Mensajes de Luz

Columna de enseñanzas espirituales para la Nueva Era.

Escribe el Maestro Amor Sol - Gurú espiritual, mensajero de paz, facilitador kármico, instructor de Yoga, y un verdadero hijo de una gran Luz.

(En el centro de un salón apenas iluminado por un par de lámparas de pie de dudoso gusto, y un poco también por la luz que se filtra por las partes mas gastadas de los cortinados de las ventanas, y en el que se percibe el penetrante aroma proveniente de varios sahumerios de incienso y limón dispuestos sobre una mesita ratona en la que, además, hay una foto enmarcada del Maestro, se ve una especie de sillón, bastante grande y alto, todo adornado con flores artificiales y tocados de cotillón medio berretas.

De repente suena un gong.Un par de discípulos que se encuentran sentados en posición de loto a un lado de la sala comienzan a recitar el mantra “Ohm” mientras otro hace sonar, con bastante poca habilidad, un cuenco tibetano. Como arrancaron fuera de tiempo, en realidad, en conjunto, el sonido es bastante molesto.De un costado, caminando muy lenta y ceremoniosamente, con la cabeza inclinada y las manos juntas frente a su pecho, hace su entrada el Maestro.Viste una túnica de un color algo indescifrable, como de un naranja medio descolorido, ojotas, un largo collar de cuentas de madera y otro colgante muy grande, que parece ser una insignia de Mercedes Benz, como esas que usan los raperos.Se sienta en el sillón, y permanece en silencio unos segundos.Luego levanta la cabeza, abre la boca como amagando a hablar, pero no dice nada y vuelve a la posición inicial.Luego de unos minutos mas de silencio meditativo, vuelve a mirar al frente con una sonrisa de paz y abre sus brazos como dando la bienvenida).

¡Bendiciones hermanos y hermanas hijos de una gran Luz!

El regocijo me desborda en la eternidad de mi espíritu al reencontraros aquí, en este momento de búsqueda infinita y eterna de la sabiduría de la inconstrimpisalitud del Gran Sendero de Luz que merced a los indescifrables devenires del Universo, nos vuelve a unir en este sagrado encuentro. Y como en cada encuentro, mi regocijo es vuestro regocijo, y mi dicha ha de ser vuestra dicha, y mi alegría será vuestra alegría, y Mi soy Vosotros, porque en la infinitud de la Eterna Luz, Todo es Uno, y en la energía que todo lo toca y todo lo crea, y de la que el Todo proviene, como sabeís, Yo y Tu semos lo mismo.
Por ello, queridos hermanos y hermanas hijos de remil luces, es en esta unidad indivisible que mi felicitud os la ofrezco, y mi recogimiento, y mi amor interminable. Y se os las ofrezco, aquí y ahora, de manera incondicional, sin pedir ni pretender nada a cambio, porque han de saber, grandísimos hijos de Luz, que el verdadero amor es así, inconmensurable y gratuito. Y yo así os ofrezco y así os doy. Y así nada espero. Nada. Nada de nada. Si, aunque cueste creerlo, a ustedes, porque aún se encuentran dominados por los bajos, miserables y pusilánimes deseos de sus patéticos egos que siempre están pidiendo algo. Siempre desando algo. Siempre esperando el vuelto. Y no conciben la incondicionalitud del amor. No la pueden entender. No les entra en la cabeza. La verdad son medio unas porquerías. Debería darles vergüencita. Pero yo los amo. Así y todo, chotos como son. Porque mi amor de Luz ha trascendido los planos infinitacionales de la dualidad. Del Yo y el Otro. Del este y de aquel. Y abarca en la gloriosa Luz de su lumninosidad, todo aquello que simplemente Es. Y por ello, os ofrezco ahora y siempre esa Luz de amorositud. Simplemente porque me gratifico en el dar. Yo amo dar. Yo doy. A todos aquellos que se acercan a Mi, Yo os daré mi amor de Luz. Sin distinciones. Sin miramientos. Yo le doy a lo que venga. Porque mi amor de Luz infinita todo lo abarca.
Y, reitero, por si no quedó claro, no por nada en especial sino porque es un punto importantísimo de la enseñanza, y no se, como que veo que no lo están comprendiendo del todo, que la verdadera sabiduría iluminada que marca el real camino por el divino sendero de Luz, es dar sin esperar retribución alguna. Así como yo, que aquí vengo a impartirles mis enseñanzas y a brindarles todo mi amor de Luz infinita, y no les pido nada a cambio... (Hace una pausa)… Aunque no esté pasando por un buen momento de Luz… y esté algo apretado por unas deudas… y ande medio corto de fondos… (Suspira)… y no tenga ni para los remedios de mi abuelita que está muy muy muy enfermita… (Hace como que se seca una lágrima)… Así y todo yo no pido nada para mi, sino que ofrezco. Y doy. Porque vivo en el amor y en la Luz, y eso me mantiene en la felicitez perpetua, ajeno a la necesidad de los bienes materiales.

(Inclina la cabeza y hace un momento de silencio. Suspira fuerte, medio mandándose la parte, mientras mira medio de reojo a ver si alguien se conmueve.)

Si, amadísimos hermanos y hermanas reverendos hijos de Luz, porque así es el iluminado camino de la Luz y la pureza del espíritu álmico que nos anima, que se enaltece en la generosidad, y en el eterno brindar. Y así su existencia se santifica en la belleza del perpetuo ofrecimiento de la Luz que todo lo impregna. Por ello, amados hijos de una gran Luz, para que no quede ni una sombra de duda, Yo no pido na-da. Porque vivo en la Luz. Y poder brindarles mi enseñanza y transmitirles esa Luz, es mi gran y única recompensa.

(Vuelve a mirar de reojo. Resolpa un poco).

Por supuesto que, no se, si de casualidaaaad en este bendito momento de regocijo iluminado, su alma de Luz hace brillar en vuestro interior la sublime intención y/o necesidad de desprenderse de alguna de sus insignificantes posesiones materiales, u objetos de valor, o mismo de su dinero, o de cualquiera de esas cosas bajas y negativas que solo sirven para envilecer vuestros egos y alejarlos del divino y elevado camino de la Gran Luz, y sienten la irrefrenable y superior necesidad de ofrecérselas al Universo para que la infinita sabiduría invisible y prefecta de la energía de Luz que nos rodea disponga de ellos, pueden hacerlo con absoluta libertad.

Porque la libertad y el libre albedrío, mis amados hijos de una gran Luz, son virtudes inalienables de vuestros espíritus infinitos, y han de ser manifestados en el amor y el desprendimiento, allí donde los signos de la voluntad universal os señale.

No se, aquí y ahora, por ejemplo.

No es para Mi. Es para el Universo.

Y justamente, de pura casualidad, ni idea de cómo llegaron ahí, debe ser uno de esos casos de sincronicidad con los que el Universo nos habla, allí distribuidas por el Templo pueden encontrar algunas urnas y canastos donde pueden depositar vuestras ofrendas.

Es a voluntad. Sin compromiso. Solo si vuestra alma de Luz os impulsa a hacerlo. Sino no importa. Nadie os juzgará. Porque en este sagrado momento de Luz no hay juicios ni obligaciones. Solo Luz. Y amor.

O sea, capaz que quedan medio mal, como medio egoístas, pero bueno, ustedes sabréis.

Y no es por nada en especial, pero no está de mas remarcarlo por las dudas, siempre han de recordar, mis atesorados hermanos y hermanas, que la Ley del Universo en su inabarcable perfección, es… perfecta, y merced a esa perfección, en un ciclo infinito que no tiene ni principio ni fin, a toda causa sigue un efecto, y a toda acción una reacción, y todo Ying lleva implícito un Yang, y el Todo se vuelve Uno, y en esa infinitud de equilibrio impoluto, quien da, a su vez está recibiendo, solo para volver a dar, y recibir, y dar y recibir, y así sumergirse en un infalible círculo de generosidad y amor imperturbable y encompinostrimpable.

Por ello, aquí os digo: ¡Bendiciones para aquellos que den! Al Universo, claro. Porque ellos recibirán, en algún momento, la justa retribución de la Luz Iluminada en la dicha infinitosa de la existencia de aquellos que se ha liberado finalmente de las cadenas de lo material y han decidido vivir en la etérea iluminositud del Sendero de los verdaderos Hijos de Luz.

Y a aquellos que no den, no os hagaís problemas, porque igualmente mi inmenso amor de Luz es para vosotros. Y se os los ofrezco aquí y ahora. Sin condiciones. Porque Yo os amo. Aunque sean unos amarretes miserables.

Claro que estas palabras que os pronuncio solo hablan por Mi, queridos hermanos hijos de una grandísima Luz, que vivo en la incondicionalitud del amor. Ahora, por el Universo no puedo responder, y ojo porque vieron que a veces es como medio rencoroso y vengativo y, que se yo, por ahí se le chifla el moño y les saca la carta del karma para hacerles pagar las consecuencias de sus actos presentes en vuestra próxima encarnación. Porque todo suma ¿viste? Por ejemplo, hoy no das, te hacés el sota y te aferrás a tus bienes, re materialista, mañana de morís, y después ¡PUMBA! reencarnás en un gusano o algo así feo y peludo y recién entonces ahí te arrepentís y decís “¡Uh! ¡La pucha! Tendría que haber dado”. Pero, ahí ya es tarde. Ahora sos un gusano. Un horrible y apestoso gusano. Y ahí te quiero ver eh. Eeehhhh ejejejeje. ¿Y ahora? ¿Eh? Que macana eh. Vivir como un gusanito. Mmmmmmmm… Feo, feo…

Pero, bueno, mis preciosos hermanos y hermanas hijos de un camión con acoplado cargado de Luces, eso también forma parte de la maravillosa perfección de la existencia, y como todo en la vida, cada acto y cada elección conlleva una enseñanza oculta cuyo sentido brillará en la Luz del momento indicado. Una enseñanza que busca encaminarnos, bueno… a ustedes, que obviamente todavía están en cualquiera, en la senda de la Divina Iluminación y el amor supremo. El Amor que todo lo da. El amor que vibra con la mas alta y sublime energía. El amor de Luz. El amor que os hará libres de vuestras ataduras mentales y, por sobre todo, materiales.

Y es vuestra elección la de transitar o no ese camino. Yo simplemente puedo enseñarles la puerta pero vosotros debeís atravesarla. Free your mind Neo.

Porque el sagrado camino de la iluminación ha de conducirlos en el amor incalculable y la dicha suprema, en el tiempo sin tiempo de la eternidad y la felicitud del Ser, y así habreís de comp… (Se detiene de golpe. Afuera se escucha como un lejano ruido de sirenas. El Maestro hace un gesto a uno de sus discípulos como para que vaya a ver que pasa y se queda esperando en silencio, muy espectante.

Minutos después vuelve el discípulo caminando ligero y le comunica algo al oído al Maestro que parece perder de inmediato la paz que lo caracteriza y empieza a hablar como un poco apurado).

Bueno, amados hermanos y hermanas hijos de una gran Luz, el tiempo sagrado de nuestro encuentro ha concluido, aunque nada concluye ni comienza, y el tiempo es eterno y el Todo y la nada son los mismo y uno y el Universo y el amor de Luz que no conecta con la incoprinsilitud de la belleza del sendero sagrado del camino de la paz yelregocijoqeunosuneybuenonosvemosenla
proximamipazosdejomipazosdoynoolvidenquehayquedarydarydarysisepuedenapuraruntoque mejor.Losamoymuchasbendicionesdeluzparatodosqueridosyamadisimoshermanoshijos deremillucesyquelaLuzlosacompañe.

(El Maestro se retira con las manos juntas frente a su pecho, la cabeza inclinada y caminando con pasitos cortitos y muy rapitditos.Los discípulos salen detrás de él, caminando igual, pero dos segundos después vuelven corriendo, recogen todas las urnas y los canastos y se vuelven a ir a gran velocidad).