El señor F. "El Caruso Lombardi de la vida académica"
Apósito*: Loas a Bigud. "homenagio" descarado al mismo.
El burdo chupamedismo que el señor Bigud (el Gandul nº 1 desde la derecha, encargado ad hoc de asuntos legales e ilegales, nº 5 en la línea de sucesión, detrás de otro gandul, del encargado de limpieza, de la secretaria privada del Jefe, del Elemento Sorpresa y del dispenser de agua) le prodigó recientemente a Nuestro Amado Líder tuvieron sus frutos, y, en virtud de ellos, el nunca del todo bien ponderado señor Bigud ha sido galardronado con el "Gandul del Mes" de Julio de 2011 (O, como se conoce en el nuevo calendario del MIB, el mes 2 del año 45 de la Era Bugmaniana.
Bigud, hombre recto e intachable, obtuvo la mención en reconocimiento a "su notorio compromiso con la obsecuencia más elevada, su devoción hacia Mi persona rayana a la zalamería, el Salame picado fino que me compró en Tandil camino de vuelta de ver un partido de Football en Bahía Blanca y su compromiso con la burocratización de los demás gandules" (Decreto XII/45 del Amado Líder).
Aplausos, aplausos.
Se preguntarán por qué estoy escribiendo esto. A decir verdad, yo también.
Ocurre que, temeroso de que este reconocimiento al señor Yoni pudiera causar resentimiento y agitación en el resto de los gandules (¡qué bien nos conoce!) el Líder decidió otorgarnos a los demás ciertos títulos y privilegios, para "calmar a la chusma", y "a ver si se civilizan de una vez, hatajo de pelafustanes". Así, yo, por ejemplo, pasé a ser el señor Señor F, Gandul nº 1 desde la izquierda. Subsecretario de comunicaciones internas, Ayuda de cámara (digital), nº 8 en la línea de sucesión (detrás de los demás gandules, menos Briks, del encargado de limpieza, de la secretaria privada del Jefe, del Elemento Sorpresa y del dispenser de agua). Y dentro de mis nuevas responsabilidades, se encuentra comunicar todo aquello que al amado líder le parezca demasiado poco importante como para no merecer ser twitteado. Así que, eso.
Sí, estoy muy feliz. Muy honrado, sobre todo. Nunca soñé con ser el vocero del Amado Líder. Y eso que tuve cada pesadilla que ni les cuento.
En fin. A lo nuestro.
En virtud a ser el Gandul del Mes, Yoni, el queridísimo y reputado Yoni, obtuvo ciertos derechos. Sólo por este mes. El mes que viene se viene la revancha, oh sí, mái preshhoss.., volveremos, volveremos, volveremo volveré...
- Una vez por semana, a él no le tocan más de dos latigazos en la Ronda de Gandules.
- Podrá sintonizar todos los partidos de la primera división en la radio FM, siempre que lo haga con audífonos, con el volumen bajito y sin gritar ni por los goles propios ni por los ajenos.
- Podrá sentarse en un almohadón mullido, en tanto y en cuanto éste sea proveído por el propio gandul, y esté equipado con un whoopee cushion.
- Una vez al mes, podrá delegar la redacción de su artículo en otro gandul, siempre que este esté por debajo de él en la línea sucesoria.
Y, según me explicaron, el hecho de que Briks haya saltado en una pata gritando "canto no hacerlo" apenas se enteró puede ser considerado una reserva válida, así que soy, literalmente, el último orejón del tarro.
Asi que me toca a mí. Veremos cómo sale.
Schadenfreude.
Apócope*: Fútbol, sensatez y sentimiento.
Schadenfreude. Hermosa palabra. Se dice "tshádenfrroid", y es el vocablo alemán (¿qué otro pueblo puede inventar una palabra tan magnífica?) para describir el sentimiento de alegría causado por el sufrimiento ajeno.
Algún purista, alguno de esos exquisitos, me va a decir que una de las acepciones de la palabra "regodeo" tiene el mismo significado, pero yo me quedo con Schadenfreude. Más fuerte, más directa, menos confusa. Es una palabra-fuerza.
No sólo es un buen concepto. Es uno de los pilares fundamentales de nuestra sociedad. Lo que nos separa de los primates. Lo que lleva al deseo constante del éxito.
Y por supuesto, esa sinfonía del sentimiento no podía estar ausente en la más abyecta y denodada expresión de la humanidad de los argentinos: el fútbol.
O, si se prefiere, el football.
Balompié no, eso es de gallegos.
A lo que vamos.
Seguramente entre mis respetables lectores (y entre los no respetables también) habrá varios, tal vez una mayoría, que sientan inclinación por dicho deporte, e incluso hayan adoptado un fanatismo particular por algún club, argentino o del exterior. A ellos está dedicado este artículo.
Me dirán que soy un amargo, que no entiendo nada. Que irse hasta Bahía Blanca para hacerle el aguante a tu equipo cuando juega contra Olimpo no lo hacés por regodeo, sino tal vez por un poco de masoquismo. Que por encima de toda la mezquindad, uno quiere ver ganar al propio equipo, y que Riquelme sea feliz.
¡PATRAÑAS! ¡MENTIRAS! ¡EXCUSAS, de pequeños corazones que se niegan a abrazar la verdadera naturaleza humana, a aceptar esa miserabilidad que emana desde nuestras tripas!
Usted quiere ganar, pero sólo para que el otro pierda.
Que quede claro de una vez: El fútbol está hecho para disfrutar de la desgracia ajena. No importa que el propio equipo haya hecho una campaña mediocre, que no gane, que el uno de los ídolos del equipo se retire y el otro sea tan amargo que Pepsico tiene que pagarle para que sonría, o que el club esté en quiebra y dominado por las barrabravas. Eso son detalles. Porque en el fútbol, ganar no es fundamental. Sólo importa que el otro pierda. O empate. O le vaya mal.
Usted como buen hincha alentará a los jugadores, arrasará barrios enteros cuando pierda, pero en el fondo la pelea es otra. No busca hinchar porque el plantel o la dirigencia sean de excelencia. Mientras que pierda el club de la contra, importa poco y nada que el presidente sea más rico que el pan casero y los jugadores sean once muertos.
Los malos momentos propios, sean culpa del equipo o de Don Julio, son una circunstancia, mientras que los del otro sean peores.
Y si nada de esto es cierto, ¿por qué sigue habiendo hinchas de San Lorenzo?
Tengan ustedes muy buenas noches.
*El señor Renegado sabrá perdonar este homenaje a sus "sincópisis" y "Siconspins"