calamidades que le ocurren, creo yo.
Quizás debiera decidirse por una compañera. El apoyo de una señorita sería beneficioso para su salud, y podría dejar tanta pasti.
Ud. me entiende. ¿Me entiende, no?
(Renegado, clap clap clap)
Muy buen relato de lo acontecido. Me mató lo de "pequeños nadadores bolivianos", jajaja mortal.
Ahora bien, qué clase de pastillas tomo? ud siempre anda con psicofarmacos en su mochila? Y porqué no tenia coca cola para el fernet?
Me encantó leerlo.
Cariños
Fernando Lamas: ¿Ud. no estaba muerto?
Lorenzo Lamas: Esto nunca fue asunto tuyo pibe. Bue, pibe es una forma de decir.
Pablo: Gracias.
Anavril: ¿De que me habla? A mi me dijeron que allá no había serpientes. Me lo dijo el guía (antes de robarme todo).
Me parece que Ud. me está cachando.
Viejex: Eeehhh tampoco es que me agarra pánico por todo je je je. No me haga esa fama.
Julieta: Por supuesto que me pasó. Es mi trabajo.
Y no creo que vuelva por ahora (ando algo corto de fondos y sin equipo) pero cualquier cosita le aviso (jijijijiji una chica me dijo de salir uyyyyy jijijiji que nerrrvios).
Jazmín: Si, lo de tener una compañera lo podría considerar. Aunque no se si una mujer podrá soportar la tensión y las exigencias de una profesión peligrosa como esta. Tampoco quiero que se me compliquen las misiones (Uuyyyyy otra mas que me insinúa cosas jijijijiiiiii. Que no se entere mi mamu jijiji).
Anita: Son varios pero todos recetados.
Y no tenía gaseosa porque el guía me dijo que mejor invertir en dos botellas de fernet que desperdiciar plata en una gaseosa. Que era mas efectivo solo. No se. Eso dijo él.
NO me voy a quejar de q el post es muy largo, pero es mi naturaleza quejona, entonces: hay necesidad de escribir tanto?, respuesta: no, pero la descripcion del relato y todo lo jugoso del mismo, hace valer la pena de leerlo.
Es hora de ponernos a hacer una vaquita. No quiero desilusionarlo, pero su papá ya no va a comprarle otro equipo. Lo noto cansado, y los nadadores bolivianos no son una explicación suficiente.
Un saludo.
Lo de "nadadores" bolivianos me hace pensar en otra cosa, nada que ver con alienígenas.
Más bien en algo alargado, con cabeza prominente... oh, vaya coincidencia!!
No pensé que Fabio Zerpa pudiera tener TANTA razón.
(puedo colaborar con la iniciativa del Sr.Yoni, tengo una colchonetita para debajo de la bolsa de dormir)
Rio hasta llorar. Posta. No se si pegarle o felicitarlo. En vez de comprar otro equipo, invierta el dinero es mas pastillitas.
Si no había un río o una laguna por ahí, cómo era que esos bolivianos tenían pensado ir a nadar?
A no ser que....
Claro!
La marca en el pasto debe ser de cuando desarmaron la pelopincho.
Yo lo sé porque tenía una y en el lugar que la había puesto me dejo el cesped a la miseria....
No se preocupe por el equipo, si todos ponen plata en ese famosísimo blog escrito por una persona genial, se me hace que pronto volverá a contar con todos los bártulos necesarios para una nueva investigación.
Saludos, Lunaretti!
Lunaretti, usted no será el de la publicidad de celulares? Ése que hablaba con su mami y el papá hacía gestos mientras tanto. Hablo de ésta: http://www.youtube.com/watch?v=mbYcssbLWAw
Besos
Oiga Lorenzo, ud va a participar en el bailando por un sueño del cuervo cabezón? AH! y dicen q el Renegado tambien va a participar.
Hay q cuidar la imagen señores!!!
Si quiere yo le puedo vender a mitad de precio un equipo completo que le robé una vez a un incauto explorador en....
Bueno, si le interesa digameló.
Saludos cordiales.
Renegado: usted no tiene corazón, ¿como me viene a dar semejante noticia de esta manera? Estoy destrozado.
♥Anita♥: usted tampoco...acabo de enterarme de que mi padre (llanto)...mi papi (mas llanto, algunos mocos)...y me habla de cuervos (llanto desconsolado)
Anita: Si quiere puede pedir el libro de quejas en la administración.
Yoni Bigud: Si, mi papá quedó medio enojado, es cierto, pero mi mamu me dijo que me quede tranquilo que ella va a ver como lo convence.
Igual cualquier aporte será bien recibido.
Jazmín: El SR. Fabio Zerpa es mi ídolo. Ojalá algún día llegue a ser como él.
(¿"Colchonetita para debajo de la bolsa de dormir"? Y esta es la misma chica que me dijo lo de tener una compañera. Es una insinuación tras otra. Uyyy jijijiji).
Ex-Rubia: Ambas cosas son necesarias. Pero el equipo es mas importante. O no. A ver ... no, las pastillas. No, no... el equipo. No, mejor las pastillas ... o el equipo ... o las pastillas ... o un equipo de pastillas ... o ... o ... ay, no se. ¡Ahora no se! ¡¡¡NO SEEE!!! (llora).
Carugo: A mi también me pareció raro pero bueno, no conocía mucho el lugar.
Y se ve que la gente de ahí tampoco conoce mucho porque cada vez que preguntaba por el camping donde paraba el equipo de niños nadadores bolivianos me miraban con cara de desconcierto.
Y ojalá le manden plata al del blog, pero dudo que a mi me llegue algo.
El que escribe es re copado, pero sacarle un peso es mas difícil que recular en chancletas.
Lady Marian: No, no soy yo.
Elvis: No, si es usado no, gracias. Yo soy un pro-fe-sio-nal. Necesito artículos de primera. La precisión y la eficiencia en mi trabajo son escenciales.
Anita: Le informaron mal. Yo no bailo.
Considerando que tengo el Uritorco a escasos 3 km de mi casa y que lo veo cada día mientras cuelgo la ropa, es increible enterarse las cosas que pasan por ahi !!.
Como no me dijo que venía y lo guiábamos, no le hubiera pasado ni la mitad de las cosas que le pasaron!
Realmente morí de risa mal con su relato!!, no con Ud!.
EXCELENTE DE VERDAD !!
Marina, qué lindo vivir donde vivís!! Ojalá sea tan placentero para vivir, como es visitarlo.
Espero poder escalar un poco la próxima vez que vaya (quizás como acompañante de un ovnitólogo)
Por las dudas, antes de subir, me voy a comer un flor de asado. No vaya a ser cosa que baje como Patricia Sosa... vegetariana.
JAZMÍN (Permiso R ), SIP, para mi es un lugar maravilloso, yo amo vivir acá y ya no me pienso mover mas pa´ ningún lado.
Venite cuando quieras y charlamos, beso!.
Marina: ¡Peeeero, de haberlo sabido antes!
Igual ya que Ud. vive por ahí ¿no sabe donde queda el camping ese donde estaban los pequeños nadadores bolivianos? Porque al final nunca nadie me supo decir y yo me quedé con la duda.
Ejem ... Cof cof ... ¿Y al que escribe nadie lo piensa invitar a ningún lado?
Vaya, entonces no podremos hacer negocios, yo no tengo nada que esté sin usar...
Marina, teléfono.
(yo puedo colaborar prestando la colchonetita)
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